La calle Ancha, situada en pleno corazón de Albacete, se ha convertido en una de las más representativas de la ciudad, debido en gran parte a los edificios históricos que alberga, que componen el patrimonio arquitectónico e histórico de la capital albaceteña. Muchas son las curiosidades con las que cuenta cada uno de estos edificios, gracias a su decoración y sus particulares características, que con su propio sello de identidad forman uno de los emplazamientos más representativos de la capital albaceteña.
Es el caso del edificio de Don Juan López, situado entre la calle Marqués de Molins y la calle Concepción. Esta zona de la calle Ancha se caracteriza por un conjunto de edificios que data de la misma época, concretamente de la década de 1920, en la cual se construyeron varios inmuebles con características similares, dotados de gran elegancia y majestuosidad, que a día de hoy coronan el centro de Albacete.
Unos edificios que se han convertido en un símbolo arquitectónico en la ciudad y en un atractivo de la misma, ya que son muchos los albaceteños y visitantes que alzan la vista para observar los detalles de estos inmuebles. Desde El Digital de Albacete, cerramos nuestro recorrido por la calle Ancha, de la mano de Amelia González, guía turística oficial, presidenta de la Asociación Provincial de Guías e Informadores Turísticos de Albacete (AGITUR) y miembro de la Asociacion Provincial de Guías de Turismo de Albacete para conocer los detalles de esta construcción.
Construido en 1923 por los arquitectos Julio Carrilero y Manuel Muñoz
El edificio de Juan López fue construido en 1923 por los arquitectos de Albacete, Julio Carrilero y Manuel Muñoz, y encargado por el propio Juan López, al que da nombre. Este inmueble estaba destinado a vivienda de uso particular y forma parte de un conjunto de construcciones de la época, que da esa imagen de imponente majestuosidad a esta calle albaceteña, como la Casa Cabot o el Hotel Central Legorburo. Situado entre la calle Marqués de Molins y la calle Concepción, este edificio supone “la obra cumbre de la unión de Carrilero y Muñoz”, como explica Amelia González, guía turística de Albacete.
“Es un edificio monumental que competía y rivalizaba con la Casa Cabot de Miguel Ortiz”, matiza la presidenta de AGITUR, y apunta que son “muy majestuosos y dan prestigio a la ciudad”. En este sentido, se puede decir que “ambos edificios son muy eclécticos, con muchos elementos clásicos y románticos que hacen aún más grandiosa la fachada”, manifiesta a El Digital de Albacete.
Cada uno con su estilo propio, los arquitectos contaban con gustos comunes, que se pueden ver plasmados en esta obra, ya que “ambos eran de la escuela madrileña y jugaban con los elementos arquitectónicos, aunque cada uno con su estilo”, señala Amelia González. Unos edificios de la época, que estaban “sujetos a la misma ordenanza de altura y cuentan con seis alturas, que se pueden contar a simple vista”, explica. Es cierto que existen peculiaridades en este recuento, ya que está compuesto por “un bajo doble, planta baja con entresuelo, dos alturas más, que serían el segundo y tercer piso y una última que sería el ático”, manifiesta. A partir de este ático, “salen unas ventanas más pequeñas de las molduras superiores, que actúan de sobreático”, señala.
De esta manera, tenemos seis alturas, enmarcadas en “dos pisos abajo, dos en medio, y el ático y sobreático, que pueden actuar como conjunto”, explica la guía albaceteña. En este sentido, concreta que al igual que el edificio de Julia Gómez, “se establece el chaflán a modo de eje principal de simetría, con una fachada más grande hacia la calle Ancha”.
Los detalles de las fachadas
En cuanto a la fachada de la calle Ancha, Amelia González señala como elemento destacado “la zona central con mirador, enmarcada por pilastras que sobresalen hacia fuera”, y añade que “también se puede observar una zona más hundida con balcones, tanto rectos como curvos, y dos miradores más estrechos en los extremos”. En la parte superior, en el sobreático, “hay una zona con un gran ventanal, enfatizando la zona central”, matiza, y explica que “está sacada levemente hacia fuera haciendo una línea curva muy suave”. En cuanto al eje de este inmueble, el chaflán, “se remata con una especie de torre con una cúpula cuadrada y con un pequeño pináculo y unas ventanas redondas adornadas con una moldura para enfatizar esta parte”, explica la guía de Albacete.
Por otro lado, encontramos una segunda fachada en la calle Concepción, “ligeramente diferente”, como indica González, donde “no se produce esa simetría entre miradores y ventanas, sino que destaca la sencillez”, y añade que “se pueden observar ventanas más pequeñas”. Un edificio que “como explica la arquitecta Elia Gutiérrez Mozo, da gloria a Albacete”.
Elementos decorativos, la simetría y los capiteles
En cuanto al espacio donde se alza el edificio, González señala que se trata de “un solar muy amplio, que da a dos calles, lo que representa la buena economía de los dueños”. Un poder adquisitivo que también se reflejaba en “el uso de elementos decorativos que hacen destacar al edificio”. Además, en lo relacionado a la decoración “se pueden observar elementos como forjas, miradores, ventanas, capiteles, diferentes piezas bajo los balcones y tanto líneas curvas como rectas”, apunta la guía, lo que “juega con la simetría de la fachada”.“Parece más sencilla, pero realmente es impresionante”, explica González, que añade que “no se deja nada al azar”. Ejemplo de ello, el último piso donde “vemos que las decoraciones son clave y hacen destacar al edificio”, señala.
En cuanto al dueño, Juan López, “era un empresario destacado de la ciudad. De hecho, el edificio, uno de lo más llamativos de la ciudad con abundante decoración, habla de la buena situación económica de esta familia”, indica.
El edificio de Juan López es el último de la calle Ancha de Albacete, analizado en esta sección, de la mano de Amelia González. Este inmueble, junto con el resto de esta céntrica calle albaceteña, forman parte del gran patrimonio arquitectónico de la ciudad que ha sobrevivido hasta la actualidad.
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// Fotos: Miguel Ángel Romero //
