Más allá de la calle Ancha, son muchas las joyas arquitectónicas que alberga Albacete. Aunque esta calle cuenta con grandes edificios que forman parte del patrimonio arquitectónico y de la historia de la ciudad, existen otros inmuebles fuera del corazón de la capital albaceteña con gran valor cultural.
Desde El Digital de Albacete abrimos una nueva etapa para descubrir los edificios más destacados de la ciudad, más allá de la calle Ancha. Muy cerca de ella, en el Paseo de la Libertad encontramos el antiguo Hotel Regina, uno de los hoteles más importantes de Albacete en su momento, ya que se encontraba en las inmediaciones de la antigua estación de tren de la ciudad, situada en el actual Parque Lineal. De la mano de Amelia González, guía turística oficial y miembro de la Asociación Provincial de Guías de Turismo de Albacete nos adentramos en la historia de este hotel albaceteño.
En un principio, estaba destinado a ser la residencia de “José Dalmau y fue construido por el arquitecto Julio Carrilero en 1919”, apunta Amelia González, guía turística albaceteña, que manifiesta que “se sitúa en el antiguo Paseo de Alfonso XII, que es el actual Paseo de la Libertad”.
El antiguo hotel fue uno de los primero proyectos de Carrilero
Este proyecto fue muy importante para Carrilero, ya que fue “una de sus primeras construcciones tras finalizar sus estudios”, puntualiza la guía. Además, en un emplazamiento clave, ya que “en este lugar estaba la estación y justo al bajar los viajeros se encontraban con este gran y majestuoso edificio”, señala, y manifiesta que “como en muchos otros casos, este inmueble utiliza la esquina como eje principal y a partir de ahí nacen dos fachadas”.
Ambas fachadas “se articulan a través del chaflán, una hacia la calle Ricardo Castro, curiosamente más amplia, y otra hacia el Paseo de la Libertad”, explica González, que apunta que “en la parte de la calle Ricardo Castro podemos encontrar algunas decoraciones que en la otra no aparecen”.
La fachada del Paseo de la Libertad
En la parte externa del Paseo de la Libertad, y tomando el chaflán a modo de eje, se puede observar una fachada “más pequeña y encajada por dos pequeñas zonas en los laterales que funcionan como miradores para determinar la separación”, detalla, y analiza que “se enmarca por una zona central con tres balcones decorados con una moldura casi triangular en la zona superior”. Encima de ellas, se puede observar “el ático debajo de la cornisa”, concreta.
La decoración hacia la calle Ricardo Castro
Sin embargo, la fachada que se alza hacia la calle Ricardo Castro cuenta con “mayor elaboración y más elementos”, ya que “no querían dejar atrás la de decoración de esta calle”, señala, y manifiesta que “la hicieron más grande debido al tamaño del solar”. Como peculiaridad, se pueden observar “zonas con pequeños miradores laterales y cinco balcones centrales, a diferencia de la otra fachada que cuenta con tres”, aclara la guía, y señala que “se trata de balcones de piedra, que enmarcan la zona central”.
En la parte superior se encuentran “tres ventanas-balcones más sencillas pero con adornos en los laterales y encima una pequeña moldura en la parte superior”, manifiesta, y apunta que “se corona la parte central con otro balcón que llama la atención”. En cuanto a las diferencias, “hay tres balcones por encima de la estructura que rompen con ese ático que destaca la zona con otro balcón y unas figuras que sujetan la parte central marcando la fachada”, manifiesta Amelia González a El Digital de Albacete.
El chaflán como eje articulador
De esta manera, podemos decir que existen tres fachadas, “la de la calle Ricardo Castro, la del Paseo de la Libertad y el chaflán”, puntualiza, y aclara que “están conectadas por los miradores de los extremos que enmarcan el chaflán”. En esta zona se puede observar cómo “con los balcones se enmarcan los miradores en los extremos, funcionando como nexo entre las calles”, manifiesta la guía turística de Albacete.
Otra de las curiosidades se encuentran en el plano, “en el cual se observa cómo las desigualdades de las dimensiones de las fachadas sirven para elaborar la estructura del hotel”, aclara, y señala que “las habitaciones diurnas, como los salones, dan al Paseo de la Libertad, mientras que los dormitorios se encuentran en la calle Ricardo Castro, ya que al no ser una calle principal, el ruido disminuye y favorece el descanso”. Todo ello, articulado a través del chaflán como eje principal del edificio, a través del cual se distribuye el resto de la estructura hotelera.
“Una gran carta de presentación”
Un edificio que en la época supuso una “gran carta de presentación para todos aquellos viajeros que llegaban a la ciudad y al bajar del tren se encontraban con este ejemplo de buen hacer y de arquitectura de calidad”, señala la guía a El Digital de Albacete.
Un edificio que continúa la línea “de Gabriel Lodares, para embellecer la ciudad y monumentalizarla, alejándola así de esa imagen de ciudad de provincia y haciéndola más amable”, señala la guía, y explica que “la intención era buscar la monumentalización de Albacete y que estos edificios mostrasen el poderío de la ciudad, que destacasen y perdurasen en el tiempo”.
Como curiosidad, cabe destacar que el Hotel Regina albergó “un pequeño invernadero”, que hoy se situaría prácticamente en el centro de la ciudad.
El antiguo Hotel Regina fue uno de los inmuebles hoteleros más importantes de la ciudad en su momento debido a su emplazamiento cercano a la estación de tren y también fue esa carta de presentación para visitantes y viajeros que llegaban a Albacete. Además, fue uno de los primeros proyectos destacados de uno de los arquitectos más relevantes de Albacete como Julio Carrilero, del que este año se cumple el 50 aniversario de su fallecimiento.
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