/Sandra Manzanares/ Fotos y Vídeo: María Esperanza Panduro y María Guerrero/
El hijo de Carmen tenía dolores de cabeza y, últimamente, se encontraba cansado. Todos pensaban que era a causa del estrés por la llegada de la selectividad, pero no era así, Carlos tenía una insuficiencia renal ya avanzada que precisaba un trasplante urgente. Tras las pruebas se comprobó que Carmen podría ser la donante que necesitaba, iniciándose así el primer trasplante entre vivos realizado en Castilla-La Mancha y que tenía lugar en el Hospital General de Albacete el pasado 18 de septiembre.
“Fue a urgencias y ya iba ciego, pues solo veía un 20% de un ojo y en el otro nada”, recuerda la madre del joven, Carmen Panadero, señalando que al mismo verlo, los médicos identificaron el color de piel de Carlos como un claro síntoma de insuficiencia renal. Después de examinar el estado del albaceteño, fue sometido directamente a diálisis. Los riñones de Carlos corrían el riesgo de no recuperarse, pero lo hicieron.
Y es que, el trasplante renal es el mejor tratamiento para la insuficiencia renal crónica, pudiendo alargar la vida del paciente hasta en 20 años si éste recibe el riñón de donante vivo, y en 15 años en el caso de que los órganos procedan de donante cadáver. “Una máquina no filtra igual que un riñón, ya que las sustancias que se van quedando depositadas en el cuerpo deterioran la calidad de vida”, explica el presidente de la Asociación de Lucha Contra las Enfermedades Renales de Albacete, Antonio Escribano, añadiendo, a modo de ejemplo, que durante el tiempo que el paciente se somete a diálisis, tiene una fatiga crónica que no se puede evitar.
El 85% de la actividad trasplantadora renal se realiza a partir de donante cadáver, cifra que no logra satisfacer todas las listas de espera, por lo que lo ideal sería consolidar el programa de trasplante renal entre vivos. Además, los riñones procedentes de personas fallecidas son añejos, ya que la media de los donantes es superior a 60 años, dificultando así a la población joven e infantil cubrir sus necesidades. En este sentido, Escribano remarcaba la importancia de la donación en vida para dar la oportunidad a los enfermos más jóvenes de ser trasplantados con mayores garantías.
Un gesto que puede salvar la vida de una persona y que no afecta a la vida del donante, asegura Carmen, destacando que de no haber podido ser la donante de su hijo, “hubieran necesitado mucho más que un milagro”. Actualmente, en Albacete, medio centenar de personas esperan un transplante renal, por lo que “es conveniente que la sociedad se conciencie, que los familiares den ese paso adelante y busquen estudios para ver si son compatibles, y aunque no sean compatibles, la Organización Nacional de Transplantes es capaz de hacer cadenas de transplantes para que un donante pueda donar a una persona que no es su familiar”, puntualizaba Escribano.
Carlos aprobó la selectividad y ahora, estudia magisterio. Se encuentra mejor y cada vez necesita menos medicación. Carmen también realiza su vida de manera totalmente normal, aunque está más controlada por los especialistas, pues solo tiene un riñón. Al decirle que le ha dado la vida a su hijo dos veces, ella puntualiza que para hacer posible la donación ha sido necesario el trabajo y la voluntad de muchas personas, entre las que se encuentra el personal de las 15 especialidades médicas que dieron lugar a que se produjera todo un hito en la Sanidad Pública castellano-manchega, a quienes agradece su labor.
Esta acción implica el inicio del primer programa de transplante renal entre vivos de Castilla-La Mancha, de cuya importancia los trasplantados son muy conscientes. La donación, tanto de vivo como de fallecido, constituye un acto altruista que llena de esperanza a los pacientes y sus familias, y que aprovechan siempre que pueden para poner en valor. Y es que, la vida es un regalo que no hay que esperar a morir para regalar.
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