El Recinto Ferial de Albacete además de ser uno de los rincones más emblemáticos y representativos de la ciudad, posiblemente también sea el lugar más especial para los albaceteños. En este espacio, popularmente conocido como ‘La Sartén’, los vecinos de Albacete guardan millones de recuerdos de todas las etapas de su vida, y probablemente de los más felices. Recuerdos que pasan por abrir boletos de la Tómbola de Caritas, por un vino en ‘La Burra’, por brindar en El Templete con sidra y Miguelito de La Roda en mano, y por cerrar la Feria de Albacete el 17 de septiembre contando los días para volverla a abrir.
En este espacio, los albaceteños guardan recuerdos en familia y con amigos, desde la niñez más inocente hasta la edad adulta, y es que la Feria acompaña a los vecinos de la ciudad en todas las etapas de su vida. Entre los miles de rincones del Recinto Ferial, los albaceteños guardan infinidad de momentos únicos, que se van sumando año tras año en los diez días más intensos que vive la ciudad.
Un Recinto Ferial diseñado única y exclusivamente para vivir la Feria de Albacete, y es que en la ciudad es tradición abrir cada 7 de septiembre la Puerta de Hierros tras la Cabalgata de Apertura, para que la patrona de la ciudad y alcaldesa perpetua, la Virgen de Los Llanos, haga de su hogar este Recinto Ferial durante los diez días más especiales del año. De la mano de Amelia González, guía de Turismo de Albacete y miembro de la asociación regional de Guías Oficiales de Turismo (APIT CLM), conocemos algunos de los detalles de la arquitectura y de la historia del emblemático Recinto Ferial de Albacete.
El Recinto Ferial se construyó en apenas 33 días
Los antecedentes históricos del Recinto Ferial, declarado Bien de Interés Cultural, se remontan “al siglo XIV en el paraje de las Eras de Santa Catalina”, tal y como indica la guía turística de Albacete, que añade que “la andadura del Recinto Ferial tal y como lo conocemos hoy se remonta a 1783”. En este año, el arquitecto Josef López “presentó un proyecto caracterizado por una gran plaza circular porticada en ambos lados y con accesos marcando los puntos cardinales”, explica Amelia González, que añade que “en uno de los accesos, que en principio había una construcción destinada al Ayuntamiento y a un puesto de guardia, donde actualmente se sitúa la capilla de la Virgen, arranca un paseo recto también porticado para albergar diferentes tiendas y puestos”. Esta construcción se remata con “unas puertas monumentales”, señala la experta a El Digital de Albacete.
Una de las curiosidades del Recinto Ferial de Albacete reside en que se construyó “en tan solo 33 días, tal y como lo aclaran algunos documentos”, explica Amelia González, que puntualiza que “este recinto es un lugar que antiguamente estaba a las afueras de Albacete, pero con el crecimiento de la ciudad ha quedado en pleno corazón de la capital albaceteña”. Además, señala que, en los inicios, el Recinto Ferial podía resultar grande, teniendo en cuenta las cifras de población de Albacete en la época, aunque finamente “la Feria del Albacete se hizo tan popular y recibía tantos visitantes que se quedó pequeño”.
El germen del Recinto Ferial de Albacete
El año 1944 fue el año clave en el desarrollo del Recinto Ferial, cuando los arquitectos Julio Carrilero y Miguel Ortiz “presentaron un proyecto para agrandar este espacio”, señala González, que manifiesta que “la idea era ampliarlo pero sin quitarle su esencia”. Un proyecto que fue “el germen” del Recinto Ferial tal y como lo conocemos a día de hoy, indica a El Digital de Albacete.
En la actualidad, “lo que es conocido como el Rabo de la Sartén, antiguamente era un pasillo, y ha sido sustituido por dos grandes pabellones abiertos situados a los laterales”, apunta la guía de Albacete, que añade que “para darle amplitud añadieron un anillo exterior, que es la última construcción”. En este último anillo, donde se sitúan las carpas de la Feria, “había previsto instalar pórticos para albergar más tiendas y puestos, aunque finalmente no fue así y actualmente delimita la ciudad con el Recinto Ferial”.
La Puerta de Hierros cumple medio siglo
En cuanto a la construcción del Recinto Ferial, Amelia González explica que se trata de “una estructura típicamente manchega, de paredes blancas y de una sola planta”. Respecto a la Puerta de Hierros original, apunta que “se cambiaron en 1974 por las actuales”, cuyo aniversario se celebra este 2024, puesto que la Puerta de Hierros actual cumple medio siglo de vida, siendo testigo de todo lo que acontece en el corazón de la Feria de Albacete.
La Puerta de Hierros actual fue obra del arquitecto Manuel Carrilero, hijo de Julio Carrilero, “a quien se le encargó una construcción que recuerda a un Arco de Triunfo o a una portada monumental”, explica González. De esta manera, nació la Puerta de Hierros, que 50 años más tarde se abre de nuevo para disfrutar de la Feria.
El Recinto Ferial, la casa de los vecinos de Albacete del 7 al 17 de septiembre
La Feria de Albacete se convierte en hogar para los albaceteños del 7 al 17 de septiembre, y precisamente a eso recuerda su estructura, ya que “nos acoge con un pasillo para llegar a nuestra casa, al corazón del Recinto Ferial”, donde se encuentra también la patrona de la ciudad, la Virgen de los Llanos.
De esta forma, se puede decir que el Recinto Ferial “nos recibe a través de un pasillo, que nos lleva a los redondeles, y al corazón de la Feria, donde encontramos el Templete, obra de Daniel Rubio”, señala y manifiesta que “este lugar es especial en lo relacionado a la gastronomía albaceteña”, puesto que “uno no puede pasar por el Templete sin reponer fuerzas con los famosos ‘chorimorci’ o con un Miguelito de La Roda”.
Cabe destacar, que algunas zonas de la Feria continúan manteniendo el nombre de hace siglos, como “la plaza de los Talabarteros”, tal y como señala González, que hace referencia a los orígenes ganaderos de la Feria de Albacete. “En aquella época todo estaba relacionado con el campo y el ganado, y la gente se desplazaba a la Feria para instalarse allí, con todo lo necesario”, apunta, y explica que, por este motivo, “algunas zonas mantienen el nombre de aquella época, en el mismo lugar donde se instalaban los talabarteros, en este caso”.
Sin duda, el Recinto Ferial es uno de las construcciones más simbólicas y representativas de Albacete. Desde sus orígenes, la Feria de Albacete ha marcado tanto a los albaceteños como a las personas que lo visitaban durante siglos. Un sello de identidad de la ciudad, que se mantiene a pesar del paso del tiempo, y uno de los espacios donde los albaceteños guardan sus recuerdos más especiales cada mes de septiembre.