Albacete es una ciudad repleta de rincones y secretos por descubrir. Todos ellos esconden una pequeña historia detrás que merece ser contada. Desde El Digital de Albacete continuamos con nuestro peculiar recorrido por la capital albaceteña, desvelando algunas de estas curiosidades que pasan inadvertidas a los ojos de albaceteños y turistas, eso sí, dependiendo de los ojos de quien las mire.
En esta ocasión, ponemos sobre la mesa la historia del busto situado en los cimientos de la sede del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, a pocos pasos de la Plaza del Altozano, el curioso capricho de la naturaleza del Paseo de la Libertad, y algunas curiosidades que se encuentran en la Catedral de San Juan de Albacete, como el trocito de Argentina y Nueva York que existe en sus paredes, y el curioso secreto de la construcción del templo albaceteño.

El busto del arquitecto Francisco Jareño
El corazón de Albacete esconde un secreto en un rincón de una de las plazas más importantes de la capital albaceteña. A pocos pasos de la Plaza del Altozano se encuentra un busto del arquitecto de Albacete, Francisco Jareño de Alarcón, concretamente en la calle de San Agustín.
En este escondido rincón luce el busto de este ilustre arquitecto, del que poco o nada queda en pie actualmente en Albacete. Francisco Jareño construyó el Convento de San Agustín, que da nombre en la actualidad a la calle en la que se sitúa la sede del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.

En ese mismo lugar, residió el Convento de San Agustín, que se construyó de la mano del arquitecto de Albacete, que finalmente fue derribado para pasar a convertirse en la Real Audiencia Territorial. El hecho de que el antiguo convento desapareciese no sentó muy bien a los albaceteños, ya que esta edificación destacaba por ser uno de los edificios que llamaban poderosamente la atención en la ciudad por su belleza y se había convertido en uno de los edificios icónicos que amurallaban la Plaza del Altozano.

Por este mismo motivo, el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha decidió colocar un busto del arquitecto albaceteño como parte de los actos del Día Mundial de la Arquitectura en 2019, para homenajear la obra arquitectónica que un día fue el Convento de San Agustín y a su arquitecto. La curiosidad de este busto que rinde homenaje a la figura y la trayectoria de Francisco Jareño de Alarcón, es que se encuentra situada delante del edificio, justo de espaldas a él.

Esta colocación no es casual, sino que se ha hecho a consciencia, para que el arquitecto no pueda ver lo que se ha construido en el lugar que ocupó un día el convento. El busto está colocado de tal manera, que los ojos del arquitecto están abiertos hacia el horizonte de la ciudad de Albacete, y el edificio que sustituyó al famoso Convento de San Agustín quede fuera de su ángulo de visión, para que el arquitecto no pueda ver que el edificio antiguo fue derribado en favor de una construcción que no destaca por su belleza.
El capricho de la naturaleza en Albacete
La naturaleza es caprichosa, y Albacete tiene pruebas de ello. En el Paseo de la Libertad, entre la Fuente de las Ranas y la Plaza del Altozano, a la altura del edificio de la Diputación Provincial, la naturaleza ha decidido darse un ‘capricho’ en este tramo de la capital albaceteña.

El Paseo de la Libertad cuenta con dos hileras del árboles Platanus Hispánica. Situadas cada hilera a un lado del paseo, dan un toque especial a esta calle albaceteña. Es cierto que estos árboles, también conocidos como ‘plátanos de sombra’ forman un paseo especial en Albacete, pero concretamente dos de ellos esconden una curiosidad, y es que dos de estos árboles han decidido ‘abrazarse’ para siempre.

Un árbol de cada hilera lateral que decora el paseo han unido sus ramas, formando una especie de arco natural, donde se puede apreciar como ambas ramas han quedado perfectamente fusionadas, puesto que no se puede ver donde empieza una y acaba la otra. Sin ningún tipo de interrupción y sin motivo aparente, parece ser que estos árboles han decidido darse un capricho y darse la mano para siempre.

Se desconocen los motivos de esta curiosa unión vegetal, pero es cierto que hace este paseo especial y diferente, quizá recordando a los albaceteños la importancia de estar unidos.

Nueva York y Los Andes, presentes en la Catedral de Albacete
Las grandes dimensiones de los lienzos de las paredes de la catedral albaceteña guardan un sinfín de secretos y curiosidades, que seguramente han pasado desapercibidos por muchos albaceteños.
La inmensidad de las pinturas de la Catedral de Albacete hace que cuando uno traspase sus puertas no pueda apartar la mirada de sus techos y pinturas, ya que sus dimensiones y su nivel de detalle es sobrecogedor. Miles de pequeños detalles se encuentran en estos lienzos, pintados por Casimiro Escribá, sacerdote valenciano que realizó estas pinturas en su taller situado en la localidad de Ayora.

