/Sandra Manzanares/
Si imaginamos a una mujer del ámbito rural probablemente lo hagamos situándola en el campo y pensando que su formación académica es limitada, o eso al menos es lo que considera la presidenta de la Asociación de Familias de Mujeres del Medio Rural en Albacete, Tiva Bernabéu, que anima a derribar el estereotipo que cerca a este colectivo, que reivindica sus derechos y la igualdad, ya no solo con los hombres, sino también con la mujer urbana.
“La idea que he visto que la gente de ciudad tiene de la mujer rural es la de una mujer desaliñada, con falta de cuidados estéticos y que está en el campo a todas horas”, indica Bernabéu, señalando que el oficio de la mujer rural no se circunscribe únicamente a las tareas agrícolas y que, aunque no hayan podido continuar estudiando por la “falta de opciones” y por ello carezcan de formación cualificada, “no son tontas”. Todo lo contrario, la mujer rural es creativa, ingeniosa y muy autodidacta.
“Ven la televisión, tienen internet y quieren vivir en su pueblo”, nos explica la presidenta de la Asociación de Familias de Mujeres del Medio Rural en Albacete, AFAMMER, indicando también que la mujer que desarrolla su vida en el mundo rural, al contrario de lo que se pueda pensar, es joven, y de ellas destaca su generosidad, pues cuando se visita cualquier pequeño municipio de la provincia de Albacete “es como viajar a la pureza, la honestidad y la humildad”, decía Bernabéu.
Aunque las mujeres rurales se muestran “orgullosas de vivir allí”, sí que tienen necesidades que no se cubren en sus municipios, como que, a diferencia de los hombres, que “se reúnen en los bares de los pueblos y hablan de sus cosas mientras hacen la partida, las mujeres no se conocen fuera de su casa a no ser que sea para ir a misa”, por lo que reclaman lugares de encuentro en los que poder manifestar sus pensamientos.
Reinvindicaciones de la mujer
En este punto, Bernabéu destaca la importancia de la organización de cursos, que a la vez que contribuyen a la formación de las usuarias, les ayuda a relacionarse, pues el “ser humano tiene la necesidad de expresar sus preocupaciones”, propiciando así espacios para el debate y el enriquecimiento personal que se engrandece con el contacto intergeneracional. En sus casi siete años de vida AFAMMER, evaluando las potencialidades de cada zona, ha realizado 17 cursos de formación en distintas localidades sobre la creación de empresas de turismo rural, informática e internet para la mujer rural, tapicería o auxiliar de enfermería geriátrica.
Y es que, en solo seis municipios de la provincia se superan los 10.000 habitantes, debiéndose la concentración de población en la capital albaceteña “a que muchas mujeres tuvieron que emigrar desde sus pueblos para buscarse un futuro”. Precisamente para contribuir a que la mujer del mundo rural siga viviendo en él, es “necesario” que esté formada, lo que propiciará que la población rural se mantenga.
En este punto cabe destacar que también se llevan a cabo proyectos sobre la igualdad de las mujeres respecto a los hombres, prostitución y trata, así como prevención de violencia de género. Si las mujeres de la ciudad sienten “miedo y vergüenza” a la hora de denunciar y reconocer que están siendo maltratadas, en el mundo rural este efecto se multiplica, porque “se conocen todos” y en muchas ocasiones, las mujeres, como comentábamos anteriormente, no tienen un espacio para desahogarse y establecer relaciones personales que les permita comunicar su situación.
AFAMMER-Albacete con cerca de 600 socias en toda la provincia trabaja para las 85.000 mujeres potenciales que viven en el medio rural reivindicando la igualdad de oportunidades, para lo que piden la colaboración de las administraciones públicas, de las entidades privadas y de la sociedad en general, verdaderos artífices de que ese avance en materia de igualdad se produzca, así como con la participación activa de las mujeres rurales en las políticas de desarrollo rural en las que ellas deben ser protagonistas.
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