El corazón de Cuenca, escenario de ‘Vía Mística’

‘Vía Mística’ refleja la habilidad de Bill Viola para representar una experiencia espiritual trascendente a través de imágenes de vídeo, que no tiene igual en ningún otro artista contemporáneo. En total, son 16 las obras repartidas en cuatro sedes del casco antiguo de Cuenca, que suponen un valor añadido a la muestra, haciendo dialogar el arte contemporáneo con la puesta en escena en el corazón de los edificios con más historia de la ciudad.

‘Bill Viola – Vía Mística’ es una una oda al misticismo de la ciudad, realidad que, uniendo tradición y modernidad, forma un todo que diferencia el carácter de Cuenca. Las antiguas iglesias de San Miguel, San Andrés, Las Angélicas y el Museo de Arte Abstracto Español son el escenario de una exposición espiritual, con algunas obras inspiradas en la iconografía religiosa de grandes maestros antiguos.

La selección de las sedes expositivas se ha llevado a cabo siguiendo un criterio de representatividad, idoneidad espacial, localización, valor arquitectónico e histórico, posibilidades para intervenir museográficamente en ellas y disponibilidad por uso y tiempos, de acuerdo con los titulares de los edificios. Se han priorizado aspectos espaciales, fundamentales para la correcta presentación de las obras y el respeto absoluto al continente, no sólo en lo que se refiere a su integridad como edificios histórico/artísticos sino también al uso habitual y la actividad de los mismos, de acuerdo con la voluntad expresada por los titulares.

Asimismo se ha buscado que todas ellas se encuentren a poca distancia las unas de las otras con el fin de hacer el recorrido cómodo y agradable para los visitantes de cualquier edad y condición, favoreciendo asimismo acompañar correctamente el ritmo de la visita y la experiencia expositiva.

Escuela de Arte Cruz Novillo

El antiguo Convento de las Angélicas es un edificio que está anexo a la Iglesia de San Nicolás de Bari, data del siglo XVI y fue fundado en 1561 por el Comendador Constantino del Castillo. Hoy día alberga la sede de la Escuela de Arte Cruz Novillo.

Su antigua iglesia ha sido transformada en sala de exposiciones. Es un pequeño templo de una sola nave, cubierta con bóveda de casetones, en los que destacan pinturas religiosas en el eje central. El ábside presenta decoraciones de escayola enmarcando los antiguos vanos de oración y puertas de ingreso, así como una bovedilla sobre la antigua zona del altar.

Museo de Arte Abstracto Español

El museo ocupa buena parte del conglomerado arquitectónico que, conocido como las Casas Colgadas, se ha convertido en el emblema urbano por excelencia de la ciudad de Cuenca. Su promotor, Fernando Zóbel, quiso unir su colección artística personal con un compuesto edificado de espectacular ubicación paisajística, alguna de cuyas secciones cuenta con más de medio milenio de antigüedad.

El edificio, muy singular, de finales del siglo XV, une varias antiguas viviendas en una suerte de intrincado, pero hermoso conjunto de salas a distintas alturas, y se asoma sobre sobre la Hoz del Huécar, permitiendo que el paisaje exterior se integre naturalmente en la experiencia de la visita.

Iglesia de San Miguel

La Iglesia de San Miguel es un antiguo templo católico, hoy destinado a conciertos y actos culturales. La iglesia se alza sobre una plataforma en la Hoz del río Júcar, junto a la antigua muralla, y es una de las parroquias más antiguas de la ciudad. Debió de ser construida en el siglo XIII, con una estructura muy simple: una nave de mampostería que se cubría con armadura de madera, un ábside semicircular y la torre a los pies.

En el siglo XV se añadió a la iglesia otra nave en el lado norte, que también se cerró con un artesonado mudéjar. En el siglo XVI se efectuó en la cabecera de la iglesia una fuerte remodelación, en la que intervinieron Esteban Jamete y el Maestro de Cantería Pedro de Yrízar. La cúpula, diseñada por Jamete, es ovalada y está decorada con motivos florales. En el siglo XVIII la iglesia sufrió una reforma radical. El primitivo cerramiento de las naves fue cambiado: en la nave principal por bóveda de cañón con lunetos, y, en la nave colateral se dispuso una nueva bóveda de arista, la cual se asentó sobre dobles pilastras. La decoración de rocalla aparece tímidamente en los arcos fajones, en los vértices de los lunetos y en el centro de las bóvedas.

En la portada, el cuerpo bajo debe de corresponder al siglo XVIII. Está almohadillado y se reduce a un arco de medio punto entre pilastras apenas resaltadas. La parte superior tiene una hornacina central, entre dobles pilastras jónicas, y curiosas imágenes de donantes en las hornacinas de los extremos.

Iglesia de San Andrés

Edificada en el siglo XVI, la planta de la iglesia, que es sensiblemente trapezoidal, está condicionada por el pequeño solar en que se asienta. La nave está dividida en tres tramos, por medio de columnas adosadas al muro. La situación de la sacristía, detrás del altar, supone una gran novedad; aunque ello obligara al arquitecto a cortar el pilar, el cual arranca de una ménsula apoyada en un fino baquetón.

En el primer tramo, a ambos lados de la nave, hay unos arcos platerescos de dibujo muy sencillo; éstos se encuentran enmarcados por pilastras cajeadas, con sus capiteles adornados con grutescos, y en sus enjutas aparecen flores aveneradas, espejos y otros motivos renacentistas. A finales del siglo XVII, se construyeron en el presbiterio los arcos que vemos desnudos, pero que, en otro tiempo, cobijaron unos retablos barrocos. Conceptualmente es una obra bastante avanzada pues está concebida como si fuera un templete superpuesto a una portada.

Y es que, Cuenca es una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad cuya belleza se engrandece todavía más con exposiciones como la de Viola siendo su casco antiguo protagonista también de esta exposición, pues configura un marco escénico y expositivo único para la muestra. Su diseño medieval, con calles estrechas, plazas, miradores y edificios imponentes, que desafían la gravedad desde hace más de 500 años, encaramados en las hoces rocosas que dominan las gargantas por donde fluyen los ríos Júcar y Huécar, atrae fuertemente a los visitantes que buscan una mezcla perfecta entre naturaleza, historia y arte. Éste es el escenario de todo lo que es crucial para la ciudad, incluidas las celebraciones de su Semana Santa, la fiesta conquense por excelencia.

  

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