En las calles del centro de Albacete se pueden contemplar diferentes edificios con fachadas muy llamativas. En la conocida como calle Ancha de la capital albaceteña existen diferentes construcciones con fachadas muy características que embelesan a todos aquellos que se paran a observarlas. Estos edificios, en su mayoría de estilo modernista, dan vida al centro de la ciudad de Albacete.
Siguiendo con los reportajes de los edificios más emblemáticos de la capital albaceteña, El Digital de Albacete dará a conocer algunas de las curiosidades que esconde un edificio ubicado en el centro de la ciudad, el edificio de Filiberto Cano. Para saberlo todo acerca de estos emblemáticos edificios, El Digital de Albacete ha contactado con Amelia González Mena, guía turística oficial de Albacete, presidenta de la Asociación Provincial de Guías e Informadores Turísticos de Albacete (AGITUR) y miembro de la Asociación de Guías Oficiales de Turismo de Castilla-La Mancha (APIT CLM).
El edificio de Filiberto Cano
El edificio de Filiberto Cano se encuentra haciendo esquina entre la calle Tesifonte Gallego y la calle del Tinte. Este edificio lo mandó construir una familia particular. La fachada del edificio la firmaron dos renombrados arquitectos albaceteños, Julio Carrilero y Manuel Muñoz. La construcción data de 1922, pero el edificio ha sido rehabilitado, según cuenta Amelia a El Digital de Albacete.
Esta vivienda la mandó construir una familia adinerada. “En los casos en los que los encargos los realizaban clientes de lujo, en los planos ya aparecían de quién era cada dormitorio”, explica esta guía. Como en otros muchos trabajos de la época, “la ejecución final del edificio, sí que difiera un poco de lo que se presentó en el proyecto inicial. La zona del chaflán era un poco diferente, así como la zona lateral, lo que ahora es una cafetería y una tienda. Esto suele pasar porque cambian los gustos, se ve un problema que al principio no se había visto o porque alguno de los dos arquitectos cambia algún elemento”, explica Amelia.
En el caso del edificio de Filiberto Cano, según los proyectos originales, existen algunas diferencias. “El tejado que sobresale y rompe con la fachada que se encuentra en la parte del chaflán, sobre lo que ahora es una puerta de portal, no se encontraba en el proyecto original”, cuenta esta guía.
La planta principal
En la planta principal de esta construcción se encontraban las habitaciones. “Se distinguía perfectamente la zona del servicio, la zona de los señores y el espacio para las visitas. Aunque desde fuera no se puede ver, en el interior hay un patio de luces, que aporta luz a la zona interior”, recalca Amelia.
Según cuenta esta guía, los edificios de las personas adineradas solían tener una sala de estar. “En este caso era la habitación que daba al chaflán, ya que existía la ventaja de que al mirar desde la ventana se podía ver toda la calle entera. Cuando esta habitación se empleaba como sala de estar, ahí se podían hacer las tertulias”, cuenta esta guía.
La fachada del edificio de Filiberto Cano
Una de las características que reúnen los edificios de esta zona es que tienen unas fachadas muy llamativas. “La fachada tiene elementos que destacan, no es tan exuberante como la Casa Cabot o la Casa de Juan López, pero sobresale, tanto por el chaflán como por la fachada lateral. La zona central es donde está la otra puerta, por eso a un lado está la cafetería y la tienda Arcos y al otro lado, en el chaflán, una tienda de ropa”, explica.
“La zona central o del chaflán se caracteriza por varios elementos distintivos, ya que era por donde accedían los señores. En el chaflán, se pueden ver unos ventanales por los que entra muchísima luz. Está decorado en cada uno de los huecos con unas columnas que hacen forma de hexágonos como si se tratara de un panal de abejas, una decoración muy llamativa, mientras que los capiteles son muy sencillos”, cuenta esta guía.
“En la planta de arriba se pueden observar los mismos huecos y tres balcones separados, esto aporta amplitud para llegar a la parte de arriba, que era una zona de buhardillas o de servicio. En la zona más elevada se puede encontrar un friso decorado justo debajo del tejado, mientras que en la zona del chaflán es de color dorado, en la parte un poco más baja es de color rojizo. Esto quiere decir que la parte principal es la más alta porque es más destacada y la otra no tiene ni el mismo color ni el mismo tamaño. Esto era una forma de jerarquizar los edificios”, explica Amelia. En cuanto a la decoración también se pueden observar escudos, dibujos y en los laterales una decoración vegetal.
Según esta guía, “se puede diferenciar claramente una parte de la fachada que es más pequeña. En la parte de arriba hay un balconcito pequeño con un arco que rompe el tejado, que está pasado por toda la fachada para poder tener mayor visibilidad. Es una forma de destacar esos dos lugares centrales de la fachada siempre dando mayor importancia a lo que era la zona del chaflán. Esto era algo bastante común, las esquinas se redondeaban, se achaflanaban y así se le podía dar mayor visibilidad o darle algún elemento más elegante”, explica Amelia.
Esta guía cuenta que, aunque no se trata de uno de los edificios más “pomposos” de esta zona, es también una vivienda llamativa que quería mostrar la buena economía de la familia. “La fachada es bastante sencilla, pero se construyó en una época en la que buscaban hacer una arquitectura más decorada”, cuenta.
La planta baja de este edificio ha tenido diferentes usos
Por la planta baja del edificio han pasado diferentes negocios. “Lo bueno que ha tenido este edificio es que los bajos se han ido utilizando para diferentes negocios. Mucha gente recordará esa esquina porque antes había una entidad financiera”, cuenta Amelia.
Debido al tamaño que tienen este tipo de edificios, los dueños se decantan por dividirlos y hacer varias oficias. “En este caso, sí que sabemos que en la primera planta se han ido renovando diferentes oficinas”, explica esta guía. Según cuenta Amelia, es complicado que este tipo de edificios se utilicen como viviendas particulares, ya que no se pueden hacer ciertas reformas y no cuentan con garaje, algo que llama mucho la atención de aquellos que desean comprar una vivienda.
“Normalmente, el problema ya no es que estén viviendo en un edificio protegido, es que los edificios céntricos empiezan a tener 100 años o incluso más y en su momento no tenían garajes, porque se empleaban carruajes y los edificios solían tener patios. El mayor problema de estos edificios en cuanto a que se sigan utilizando como vivienda particular es sobre todo el tema del aparcamiento”, explica esta guía.
Por ello, “los dueños suelen reconvertir estas construcciones en oficinas, para poder mantenerlos. En la zona del centro de Albacete se pueden encontrar todo tipo de oficinas y negocios en estos edificios tan emblemáticos”, cuenta.
Los edificios que conducen al parque
En los años 20, se empezó a poner de moda edificar en la calle Tesifonte Gallego, ya que es la vía que conduce al parque. “Hay una ley no escrita de que cada edificio debe tener algo que nos lleve al parque. Desde el centro de la ciudad, las casas que se sitúan cerca del parque, todas tenían una zona de patio o de jardín. En el caso de este edificio, que aúne está un poco lejos, la decoración vegetal se podía ver arriba, como queriendo llevarnos en dirección al parque”, cuenta Amelia a modo de curiosidad.
Los albaceteños pueden acceder a la parte baja de esta emblemática construcción, ya que hay varias tiendas y una cafetería en pleno corazón de la capital albaceteña. El edificio de Filiberto Cano es otra de las edificaciones más bonitas que se pueden encontrar en el centro de la ciudad de Albacete.
/Fotos: Miguel Ángel Romero/