La Plaza Gabriel Lodares de Albacete esconde muchos tesoros arquitectónicos ocultos. Una de los grandes puntos de encuentro de la capital albaceteña conocido popularmente como ‘la Punta del Parque’, fue hace siglos llamada Plaza de Canalejas, haciendo referencia al antiguo nombre del Parque Abelardo Sánchez, que un día se llamó Parque de Canalejas.
Un eje en Albacete que se convirtió en uno de los entornos predilectos por los albaceteños para construir sus hogares. Desde entonces, ha cambiado mucho esta icónica plaza de la ciudad, que ha ido viendo cómo se derribaban algunos edificios y otros se erguían en sustitución de los mismos. Una serie de cambios que deja una estampa de la plaza casi irreconocible, si la comparamos con otras épocas.
En esta peculiar plaza actualmente quedan algunos edificios a modo de resquicio de lo que un día albergó la Plaza Gabriel Lodares. Especialmente, destacan cuatro edificios rodeando el espacio, que cuentan con diferentes estilos que dejan entrever cómo ha ido cambiado el aspecto de Albacete con los años. Como curiosidad, en esta plaza estuvo coronada durante un tiempo con la ‘Fuente de las Ranas’, situada actualmente en el Parque Lineal.
De esta manera, desde el Digital de Albacete y de la mano Amelia González, guía turística oficial, presidenta de la Asociación Provincial de Guías e Informadores Turísticos de Albacete (AGITUR) recorreremos esta plaza analizando todos estos edificios arquitectónicamente, para poner sobre la mesa esos detalles e historias que esconden.
El edificio de la Subdelegación de Defensa
Uno de los emblemáticos edificios que destacan en la Plaza Gabriel Lodares de la capital albaceteña se encuentra en el final de la Avenida de España, a pocos metros del comienzo de la calle Tesifonte Gallego. Un edificio que actualmente alberga la Subdelegación de Defensa, aunque en sus inicios estuvo destinado a un sanatorio.
Este proyecto médico se decidió por este emplazamiento ya que “se pensaba que el lugar donde se iba a situar era beneficioso para las terapias de los enfermos que allí fueran”, tal y como explica la guía turística Amelia González a El Digital de Albacete.
El proyecto data de 1920, obra del arquitecto Daniel Rubio, quien ostentó el cargo de arquitecto municipal hasta justo un año antes. “En 1920 se acomete el proyecto de uno de los dos edificios que mejor se conservan actualmente, que en principio era un chalet destinado a sanatorio”, explica la guía y recuerda que hoy en día este alberga la sede de la Sudelegación de Defensa en Albacete.
Una peculiaridad de este edificio es que su estructura hace un pequeño homenaje al Parque Abelardo Sánchez, ya que presenta una configuración similar a la de esta zona verde de Albacete que “tiene forma de lágrima invertida o gota de agua”, destaca la especialista. Además comparte que “la forma de este edificio es casi como un triángulo, aunque una de las puntas del mismo es redondeada para ajustarse a la forma de la plaza”, y conseguir así una armonía para que este espacio siguiese su propio estilo.
Muchas veces nos preguntamos como serían estos edificios antiguamente, sobre todo, aquellos que no hemos tenido la oportunidad de ver cambiar década tras década esta plaza. En este caso, gracias al buen estado que se encuentra el edificio, se puede decir que “está casi igual, la punta del inmueble sería la zona de la entrada y la parte trasera más amplia”, señala Amelia González. En cuanto al plano original, “está totalmente cerrado, sin acceso desde la calle y en ese mismo lugar también tenía una zona de garaje entrando por la zona de lo que ahora es la Plaza de San José de Calasanz”, puntualiza la experta, que añade que “la disposición del edificio al no ser una casa particular, se va haciendo de otra forma porque en este caso, al ser un sanatorio, tienen que tener en cuenta las necesidades de este tipo de inmueble”.
La gran torreta del edificio, probablemente sea lo que más llama la atención a los peatones ya que “tiene unos pequeños detalles como de cerámica en el ala superior, de piezas de mosaico que conforman dibujos”. La experta explica que además existe otra particularidad en la fachada, ya que “es completamente diferente de un lado hacia el otro”.
Sobre la distribución, Amelia González detalla que “desde la portada principal hacia la derecha hay una planta baja uniforme y una balconada más cerrada, más compacta, en un color más oscuro que la hace destacar”. Puntualiza que también podemos contemplar “una ventana balcón. Esto se puede observar en el jardín que tiene un muro no muy alto, que no llega a la primera planta con una reja y otra puerta para facilitar el acceso al edificio”.
