Por las calles del centro de Albacete hay varios edificios muy conocidos por los albaceteños. También hay construcciones de las que los que pasean cada día por la calle Ancha de Albacete poco saben. Siguiendo con los reportajes de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Albacete, El Digital de Albacete dará a conocer algunas de las curiosidades que esconde un edificio ubicado en el corazón de la ciudad, el Colegio Notarial.
Para conocer todo sobre estos edificios, El Digital de Albacete se ha puesto en contacto con Amelia González Mena, guía turística oficial de Albacete, presidenta de la Asociación Provincial de Guías e Informadores Turísticos de Albacete (AGITUR) y miembro de la Asociación de Guías Oficiales de Turismo de Castilla-La Mancha (APIT CLM).
El Colegio Notarial de Albacete
Este edificio se encuentra en la calle Marqués de Molins, en pleno centro de Albacete, junto al edificio de Alberto Sanz. El Colegio Notarial data del año 1923, aunque realmente la obra concluyó en 1925. En un primer momento albergó la sede del Colegio Notarial de Albacete, que comprendía los territorios de las provincias de Albacete, Ciudad Real y Cuenca y de la Región de Murcia. En 2008 pasó a albergar el nuevo Colegio Notarial de Castilla-La Mancha.
Este edificio es de estilo modernista y cuenta con un arco presidido en su parte superior por una estatua de ‘La Fe’. Según cuenta esta guía a El Digital de Albacete, el proyecto del edificio se le encargó en un primer momento a Manuel Muñoz, pero tiempo más tarde también aparece firmado por Julio Carrilero. El proyecto inicial presentado por Manuel Muñoz sufrió varias modificaciones, ya que en el archivo municipal se puede comprobar que “la fachada del proyecto no se parece en nada a lo que al final se hizo”, explica Amelia.
Esto era algo muy común, cuando participaban diferentes arquitectos existía disparidad de opiniones, “cada uno pone su influencia y su forma de trabajar y, finalmente, el proyecto original, el que firmó Manuel Muñoz se vio bastante modificado”, explica esta guía.
La fachada del edificio ha aparecido este año en un calendario del archivo municipal porque este edificio cumplía 100 años, también aparecía la Casa Fontecha. Según explica Amelia, en la imagen de este calendario se puede ver el proyecto inicial del edificio del Colegio Notarial y se puede apreciar que la fachada es muy diferente al proyecto inicial.
“Es un edificio muy sobrio, porque lo había encargado el colegio Notarial. En este caso, era una construcción orientada a una labor profesional. Los notarios querían un edificio para trabajar”, cuenta Amelia. Este tramo de la calle Masqués de Molins se empezaba a convertir en una zona muy importante y los notarios querían instalar en este lugar su sede.
La fachada del Colegio Notarial de Albacete
La fachada refleja el carácter de un edificio mucho más serio que el resto que se estaban construyendo en la calle. Ya no era una casa particular, no necesitaba tanto adorno ni ser tan espectacular como las casas particulares que se estaban haciendo en la calle. “Los edificios de más adelante, como la Casa Cabot, tienen fachadas muy decoradas y lujosas, porque se quería mostrar el poderío económico”, detalla Amelia.
La fachada del edificio tiene tres partes, la planta baja, la primera planta y la segunda planta. “Tanto la planta baja como la primera están atravesadas por unas líneas horizontales que le dan pesadez, da sensación como de intentar anclarlo al suelo”, explica esta guía. Las columnas de la primera planta “quieren elevar el edificio, destacar que es una profesión importante, como un simbolismo terrenal de aquí en la tierra, pero también es una profesión muy elevada, ya que no todo el mundo llegaba a alcanzar este puesto”, detalla Amelia.
“La segunda planta es mucho más discreta, lo que más llama la atención es la escultura de Ignacio Pinazo Martínez. Esta figura se denomina ‘La fe’, es una figura femenina que nos recuerda las figuras griegas. Al escultor le gustaba mucho marcar los pliegues, la representación de los cuerpos, todos esos detalles de la escultura griega”, cuenta esta guía a El Digital de Albacete. También se puede observar en esta planta el escudo de la ciudad con las torres, el murciélago y la corona de marqués mostrando que es el Colegio Notarial de Albacete.
“El sello indica la importancia del trabajo de los notarios que está justo encima del balcón de la primera planta”, cuenta Amelia. Sobre la puerta se puede leer un lema en latín que es Nihil Prius Fide, que significa ‘Nada por encima de la fe’. “Esta frase nos lleva desde el sello hacia arriba, hacia la fe, porque no hay nada por encima, es como una alegoría, muy simbólico”. Por ello, “este edificio hay que mirarlo de abajo hacia arriba, para acabar la vista en la escultura”, indica Amelia.
En cuanto a las portadas de hierro de la entrada, cabe destacar que “son obra de José Tejados, un artesano de la forja de la época muy importante, ya que hizo rejas en otros edificios y las puertas del Pasaje Lodares, entre otras. La puerta hace como unas líneas curvas que intentan imitar la vegetación”, cuenta.
El edificio tuvo que adecuarse a la normativa de altura
Este edificio, como otros de la calle, tuvo que adecuarse a la normativa de la altura que se implantó por aquellos años. Por ello, el remate del edificio se hizo un poco más alto. Da sensación de altura el arco justo encima del escudo y no queda forzado, como en otros edificios.
CURIOSIDADES
La escultura es la parte más llamativa del edificio y guarda un misterio detrás. La cabeza que pueden ver a día de hoy los albaceteños no es la original. Hace años se cayó la cabeza de esta escultura, “probablemente por algún tipo de daño en la piedra o erosión”, explica esta guía. Esta figura se quedó sin cabeza, pero su rotura no afectó a ningún ciudadano, eso sí, decidieron hacer una cabeza nueva. “La curiosidad es que dentro del colegio notarial se guarda la antigua cabeza, muy deteriorada, con su golpe, su trozo partido y eso, pero está guardada”, cuenta Amelia.
Otra curiosidad que ha destacado esta guía sobre el edificio tiene que ver con las salas que hay en este edificio. En la planta baja se encuentra la típica sala para deliberar, el salón de actos, el vestíbulo, la sala de visitas, el despacho del decano y de los escribientes.
“Lo que más llama la atención es que en la segunda planta había una sala de juntas, pero también había unas habitaciones marcadas como ‘dormitorios’, no se sabe muy bien para qué servían, igual se les alargaban las sesiones y se quedaban allí”, cuenta Amelia. Esta guía también destaca que el interior del edificio está muy bien cuidado y que es una pena que los visitantes y residentes no puedan apreciarlo.
Una jornada de puertas abiertas para este tipo de edificios
El centro de Albacete está repleto de edificios con fachadas muy llamativas, pero sería acertado abrir alguna vez al público el interior de los que sean públicos y todavía se conserven en buen estado. “Yo aquí igual que en otros edificios de Albacete, pediría que estas instituciones que conservan estos edificios se pudieran abrir al público. Pediría que, una vez al mes, por ejemplo, se abra algún edificio de este tipo y la gente lo pudiera visitar por dentro”, explica Amelia.
El Colegio Notarial de Albacete es otro de las joyas que se esconden en las calles del centro y que embellecen la ciudad.
/Fotos: Miguel Ángel Romero/