/Sandra Manzanares/Fotos: María Esperanza Panduro y cedidas por Ayuntamientos de Carcelén, Nerpio y Alcalá/
Los municipios de Albacete albergan bondades a veces desconocidas para los propios albaceteños. Atractivos naturales, que aúnan gastronomía, turismo y cultura brindando una gran oferta como destino vacacional, y también, para vivir. Éste es el caso, entre muchos otros, de los municipios de Carcelén, Alcalá del Júcar o Ayna, lugares a tan solo unos kilómetros la capital; y de Nerpio, algo más alejado del núcleo urbano, pero no tanto como parece.
Que la despoblación que está sufriendo el mundo rural es un problema acuciante que afecta al conjunto del país es una realidad innegable, que precisa de soluciones para impedir que nuestros pueblos queden en el olvido y se conviertan en meros destinos vacacionales. Municipios como Carcelén, que con apenas 520 habitantes, ve cuadruplicada su población en la época estival, algo muy relacionado con las Fiestas de los Montones y la celebración de la Carrera Nocturna de las Antorchas, todo un sello de calidad declarado de Interés Turístico Regional.
Sin embargo, como nos explica su alcaldesa, Dolores Gómez, la intención es generar durante todo el año turismo y sobre todo, revertir la situación de la despoblación, para lo que primero hay que “frenarla”, así, Gómez explica que en colaboración con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se han puesto en marcha dos planes de empleo, uno enfocado al turismo y otro de recuperación de fuentes naturales, lo que ayuda a generar puestos de trabajo en el municipio, sumando tales iniciativas a los servicios de prestación de ayuda a domicilio existentes en la localidad, que permiten que muchas personas continúen viviendo en Carcelén.
Además, Gómez avanza que en el diseño del presupuesto del año que viene se estudia establecer incentivos a los jóvenes interesados en residir en Carcelén, donde hace poco llegaba una nueva familia con una niña pequeña. Y es que este municipio albaceteño se encuentra a tan solo 50 kilómetros de la capital, albergando un importante patrimonio en el que destaca su castillo del siglo XIV, perfectamente conservado y dotado con ascensor. Además, Carcelén, con cerca de 2000 hectáreas, cuenta con un “paisaje excepcional”, incide Gómez.
Con todo ello desde el Ayuntamiento invitan a conocer Carcelén, recordando que la esencia de la vida está en el mundo rural, y que es éste quien “se encarga de custodiar el territorio y generar el alimento”, señala Gómez, añadiendo que “es algo que muchos no se plantean, pero si no somos capaces de conservar nuestro mundo rural, todo lo demás cae en cascada”. Y es que, “la vida nace en el mundo rural, y no es en la avenida de una gran ciudad donde se cultivan los alimentos que nos hacen llevar una vida sana”, recuerda.
Más que turismo
Nerpio es un municipio en el que encontrar más que turismo estival, ya que esta localidad es Patrimonio de la Humanidad por su arte rupestre, todo un sello distintivo de un lugar único e inimitable. Además, Nerpio cuenta con el pico más alto de la provincia, La Atalaya, situado a 2.083 metros de altitud, todo un reclamo para los más deportistas, y sobre todo, para los amantes de la naturaleza.
Sin embargo, la despoblación también afecta a esta localidad de la sierra de Albacete, cuyo alcalde, José Antonio Gómez, puntualiza que en los últimos años parece que el fenómeno se ha ralentizado gracias a la incorporaciones de ayudas agrícolas, ganaderas y turísticas. Actualmente son 1.300 los habitantes de este municipio, que sí sufrió una bajada brusca de población en los años 50, a raíz de la construcción del embalse del Taibilla. Por aquel entonces eran 5.600 los vecinos de Nerpio.
Para combatir la despoblación, lo principal según el alcalde sería cambiar el sistema de financiación del país, ya que “no puede ser que la primera fuente de ingresos de los municipios sea la participación de los tributos del Estado”, que está ligada al número de habitantes. De esta manera, decía el edil, se enriquecen los grandes núcleos de población y se desfavorecen los pequeños, por lo que habría que articular una fórmula que tuviese en cuenta la extensión de territorio, por la dificultad de prestar los servicios, que en ocasiones, ello supone.
Así, Gómez reivindica que entre los lugareños rurales y los de ciudad “no haya desigualdad en cuanto a servicios”, y “el sistema de financiación permita a las administraciones locales prestar los servicios que merece la gente”, que en Nerpio “están cubiertos”, aunque “faltaría la mejora de las comunicaciones”, una reivindicación histórica con la que acabar, entre otras, con la percepción de que “Nerpio está muy lejos de Albacete”.