Un proyecto que, como muchos otros, cambió del plano a la realidad. “En un primer momento, Daniel Rubio hace este edificio en el que proyecto original iba a ser bastante diferente, de lo que al final se llegó a construir”, tal y como expone la guía turística Amelia González, que añade que estamos ante “uno de los edificios más bonitos y mejor conservados de la ciudad”.
‘La casa de Juan Antonio Cillero’
Justo al lado del edificio de la Subdelegación de Defensa, encontramos otra de las joyas de la Plaza Gabriel Lodares de Albacete, que a día de hoy es la sede de un banco. Se trata de una obra arquitectónica de Ramón Casas Massó, que data de 1920. Conocida como ‘la casa de Juan Antonio Cillero’, este proyecto “iba a tener el frontal cóncavo, adaptado también a la forma circular de la plaza”, tal y como aclara Amelia González.
De su fachada, destaca su alisado ya que “solamente conserva la fachada y los balcones”, como puntualiza la experta, que manifiesta que este edificio “no tiene el almohadillado que estaba en el proyecto original”. A pesar de esta pérdida, Amelia destaca “los detalles de las molduras y las ménsulas donde se apoyan los balcones”. Este proyecto fue uno de los últimos del arquitecto provincial de Albacete, que murió poco después.
El edificio de Don Canciano López
Continuando con el recorrido por antigua Plaza de Canalejas, destacaba otro edificio, aunque finalmente fue derribado en sustitución por un bloque de viviendas. Antiguamente, los edificios ubicados en esta plaza contaban generalmente con dos alturas y un local abajo, aunque con el paso del tiempo, han ido adaptándose a las necesidades de la ciudad y construyendo más alturas.
Este edificio “cerraba la plaza por lo que sería el cuadrante noroeste”, tal y como explica la guía turística Amelia González. El edificio de Don Canciano López, “era bastante llamativo, en forma de triángulo y tenía la entrada en la parte posterior”, manifiesta la especialista.
Este edificio “no superó la prueba del paso del tiempo y fue derribado”, puntualiza, y añade que “a día de hoy, los balcones laterales son semicirculares, ya que intentara recrear el edificio anterior”.
Su arquitecto, Julio Carrilero alzó este edificio, un inmueble de viviendas “con las habitaciones de día delante, en la zona bulliciosa y los dormitorios en la parte de atrás”, buscando proteger el descanso de sus habitantes. Amelia González, que añade “de esta manera, las estancias de día se situaban en la zona más bulliciosa y los dormitorios en la parte interior para aislar el ruido”.
El edificio de Buenaventura Ferrando Castell en la Plaza Gabriel Lodares
El último edificio que destaca en esta plaza, se sitúa entre el Paseo Simón Abril y la calle Octavio Cuartero, cerrando el conjunto de edificios se alzan cerca de las cuatro esquinas de la Plaza Gabriel Lodares. Este edificio se encargó a Buenaventura Ferrando Castell en 1926, mismo arquitecto de una de las grandes joyas arquitectónicas del centro de Albacete, como es el Pasaje de Lodares.
Esta construcción se adapta perfectamente a la forma circular de la Plaza Gabriel Lodares ya que “se mete hacia dentro para seguir la línea curva de la plaza”, manifiesta la experta que añade que “la parte trasera termina en triángulo”.
Un edificio que se hizo para Amalia Jiménez de Córdoba, y que albergó diferentes usos. De hecho, “mucha gente lo identifica con el bar ‘Casa Marlo’, que estuvo ubicado allí”, apunta González. En este caso, el resultado fue fiel al proyecto original, aunque “en muchas ocasiones, los proyectos varían desde la idea inicial hasta que se hacen realidad”, tal y como explica la experta.
Entre los detalles que se pueden observar en este edificio, “en la parte de abajo se marca con líneas el almohadillado y líneas que imitan ladrillos, que continúan en la zona central con la puerta, enmarcada por columnas”, detalla la guía y añade que “encima hay un balcón de piedra que marca la centralidad de la parte superior y un mirador con columnas”. Un edificio que trata de dar simetría a ambas fachadas, una en Simón Abril y otra en Octavio Cuartero. De hecho “la parte lateral que da a la calle Octavio Cuartero ha cambiado muchísimo y choca bastante con la fachada de la izquierda”, apunta Amelia González.
Una icónica plaza en la ciudad y uno de los grandes puntos de encuentro de los albaceteños, que gozaba de cierta armonía en décadas pasadas. Una armonía arquitectónica que se ha visto alterada con el paso del tiempo, pero que conserva parte de su esencia original con estos cuatro edificios, de los que solo quedan dos y medio en pie completos.
// Miguel Ángel Romero //
