El Templete del Recinto Ferial es uno de los rincones más especiales de Albacete. Una construcción emblemática de la ciudad, que se ha convertido en todo un símbolo y que acoge con los brazos abiertos a miles de albaceteños y visitantes durante diez días.
Situado en el centro de ‘La Sartén’, el Templete es un rincón especialmente representativo de Albacete, que llama la atención por su elegancia y su particular estilo. A su alrededor, los Miguelitos de La Roda van y vienen, junto a otros productos típicos de la gastronomía albaceteña, que se hace patente hasta en los paladares más exquisitos. Y es que sin duda, una de las paradas de obligado cumplimiento en la Feria de Albacete es pasar por el Templete para disfrutar del ambiente, la gastronomía y los sabores manchegos.
Esta estructura del arquitecto Daniel Rubio fue su carta de presentación en la ciudad de Albacete como arquitecto municipal en la primera década del siglo XX. De la mano de Amelia González, guía de Turismo de Albacete y miembro de la asociación regional de Guías Oficiales de Turismo (APIT CLM), nos adentramos en uno de los lugares más emblemáticos de Albacete y uno de los símbolos icónicos de su Feria.
El corazón de la Feria de Albacete
En el corazón del Recinto Ferial, también conocido popularmente en la ciudad como ‘La Sartén’, se sitúa el Templete. Como una sortija en una caja, este quiosco probablemente sea una de las grandes joyas de este recinto, protegido por los Redondeles como si de una fortaleza se tratase. Este lugar alberga la vida de los albaceteños y visitantes, especialmente del 7 al 17 de septiembre, cuando la ciudad vive los diez días más intensos y especiales del año.
Daniel Rubio, natural de Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real), fue el artífice de esta obra, que un siglo más tarde continúa siendo todo un símbolo en la ciudad. De hecho, este proyecto fue como “su carta de presentación en Albacete”, explica Amelia González, ya que Rubio fue “arquitecto municipal entre 1910 y 1912, cuando presentó el proyecto del quiosco para el Recinto Ferial”, señala la guía turística.
Un quiosco de madera
Previamente a la construcción que conocemos a día de hoy, “había otro Templete de madera, que estaba en mal estado”, manifiesta Amelia González, que explica que “antes del siglo XX, el entonces arquitecto municipal, Juan Antonio Peyronet, presentó varios proyectos, pero todos fueron tumbados por la Corporación Municipal”. El siguiente arquitecto en ocupar el cargo, fue Martínez Villena, aunque “no presentó ninguna idea, puesto que en ese momento la ciudad estaba inmersa en el plan urbanístico del alcantarillado y temas relacionados con el abastecimiento de agua”, indica, y argumenta que fruto de esa urgencia, “este proyecto quedó relegado a segundo o tercer plano”.
“En 1912, llegó Daniel Rubio y fue el momento de retomar la idea de construir un nuevo Templete”, indica la guía turística, que apunta que este arquitecto “presentó un dibujo sencillo porque realmente lo que quería destacar es el lugar donde se sitúa el quiosco”. Un espacio muy especial para los albaceteños, en pleno corazón del Recinto Ferial, ya que, debido a su estructura, este quiosco sería el punto más céntrico de la Feria de Albacete. Un espacio que “no necesita más adornos”, como puntualiza la guía, que argumenta que “lo que necesitaban era una construcción que fuese un hito y un emblema. Y Daniel Rubio lo consiguió”.
Ocho columnas y una estructura modernista
En cuanto a la estructura del Templete, el arquitecto ideó “una planta inferior como zona de café y una segunda planta para una banda de música”, manifiesta González, que pone en valor su “forma octogonal, reforzada por ocho columnas que nacen desde abajo y se encauzan hacia la primera planta para terminar en cerramiento”. Para culminar la estructura, “una cúpula redondeada que pone el broche de oro al conjunto”, explica a El Digital de Albacete.
Uno de los retos a los que se enfrentó el arquitecto fue el acceso a la planta de arriba, ya que su intención era que las escaleras “no quitasen espacio”, como señala la guía de Albacete, que explica que por este motivo, se hizo “una escalera de caracol apoyada en una novena columna, que llama la atención frente a la estructura octogonal”.
Café y música en el corazón de la Feria de Albacete
Con este diseño, el arquitecto municipal de Albacete cumplió con sus objetivos. Por una parte, el de construir un nuevo quiosco, y por otra, el de “crear un emblema de la ciudad”, como señala Amelia González. Algo que consiguió “destacando el lugar e impresionando con la estructura”, indica, y apunta que “esto lo consigue con el hierro, que lo hace más liviano”. Un material muy trabajado, ya que el Templete cuenta con numerosos detalles con “diseños florales intrincados y pequeñas piezas triangulares, que sujetan la columnas y la parte de fuera estructurada a modo de voladizo”, explica, y manifiesta que “ese trabajo de forja le da esa elegancia que lo caracteriza y hace que no se vea pesado”. Además, subraya que “el modernismo influye también a la hora de la decoración con los mosaicos de cerámica que brillan con la luz del sol y que marcan todavía más esa espectacularidad del Templete”.
En cuanto a la cúpula, esta “tiene forma esfera, a la vez que peraltada, como si estuviese abombada hacia arriba”, señala Amelia Gónzalez, que añade que “se cubre con una técnica que se llama ‘trecandís’, que son fragmentos irregulares que dibujan zonas curvas y se adaptan mucho mejor”. Como curiosidad, destaca la barandilla del piso superior que “recuerda a un pentagrama, y tiene todo el sentido, porque no nos podemos olvidar de que esta planta estaba destinada a un banda de música”, apunta, y subraya que “en el proyecto original también se pueden observar unas claves de sol que en la actualidad no están y cuenta con detalles como unas guirnaldas o pequeños diseños como notas musicales”.
El emblema de la Feria de Albacete
Además de la estructura como tal de la construcción, Amelia González destaca que “el emblema no es solo el quiosco en sí, sino la balaustrada de piedra que concentra el lugar y delimita el espacio para poder rodearlo”. Una limitación que destaca este espacio como “el más sagrado y emblemático”, explica la guía.
En definitiva, esta construcción fue “la carta de presentación de Daniel Rubio como arquitecto municipal de Albacete, y desde luego, pasó el examen con nota”, explica la guía, que añade que “toda la ciudad tiene el Templete en su radar”. Además de esta construcción, Daniel Rubio también fue el ejecutor de otras edificaciones destacadas en la ciudad como “el sanatorio de Arturo Cortés, la Casa del Hortelano o el Gran Hotel, además de otras que desgraciadamente no han llegado a nosotros”, manifiesta.
Sin duda, Daniel Rubio hizo realidad un proyecto que se ha convertido en todo un emblema de la ciudad y que realza uno de los espacios más especiales para los albaceteños, en pleno corazón del Recinto Ferial, donde miles de vecinos de Albacete guardan los recuerdos más bonitos y especiales del mes de septiembre.
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