Detrás del callejero de Albacete se encuentran infinidad de personajes que dan nombre a muchas calles de la ciudad. En los característicos carteles de las calles de la ciudad, hay inscritos cientos de nombres de albaceteños, que esconden su propia historia.
Abogados, periodistas, artistas, arquitectos, párrocos o médicos albaceteños son solo algunos ejemplos de las personas que han prestado su nombre a la ciudad de Albacete para alguna de sus vías, y de esta misma manera, la ciudad también ha hecho un pequeño reconocimiento a la gente que ha hecho Albacete, que, sin duda, han sido los albaceteños.
Desde El Digital de Albacete continuamos nuestro peculiar recorrido por el callejero de la ciudad para dar a conocer aquellas historias de algunas de las calles con nombre de albaceteños. En este caso, nos trasladamos hasta el barrio Vereda, donde una de sus calles, que une dos puntos característicos del barrio, como son el pabellón polideportivo ‘Vereda de Jaén’ y el Hospital Perpetuo Socorro debe su nombre a una mujer: Elisa Piqueras Lozano.
Elisa: pintora, escultora y artista albaceteña
Nos adentramos en el barrio Vereda de Jaén, de Albacete, concretamente en una de sus calles con nombre de mujer. Esta vía une dos puntos destacados del barrio como el Hospital Perpetuo Socorro y el pabellón polideportivo ‘Vereda de Jaén’. Se trata de la calle Elisa Piqueras Lozano, una artista albaceteña que se dedicó a la pintura y la escultura, aunque también lo hizo a la docencia.
Elisa Piqueras trabajó como pintora y escultora dentro de su gran trayectoria artística, y obtuvo varios reconocimientos gracias a algunas de sus obras. También formó parte de diferentes asociaciones antifascistas que luchaban en defensa de la cultura al comienzo de la guerra. Al finalizar la misma, la artista albaceteña cruzó a pie la frontera francesa y tras pasar por el campo de concentración de Argelés, donde se encontraban miles de españoles refugiados, pudo reunirse con su marido, con el que se marchó a Colombia.
Primeras pinceladas
Elisa nació en Albacete en 1912, aunque pronto se trasladó a Valencia para estudiar en la Escuela de Bellas Artes San Carlos. Una ciudad que marcó la vida de la escultora albaceteña, ya que allí conoció al hombre que acabaría siendo su marido, Juan Renau Berenguer, estableciendo allí una residencia. Elisa Piqueras, también fue valenciana de adopción, ya que falleció en esta ciudad en 1974.
A lo largo de su carrera, la artista Piqueras Lozano participó en varios congresos nacionales e internacionales de Bellas Artes. También fue miembro de la sección de artes plásticas de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, a la que se unió en 1936, con el inicio de la guerra, para colaborar en algunos congresos en defensa de la cultura. En esta época también se adhirió a la Agrupación de Mujeres Antifascistas, donde también luchó por mantener la cultura junto a otras mujeres artistas, y colaboró en diferentes campañas de socorro internacional durante la guerra.
Carrera artística y obras destacadas
De su carrera artística, cabe destacar una de sus piezas realizadas en 1935. Concretamente, se trata de un busto de Juan Renau, del que en la actualidad únicamente se conserva una reproducción. En esta obra se puede ver al hombre retratado con naturalidad. De esta escultura destaca la técnica, especialmente en el tratamiento de la anatomía y de la ropa. La pintora de Albacete también realizó varias viñetas en prensa, como en la revista semanal ‘Pasionaria’, y colaboró con Manuela Ballester, su cuñada.
En 1938, con la guerra aún sin finalizar, Elisa se trasladó a Barcelona para dar clases de dibujo como profesora. Durante su etapa como docente en la ciudad condal, la artista albaceteña obtuvo un accésit por uno de sus bocetos dedicado a la Segunda Guerra de la Independencia.
El campo de Argelés
En enero de 1939, Elisa huyó de España y cruzó a pie la frontera francesa por Le Perthus, ciudad fronteriza entre España y Francia, tras haber estado un tiempo en el campo de concentración de Argelés, una especie de campo de internamiento que construyó el gobierno francés en una de las playas de la localidad de Argelès sur Mer. Este campo acogió a más de 500.000 españoles refugiados en la frontera, que huyeron del país tras el inicio de la guerra.
En este campo de concentración de Argelés murieron centenares de personas debido a las condiciones infrahumanas en las que vivían, muchos de ellos víctimas del frío, la humedad, el hambre y la insuficiencia de recursos y alimentos. De hecho, algunos de ellos murieron de tifus. Cuando los nazis invadieron Francia, muchos de los españoles refugiados del campo se alistaron en el ejército francés para defender al país de los nazis. Finalmente, muchos españoles del ejército francés fueron capturados y trasladados al campo de concentración de Mathausen, conocido como ‘el campo de los españoles’.
Tras pasar por este campo francés, Elisa consiguió salir a tiempo y reunirse con su marido, para poner rumbo a Colombia. Durante la década de los cuarenta, la artista de Albacete trabajó en varios países latinoamericanos como México, donde colaboró con uno de los talleres artísticos de la familia Renau. En esta etapa, tanto Elisa como su marido, trabajaron en diferentes sectores como la industria cinematográfica o la publicidad comercial. Finalmente, la escultora albaceteña regresó a España, hasta su fallecimiento en 1974 en Valencia.
Por su gran aportación cultural y por su trayectoria artística, Albacete decidió homenajear a esta albaceteña en casa, colocando su nombre a una de las calles de la capital albaceteña, para recordar la importancia de la cultura en la sociedad y la gran carrera artística de esta mujer de Albacete.