Nerpio es un “gran desconocido” con innumerables fuentes y arroyos de los que disfrutar, con vegetación y espacios que merecen pena visitar y que trabaja para que su nuez, de Denominación de Origen, obtenga la marca de calidad, y así poder afincar nuevos puestos de trabajo, para conseguir, sino recuperar población, al menos, estabilizarla y mantenerse vivo.
Ayna y la cultura
Desde hace años Ayna, además de ser conocida por ser un rincón de la geografía albaceteña rodeado de luz y naturaleza, donde grupos de amigos y familiares pasan fines de semana y vacaciones enteras disfrutando de la pureza de su aire, también es famosa por ser el escenario de la película del director albaceteño José Luis Cuerda, ‘Amanece que no es poco’, que se ha convertido en todo un referente para cientos de personas que año tras año visitan este pueblo de la Sierra del Segura, escenario vivo de aquella historia, paradigma del surrealismo.
Así, lo apunta el alcalde de Ayna, Emiliano Rodríguez, que, pese a las visitas de este tipo, lamenta que la despoblación esté afectando al pueblo, que ha estado perdiendo en torno al 5% de su población desde los años 90. En sus 12 núcleos habitan 650 personas, cifra que se duplica en verano holgadamente debido al turismo que mantiene activo al pueblo de la mano de la hostelería, aunque en un día cualquiera no hay apenas actividad de este tipo, centrándose las tareas en la agricultura.
En 1960 la población superaba los 3.000 habitantes, que ha ido disminuyendo igual que lo han hecho los negocios privados, que son “fundamentales” para el crecimiento del municipio, a lo que habría que sumarle el envejecimiento de sus gentes, y es que la pirámide de la población de Ayna es invertida: más de la mitad de sus vecinos tienen, al menos, 60 años. Una situación tendente a la inhabitabilidad, que se trata de evitar, para lo que son necesarias “más ayudas” por parte de las administraciones con las que elaborar estrategias de atracción de empleo.
Aportaciones especialmente necesarias en este caso, ya que Ayna cuenta con un hándicap extra que es su limitado espacio, por lo que no se puede construir más ni ofrecer vivienda a los jóvenes que quieran instalarse en el municipio. En cuanto a los servicios básicos, por el momento, se mantienen, y se está trabajando en incorporar cobertura 4G, con el objetivo de facilitar el desarrollo del día a día de sus vecinos y visitantes.
Alcalá del Júcar
Alcalá del Júcar es una de las pocas excepciones en la tendencia de la despoblación, ya que ha conseguido frenar ese fenómeno, gracias a su turismo y a la generación de puestos de trabajo relacionados con el sector. Sus 1.400 habitantes se dividen en seis núcleos de población, llegando en verano hasta los 6.000 habitantes, sin tener en cuenta los visitantes, que en días puntuales pueden ser hasta 3.000 o 4.000 personas.
Así lo indica el alcalde de Alcalá del Júcar, Pedro Antonio González, destacando el atractivo patrimonial y medioambiental de este entorno, que como todos los pueblos rurales, debe contar con servicios públicos equiparables a los que puedan existir en un municipio grande o ciudad, decía González, que a la vez, “es realista”, señalando como servicios básicos los ámbitos de educación, formación, sanidad y transporte, algo de lo que Alcalá está dotado, pero no con la calidad suficiente para mejorar la vida de los vecinos y atraer a más personas, y eso es algo, asegura, que “excede a las competencias del Ayuntamiento”.
Hincapié hacía González en el tema del transporte público, y a las malas conexiones de la capital con el municipio, lo que le resulta “llamativo” dado su carácter turístico. “Vivir en el medio rural es necesario porque si no hubiera gente, el desarrollo demográfico del país sería inasumible», pero residir en la naturaleza, “tiene privilegios y limitaciones”, como en este caso es el acceso a determinados servicios.
Precisamente por ello, el edil asevera que “sostener el medio rural es necesario y no se puede hacer sin empresas que se asienten y con domicilio en estas localidades”. Para atraerlas se podrían estudiar medidas relacionadas con incentivos fiscales, a modo de compensación por las mermas que puedan sufrir al acceso a determinados servicios. Y es que, “si queremos que la gente se asiente tenemos que dar las mismas posibilidades” que ofrece una ciudad, de la mano de una política de discriminación positiva. De esta manera, González invita a hablar de “cómo reactivar la repoblación” y no de como parar el abandono de las tierras.
Un abandono que implicaría unas consecuencias de las que, en ocasiones, no parecemos ser conscientes, y que repercutirían al conjunto de la sociedad.