El conocido edificio Hotel Central Legorburo, situado en la calle Marqués de Molins, ha albergado muchos negocios a lo largo de la historia. El más conocido fue el Hotel Central Legorburo, ya que este edificio se construyó con la firme intención de instaurar un hotel, que se convirtió en su momento, en uno de los más modernos del Albacete de la época. Este espacio en otras ocasiones, también ha sido la sede de diferentes comercios que han pasado entre estas peculiares paredes, como Almacenes Lorenzo, que estuvo situado en este edificio que hace esquina con la calle Concepción durante muchos años, como recordarán los albaceteños. De esta época queda una lámpara centenaria que sigue iluminando este edificio en el corazón de la capital albaceteña.
Este edificio data de finales del año 1921 y nació de las manos de los arquitectos Julio Carrilero y Manuel Muñoz. El hotel fue construido para funcionar como tal exclusivamente, lo que hace que la construcción sea diferente a las demás que residen en las inmediaciones y supone que sus instalaciones estén pensadas y habilitadas específicamente para el funcionamiento del hotel, que a pesar de no funcionar ya como instalación hotelera, sigue presente en la ciudad.

Los Almacenes Lorenzo de la calle Marqués de Molins
Tras el cierre del Hotel Central Legorburo, se instalaron allí varios comercios a lo largo del tiempo. Como recordarán muchos albaceteños, uno de ellos era Almacenes Lorenzo, tienda de tejidos regentada primero por Lorenzo López, padre, y más tarde por Lorenzo López, hijo.

Finalmente, esta tienda albaceteña también terminó echando el cierre, pero su esencia sigue presente, gracias a una lámpara que adquirió Lorenzo López padre, que a día de hoy sigue llenando de luz el edificio que algún dia albergó el Hotel Central Legorburo y Almacenes Lorenzo, entre otros comercios que también eligieron este emplazamiento como sede de su negocio.

María Asunción López, nieta e hija de los dueños de Almacenes Lorenzo, recuerda que “cuando el hotel cerró, mi abuelo puso la tienda allí”, quien regentó este establecimiento durante varios años, convirtiéndose en uno de esos comercios icónicos que recuerdan muchos albaceteños. Una tienda que ha pasado de generación en generación hasta en tres ocasiones en la familia de María Asunción, aunque finalmente decidieron dar por terminada la etapa de estos almacenes y cerrar.

La luz de los Almacenes Lorenzo
Almacenes Lorenzo era una tienda de tejidos. Además de su curioso emplazamiento en el que había sido uno de los hoteles que habían despuntado en Albacete, también llamaba la atención una lámpara muy especial, que un día iluminó las telas de Lorenzo, y hoy continúa iluminando el edificio. Una lámpara de araña, con muchos detalles, que “mi padre vio en un cine de Valencia, le encantó y la quiso para la tienda”, asegura la hija de Lorenzo, que recuerda que su padre encargó la lámpara en una empresa valenciana.

Además de esta lámpara que continúa funcionando varias décadas después, ahora iluminando una franquicia, “se hizo la lámpara de la tienda, y seis o siete más pequeñas que se pusieron alrededor”, explica María Asunción López, que manifiesta que “se han ido perdiendo con el paso del tiempo”.

La lámpara centenaria, testigo del paso del tiempo
Una lámpara que forma parte de la familia de Lorenzo López, aunque sigue en el edificio que fue testigo del ir y venir de gente que pasaba diariamente por los Almacenes Lorenzo. “La lámpara sigue siendo nuestra, pero pensamos que es ahí donde tiene que estar”, explica María Asunción López a El Digital de Albacete.

Una lámpara que mantiene la esencia de aquella tienda del centro de Albacete, que ocupó por varios años la parte baja del edificio que fue el Hotel Central Legorburo, a la que tres generaciones de la familia de María Asunción López acudían cada mañana para trabajar en el negocio familiar.

Cuando el edificio cambió de manos, “el dueño dijo que la podíamos dejar allí, porque tampoco nos la podíamos llevar a casa por sus grandes dimensiones”, apunta María Asunción.

De esta manera, la luz que emite esta lámpara hace que no se pierda la esencia de Lorenzo López y su familia, quienes trabajaron en la tienda de la esquina de la calle Marqués de Molins con la calle Concepción, a pocos metros de la Plaza del Altozano de Albacete.