Albacete rinde homenaje a sus paisanos a través del callejero de la ciudad, cogiendo prestado su nombre para las calles de la capital albaceteña. Una forma de homenajear y poner en valor las aportaciones de sus vecinos y mantenerlas presentes en el día a día de los ciudadanos. De esta manera, el callejero de Albacete cuenta con un sinfín de vecinos, que contribuyeron de una manera u otra al desarrollo de la ciudad, destacando por sus diversas trayectorias.
Es el caso de Dionisio Guardiola, quien fue clave para el desarrollo del sistema de aguas potables de la ciudad; Oliva Sabuco de Nantes, una de las filósofas más destacadas del Renacimiento; o Tesifonte Gallego, periodista, político y escritor de Albacete.
En esta ocasión, conocemos la historia de una maestra, quien ocupó por primera vez el cargo de concejala en el Ayuntamiento de Valencia, y cuya calle se encuentra en el barrio Universidad, en las inmediaciones del Campus de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Albacete, junto a las Pistas de Atletismo y al Pabellón Universitario.
¿Quién fue Guillermina Medrano?
Guillermina Medrano Aranda nació en Albacete en diciembre de 1912. De profesión fue maestra y política. Cabe destacar que esta albaceteña fue la primera mujer que obtuvo el cargo de concejala en el Ayuntamiento de Valencia. Medrano Aranda estudió Magisterio y Filosofía y dedicó su trayectoria a la educación de personas con discapacidad.
La maestra nació en el seno de una familia republicana y pronto entró en el Partido Radical Socialista. Más tarde, esta albaceteña formó parte de la lista electoral de Izquierda Republicana en las elecciones de 1936 y consiguió entrar como concejala en el Ayuntamiento de Valencia. Un hito para la ciudad, ya que Guillermina fue la primera mujer concejala de este Consistorio. Su historia puede recordar a María Marín, también de Albacete, que se dedicó a la caridad y fue la primera concejala femenina del Ayuntamiento de la capital albaceteña. Por este motivo, ambas mujeres comparten algo más que sus raíces, ya que fueron pioneras en el ámbito de la política, sembrando precedentes y abriendo camino a las mujeres que siguieron sus pasos en este mundo.
Regresando a la historia de Guillermina, además de ostentar su cargo como concejala en el Consistorio valenciano, también fundó y presidió el Comité Femenino.
Medrano se dedicó durante la guerra a atender a niños y refugiados
En cuanto a sus actividades destacadas, dirigió el Centro Republicano del Cabanyal y el programa de acogida de la infancia de Asturias. Además, también participó y colaboró en la organización de las colonias escolares, aunque por aquel entonces estalló la guerra y este proyecto se vio truncado, al igual que el resto de actividades que tuvieron que paralizarse ante el conflicto.
En el período de la Guerra Civil, la maestra de Albacete se dedicó a ayudar en cuanto podía asistiendo a personas como niños o refugiados y consiguió habilitar viviendas para las familias que llegaban desde Madrid y otros puntos de España.
De Albacete a República Dominicana y México
Al finalizar la guerra, Guillermina decidió exiliarse, y vivió gran parte de su vida en el extranjero. En un principio, se desplazó a Francia, donde pudo reunirse con su marido, Rafael Supervía, quien había pasado por el campo de concentración de Argelès, donde acabaron muchos españoles tras la guerra. Algunos de ellos se alistaron posteriormente en el ejército y en algunos casos su destino final fue el campo de concentración de Mathausen, también conocido como ‘el campo de los españoles’.
La albaceteña decidió marcharse a México, aunque tuvo que desembarcar en la República Dominicana, de la que hizo su residencia durante siete años. En este período, ayudó con la organización y la dirección de Instituto Escuela Ciudad de Trujillo de Santo Domingo, ya que Guillermina era una firme defensora de la Institución Libre de Enseñanzas, una experiencia pedagógica laica desarrollada en España, que estuvo perseguida durante el franquismo.
La Universidad de Harvard nombró a esta albaceteña como ‘Maestra Distinguida’
Años más tarde, Medrano Aranda consiguió una plaza como profesora de español en la Sidwell Friend School en Washington (Estados Unidos), por lo que este país se convirtió en su nueva residencia. Durante este período, la Universidad de Harvard la nombró como ‘Maestra distinguida’.
Finalmente, dejó América para regresar a España, casi 40 años más tarde, concretamente en 1978. En años posteriores, le otorgaron galardones como el Lazo de Dama de Isabel La Católica por su labor en los colegios americanos. Finalmente, y tras una vida dividida entre varios países, Guillermina regresó a Valencia, donde falleció en 2005.
Maestra de corazón, Guillermina fue una firme defensora de un proyecto de escuela laica, que se convirtió en uno de los grandes perseguidos por el franquismo. A pesar de ello, la profesora de Albacete pudo continuar con su labor como docente en diferentes colegios del continente americano, labor por la que fue premiada en diferentes ocasiones. Albacete, por su parte, quiso recordar a esta paisana comprometida con la educación con una de las calles en un barrio ligado a la profesión de la maestra, como es el de Universidad. Un lugar idóneo para homenajear a esta profesora de Albacete que marcó la historia, convirtiéndose también en la primera mujer en ocupar el cargo de concejala en Valencia
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