Una curiosidad de Casimiro Escribá es que en estas pinturas aunó hechos históricos con la religión, por lo que entre las paredes de la Catedral de San Juan Bautista de Albacete conviven historia y religión en un mismo espacio.
En una de sus pinturas, Escribá expuso de esta manera algunas de las ciudades que había visitado como misionero. Por eso, en uno de los murales, concretamente el último de la pared derecha del templo, el artista “quiso plasmar algunos detalles para explicar cómo Cristo reina en el mundo”, tal y como explica Diego Herrera, sacerdote de la Catedral de San Juan a El Digital de Albacete.

En la parte superior de esta pintura, en un pequeño rincón a la izquierda, se pueden observar las montañas que coronan la famosa coordillera de Los Andes en Argentina. “Esto se debe a que el pintor estuvo de misionero en Argentina”, apunta Diego Herrera. De esta manera, Casimiro Escribá dejó un pequeño trocito de su experiencia en el país de los tangos.
En la parte superior izquierda, se puede observar los picos nevados de Los Andes argentinos, mientras que en el centro-izquierda de la siguiente imagen, se pueden apreciar los altos rascacielos que hacen referencia a Nueva York.

Continuando en el mural y siguiendo la misma línea, se pueden ver los rascacielos característicos de la ciudad neoyorquina, donde también viajó el pintor y sacerdote. De esta peculiar forma, un trocito de Nueva York y Argentina se encuentran en la Catedral de Albacete.

Este pequeño secreto pasa desapercibido a los ojos de albaceteños y visitantes, ya que la magnitud de las pinturas de Camilo Escribá es considerable, y estos detalles están pintados con mucha precisión en pequeños espacios del mural.
Los cimientos de la construcción de la Catedral de Albacete
La Catedral San Juan Bautista de Albacete es uno de los lugares que guarda más secretos por metro cuadrado. La catedral albaceteña alberga numerosas curiosidades que la hacen especial, tanto a nivel espiritual como cultural y arquitectónico.
La Catedral de Albacete en un principio fue la Parroquia de San Juan Bautista, pero con el paso del tiempo se convirtió en la iglesia albaceteña principal. El comienzo de la construcción data hacia 1515, aunque el proyecto a día de hoy no se ha completado al 100%, si tenemos en cuenta la intención original plasmada sobre el papel de los planos iniciales.

La construcción de este templo estuvo protagonizada por “grandes artesanos de la piedra, muchos de ellos venían de otras ciudades como Murcia, Valencia o Cuenca”, tal y como explica el sacerdote Diego Herrera a El Digital de Albacete. De hecho, una de las curiosidades de la catedral reside en el cambio de color de las piedras, en el que se pueden vislumbrar cómo las diferentes ampliaciones que se han ido haciendo en la catedral albaceteña, se han construido con diferentes materiales. “En la fachada vemos como las piedras de la cabecera del templo son más antiguas”, asegura el párroco Diego Herrera.

Una de las curiosidades en el exterior de la fachada de la catedral que se pueden apreciar desde la Plaza de la Plaza de la Virgen de Los Llanos es que el templo se empezó a construir “de la cabeza a los pies”, como manifiesta el sacerdote albaceteño Diego Herrera. Es decir, el inicio de la construcción no fue a partir de la fachada principal que mira hacia el Museo de la Cuchillería, sino por la parte de atrás, que da a la Bajada de San Juan Evangelista. La Iglesia de San Juan de Albacete ha sufrido varias ampliaciones a lo largo de la historia. Como símbolo de ello, se puede apreciar desde el exterior el cambio de la piedra, debido a que se usaron diferentes materiales.

Además, todas las iglesias de la época se construían hacia el Oriente, “ya que antiguamente debían estar orientadas hacia Tierra Santa y hacia Roma”, como indica el sacerdote de la catedral albacetense, Diego Herrera.

Albacete continúa guardando secretos en cada rincón. La capital albaceteña está repleta de secretos y curiosidades por descubrir, a pesar de que muchos albaceteños llevemos toda la vida residiendo en la ciudad y paseando por sus calles, y seguro, que en muchas ocasiones pasando por delante de estos pequeños detalles que pasan inadvertidos, según los ojos de quien lo mire.
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