El sargento Rafael Gallart Martínez, natural de la localidad albaceteña de Hellín, fallecía el pasado mes de junio tras un salto en paracaídas frente a las costas de Cartagena. Un salto que era parte del curso de operaciones especiales iniciado en la Escuela Militar de Montaña de Jaca y costaba la vida a este hellinero de 33 años.
“Indicios contra la eficacia del servicio con resultado de muerte”
Ahora el titular del Juzgado Togado Militar Territorial número 14 ha apreciado en la planificación y ejecución del ejercicio “indicios de un delito contra la eficacia del servicio con resultado de muerte”, tal y como recoge El País.
En concreto detalla la publicación que el Código Penal Militar castiga este delito “con hasta seis meses de prisión”. Del mismo modo se ha procedido a elevar a sumario las diligencias previas que se instruían sobre este trágico caso.
Investigados por el fallecimiento de este sargento de Hellín (Albacete) varios cargos militares
El juez retiraba la condición de testigos al capitán y al brigada que actuaron como jefe de lanzamiento y jefe de zona de caída de los paracaidistas, siendo citados en calidad de investigados, “condición equivalente a imputados” . Según el auto ambos “son los militares que, a primera vista, tenían encomendada la organización del salto, así como la supervisión de que las condiciones en que se desenvolvió el ejercicio se ajustaran a las normas previstas”.
Además según señala El País el juez también reclama “un informe comprensivo de los cometidos desempeñados durante el ejercicio por el coronel director de la Escuela Militar de Alta Montaña y Operaciones especiales, el teniente coronel jefe de estudios de la misma y el comandante jefe del curso”. En concreto, el sargento fallecido estaba destinado en el tercio de la Legión de Ronda, y en el momento del trágico accidente participaba junto a sus compañeros en un curso de operaciones especiales organizado por la escuela de Jaca.
El salto que costó la vida al sargento Gallart, natural de Hellín (Albacete)
La investigación judicial detalla que “las condiciones meteorológicas existentes en la zona de lanzamiento no permitían la realización del salto paracaidista. De este modo El País señalaba que “según el informe meteorológico emitido por el patrullero Infanta Cristina entre las 10.00 y las 11.00 horas se registraban rachas de viento de entre 20 y 25 nudos”, añadiendo además que el viento predominante a lo largo de la jornada fue “de entre 11 y 16 nudos” y había “buena visibilidad y cielos despejados aumentando la nubosidad hacia las 13.00 horas”.
Con toda esta información, el auto ponía de relieve que “la velocidad de viento máximo permitido para realizar el salto es de 14 nudos”.
Igualmente, según la normativa, “la tripulación de las embarcaciones que recogen a los paracaidistas del agua debe estar formada por un patrón y dos tripulantes”. Sin embargo, la publicación detallaba que “la que acudió a rescatar al sargento Gallart se limitaba a un patrón y un auxiliar”.
Tras efectuar el salto y aproximarse a la zona de recogida el sargento Gallart “agitaba los brazos”, indicaba la publicación, con el objetivo de liberarse del pesado paracaídas. Rápidamente el auxiliar se lanzó al agua para ayudarle cortando con una navaja los arrastres, pero “se le escapó de las manos y quedó a la deriva”, añadían.
Finalmente cuando lograron sacar al sargento del agua y subirlo a bordo de la embarcación “se encontraba totalmente inconsciente y echando esputa por la boca”, apuntaban. Desafortunadamente el sargento Gallart perdía la vida a su llegada al Hospital Santa Lucía de Cartagena.
