Repartidores de Correos, bajo la lupa: denuncian que marcan como “ausente” a vecinos de Albacete sin intentar la entrega

En distintas urbanizaciones y zonas residenciales de Albacete, numerosos vecinos han denunciado una práctica que, lejos de ser anecdótica, se ha convertido en un hábito cada vez más extendido entre los repartidores de Correos: marcar como “ausente en la entrega” a destinatarios que, en realidad, se encontraban en sus casas esperando el paquete.

Según los testimonios recabados por El Digital de Albacete, muchos usuarios aseguran que el repartidor nunca llegó a pasar por su domicilio, incluso en viviendas donde todo el día hay gente. Sin embargo, al revisar el seguimiento del envío, se encuentran con la notificación de que “no estaba en casa”. Una artimaña que, en la práctica, convierte un servicio contratado y pagado en una obligación extra para el cliente, que se ve forzado a desplazarse hasta la oficina de Correos para recoger su paquete.

La situación no es baladí: entre los envíos afectados hay desde productos de uso cotidiano hasta medicamentos y artículos de extrema necesidad. “Estaba en casa toda la mañana y nadie llamó al timbre. De repente recibo un aviso de que no me habían localizado y que debía ir a recogerlo a la oficina. Es indignante”, lamenta una vecina de una urbanización cercana a la capital.

Lo más preocupante es la aparente indiferencia de la empresa. Pese a las reiteradas quejas, Correos hace caso omiso y mantiene un silencio administrativo que solo incrementa la frustración de los usuarios. En lugar de reforzar la calidad del servicio, parece que la compañía ha normalizado esta técnica, que no solo incumple lo pactado con el cliente —que paga por una entrega en domicilio— sino que erosiona la confianza en la entidad pública. Algunos de los repartidores usan esta técnica de manera habitual, sobre todo en urbanizaciones como Aguasol, Pinares del Júcar, o Altos de Escucha, donde parece que, según diversos testimonios, «no les apetece ir a trabajar».

Los vecinos denuncian que esta práctica no responde a errores puntuales, sino a un modus operandi sistemático: los repartidores, por comodidad o falta de tiempo, evitan realizar la entrega y trasladan la carga al consumidor. Una forma de precarizar un servicio que debería ser básico y eficiente, especialmente en zonas donde no hay alternativas logísticas.

Mientras tanto, el malestar crece y los afectados se sienten desprotegidos. “Pagamos gastos de envío, pero somos nosotros quienes tenemos que hacer de carteros e ir a la oficina. Es una burla”, critican.

El problema ha alcanzado tal magnitud que la paciencia de los usuarios se agota. Y la pregunta que queda en el aire es evidente: ¿hasta cuándo seguirá Correos permitiendo que sus repartidores engañen al ciudadano sin asumir responsabilidad alguna?

Llanos Esmeralda Garcia

Periodista natural de Albacete. Licenciada en Periodismo en la Universidad de Murcia y Diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Murcia. Más de 15 años de experiencia en medios de comunicación, como La Verdad, CNC y El Pueblo de Albacete.
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