Albacete está lleno de edificios emblemáticos que guardan siglos de historia. Historia arquitectónica de la ciudad y miles de historias y anécdotas de muchos albaceteños, lo que conforma gran parte de la historia de Albacete. Como si de personas se tratase, cada edificio cuenta con una personalidad propia y guarda algunos secretos.
Desde El Digital de Albacete, continuamos haciendo este singular recorrido por la ciudad, de la mano de Amelia González Mena, guía turística oficial de Albacete y presidenta de la Asociación Provincial de Guías e Informadores Turísticos de Albacete (AGITUR). En este camino, realizamos diferentes paradas por edificios icónicos que han marcado la capital albaceteña, tanto por su historia y su importancia, como por su belleza arquitectónica.
En esta ocasión, llega el turno del Chalet Fontecha, situado en la calle Tesifonte Gallego, a tan solo unos pasos de la Plaza Gabriel Lodares. Una de las pocas casas construidas en los años veinte que quedan en pie en la ciudad y con la que muchos albaceteños han fantaseado más de una vez. Su belleza arquitectónica, sus jardines y miradores han sido objeto de deseo de muchos albaceteños en infinidad de ocasiones. Un edificio de cine, que casualmente ha acogido varias ediciones del cine en verano de la Diputación de Albacete en sus jardines, donde los albaceteños han disfrutado de diferentes películas en un entorno idílico.
El Chalet Fontecha, es una de las pocas viviendas residenciales de la década de 1920 que quedan en pie en Albacete. Ubicado en una de las calles que conforman el corazón de la capital albaceteña, concretamente en Tesifonte Gallego, formó parte de las casas de la clase alta de la ciudad en la posguerra. Actualmente, es la única vivienda de este tipo que queda en la ciudad.
Diseñado como un pequeño palacete, sus arquitectos son Julio Carrilero y Manuel Muñoz, dos de los arquitectos más importantes de la época, que “se inspiraron en este caso en las casas típicas de la zona de Castilla y León, o de otras ciudades de la costa del norte de Santander”, explica Amelia González.
Un edificio que ha contado con multitud de usos a lo largo de su historia, siendo vivienda residencial en sus inicios, sede de la Cámara de Comercio en los años ochenta, y estos últimos años, ha vuelto a abrir sus puertas para acoger sesiones de cine de verano, e incluso ha sido sede del belén navideño de la Diputación de Albacete en varias ocasiones.
El proyecto data de 1922, aunque no fue hasta 1926 cuando el plano de este edificio se hizo una realidad. Durante los años veinte, alrededor del Parque Abelardo Sánchez, (conocido como Parque de Canalejas en la época), se empezó a desarrollar en el entorno del pulmón verde de Albacete, “una especie de ejes para la burguesía del momento, y comenzaron a construir casas residenciales y palacetes para demostrar su poder adquisitivo”, destaca la guía González Mena.
El Chalet Fontecha debe su nombre a una mujer, Rosario Fontecha, algo poco común, ya que, generalmente, el nombre de las viviendas provenía del propietario varón.
Los detalles arquitectónicos del Chalet Fontecha
El edificio consta de cuatro plantas. Una de ellas, “el semisótano, que cuenta con una parte excavada, pero no se encuentra completamente bajo tierra”, explica la guía turística, y añade que “llaman la atención sus ventanas bajas con forma de ojos de buey”. “El edificio cuenta con una primera planta, donde se encontraban las salas de día como el comedor o la sala de estar, y una segunda planta donde se situaban los dormitorios”, manifiesta González Mena. En la parte más alta, un mirador con vistas a una de las calles más importantes del Albacete de 1930.
La simetría, protagonista en la fachada principal
La fachada principal se caracteriza por su simetría, “con un gran eje central en la puerta, un pequeño balconcito y dos ventanas a los lados”, retrata la presidenta de AGITUR, lo que crea unas líneas perfectamente simétricas. Sin embargo, “la fachada del patio donde los dueños hacían vida familiar es de un estilo más libre”, argumenta Amelia González, dejando de lado la simetría. En este edificio, por la parte de detrás, encontramos una tercera fachada, que “antiguamente era la zona de servicio, y que destaca por su sencillez”, argumenta la guía. Además, el Chalet Fontecha “destacaba por encima de las demás casas ya que contaba con una zona para el patio y jardín privado, lo que no era lo común en las casas vecinas”, aclara Amelia González.
