La magia del croma de ‘La Revuelta’ viajó este lunes hasta Albacete. El popular programa de entrevistas de RTVE, presentado por David Broncano, volvió a sorprender a su audiencia cuando uno de sus colaboradores más imprevisibles, Jorge Ponce, se convirtió en «el genio de la freidora» y, con un chasquido, trasladó al público directamente a las rotondas de acceso a la ciudad.
«Yo estoy aquí, pero en un momento estoy en Albacete», bromeó Ponce mientras, en la pantalla del plató, aparecía la imagen de la emblemática rotonda de la Tamos, donde desde 2023 se alzan las grandes letras que dan la bienvenida a quienes llegan desde la carretera de Madrid.
«Es bonito Albacete», comentó entre risas Broncano, sorprendido por la escena y haciendo gala de su habitual ironía: «Mira el museo de naturaleza detrás del árbol».
Pero el viaje no quedó ahí. Con otro chasquido, Ponce cambió de escenario y apareció la segunda rotonda con las letras de la ciudad, esta vez la que se encuentra en el acceso desde la carretera de Valencia, iluminada de noche. «Es Albacete, pero por la noche», comentó el colaborador, provocando carcajadas entre los presentes. «Es otra rotonda porque no teníamos foto de la otra de noche», añadió entre risas.
«Objetivo cumplido»
El momento no ha pasado desapercibido en la ciudad. El exalcalde de Albacete, Emilio Sáez, impulsor de la instalación de los letreros, ha compartido el vídeo del programa en sus redes sociales y ha celebrado la inesperada promoción.
«Ayer conseguimos que los 1,3 millones de personas que estaban viendo ‘La Revuelta’ conocieran la ciudad de Albacete, aunque fuera a través de dos de sus rotondas. Objetivo cumplido. Y nos ahorramos el patrocinio», ha publicado.
Además, ha aprovechado para invitar a Broncano y a su equipo a visitar la capital manchega más allá de sus rotondas: «En Albacete siempre recibimos con buen humor a quien nos visita o quiere saber más de nuestra ciudad».
Gracias al humor del programa y al poder del croma verde, Albacete fue protagonista de la noche televisiva. Dos rotondas, un genio de la freidora y un millón de espectadores bastaron para que, por un momento, la capital manchega se colara en el imaginario del late night más imprevisible de la televisión.