Decenas de detalles habitan en este edificio, uno de ellos, “el arco de la puerta escarzado y el arco de medio punto del balcón, fabricado con piedra”, para así destacar la zona central del edificio, puntualiza González Mena. En la fachada lateral encontramos muchos detalles entre miradores, galerías y terrazas y una decoración arquitectónica muy singular, “en la que se mezclan elementos neorrenacentistas y neobarrocos”, indica la experta. Una reinterpretación de elementos como decoración de la propia fachada.
Uno de los detalles escondidos del Chalet Fontecha
Uno de los detalles escondidos se encuentra en la fachada lateral. Si nos situamos en la acera de enfrente, podemos observar a través de una de las ventanas laterales, una baldosa con la imagen de la Virgen. “En la misma rejería de las ventanas, también existen numerosos detalles, ya que están cuidadosamente labradas”, aclara la especialista. Todos estos pequeños detalles, dan una idea de la importancia de la destacada familia de la época. Otro de los elementos que hablan de la economía de la familia, se sitúa en el balcón de la primera planta, “sujeto por grandes piezas llamadas ménsulas, que hacen de apoyo del vuelo del balcón”, destaca Amelia González.
Para las familias adineradas del momento, este tipo de casas era un sueño, y muchos de ellos ponían en marcha sus proyectos alrededor del antiguo Parque de Canalejas, una de las zonas más cotizadas del momento. La burguesía se inspiraba en los chalets propios de zonas de norte de España, “e incluso de las casas de aquellas personas que viajan a América y regresaban”, con cierto carácter indiano, puntualiza la experta. De esta manera, este tipo de viviendas residenciales se puso de moda en Albacete, ya que todas las familias con cierto poder adquisitivo querían su pequeño palacete en esta zona.
La historia de la familia Fontecha
Cada edificio tiene una historia, y esta la forman las personas que lo habitan. El Chalet Fontecha cuenta con casi un siglo de historia entre sus paredes. El edificio fue encargado por un matrimonio adinerado de la época, Fructuoso Manuel Fernández Nieto y Rosario Fontecha Nieto, que dejaron la construcción de su palacete en manos de los arquitectos Julio Carrilero y Manuel Muñoz.
Rosario era hija de Francisco Fontecha, quien fue alcalde de Albacete, al igual que su marido Fructuoso, que también llegó a la Alcaldía en 1920, aunque fueron pocos los meses de mandato. “Rosario Fontecha y Fructuoso Manuel Fernández se instalaron con sus tres hijos una vez estuvo listo el palacete, aunque solo llegaron a vivir allí entre siete y ocho años”, indica la experta, al tiempo que añade que “con la sublevación franquista y la llegada de la guerra, Fructuoso y sus dos hijos mayores fueron apresados y posteriormente fusilados”, por apoyar la sublevación de 1936, tal y como relata la guía. El hijo menor pudo evitar el trágico final ya que apenas contaba con 11 años de edad. Rosario y su hijo menor huyeron de Albacete y jamás volvieron a la que fue su casa, el Chalet Fontecha, que acabó siendo requisado para otros usos durante los años de la guerra. En este conocido inmueble, se instaló allí el Gobierno Civil, tal y como recoge el libro ‘Los que hicieron albacete. Familias de empresarios’ de Adoración Marina González Mateo.
Rosario falleció en 1982 y fue enterrada en el Cementerio Municipal de Albacete. Su hijo, José Luis Fernández Fontecha estudió Derecho y fue presidente de la Diputación y de la Cámara de Comercio en los años setenta. Años después falleció en un accidente de coche.
Sede de la Camara de Comercio y del Instituto de Estudios Albacetenses
Durante los años ochenta, y tras varios períodos sin darle uso, el edificio fue la sede de la Cámara de Comercio. Actualmente, el Chalet Fontecha va a pasar a manos del Instituto de Estudios Albacetenses, donde se va a instalar su sede.
De todos los chalets y casas residenciales que se levantaron en el eje del Parque de Canalejas, solamente queda en pie el Chalet Fontecha, aunque muy cerca, en la calle Simón Abril, “durante años también quedaron unas pequeñas casas, conocidas como ‘La pequeña Suiza’, ya que quería copiar el remanso de paz propio de este país”, junto al parque albaceteño, tal y como ha explicado Amelia.
Un edificio que traspasa generaciones y siglos, y que forma parte de la historia vida de Albacete. En varias ocasiones, estuvo al borde de ser derribado, aunque, por suerte, nunca se llegó a tomar esta decisión, que hubiese supuesto una gran pérdida para la capital albaceteña. Desde el año 2014, el Chalet Fontecha está declarado como Bien de Interés Patrimonial por el Gobierno de Castilla-La Mancha.