Lo más probable es que, tras una sesión de creatividad culinaria, una de las primeras preguntas que te vengan a la mente sea “¿cómo puedo limpiar la vitrocerámica ahora?”. Porque lo cierto es que, si quieres alargar la vida útil de este electrodoméstico, tendrás que saber cuáles son los mejores productos y cuándo es recomendable aplicarlos. Para ello, te proponemos algunos consejos que harán esta tarea algo más llevadera.
No te demores a la hora de limpiar la vitrocerámica
Muchas veces puede resultar algo tedioso terminar de cocinar y ponerse a limpiar la vitrocerámica, y más teniendo en cuenta que lo más probable es que la uses varias veces al día. Pero es un aspecto clave si no quieres que se ralle, en especial porque es posible que lo que haya caído llegue a quemarse, complicándose así su limpieza. Además, siempre será más fácil limpiar los restos de comida cuando estos estén recientes.
Por otro lado, y como aclaración a este respecto, puedes esperar el tiempo suficiente hasta que se haya enfriado. La importante es no dejar que la comida y las salpicaduras se endurezcan y se sequen.

Usa productos adecuados
Elegir bien los productos no solo es fundamental para limpiar la vitrocerámica correctamente, sino que podrían incluso tener un impacto sobre nuestra salud. Lo ideal es usar marcas que cuenten con buenos avales y que sean lo más sostenible posible a nivel medioambiental. No obstante, si optas por recurrir a marcas blancas más económicas, un buen indicador de su calidad y efectividad será leer las reseñas de otros usuarios. Si no estás muy seguro sobre su utilidad, una búsqueda rápida te resolverá muchas dudas y evitará daños en el cristal.
Por supuesto, quedan descartados los productos abrasivos como quita grasa, que eliminarán el brillo y posiblemente contribuyan a rallar la superficie de cristal de la vitrocerámica.

Cómo limpiar la vitrocerámica correctamente
Si te decantas por limpiar la vitrocerámica al terminar de usarla, en muchos casos te encontrarás con que no está demasiado sucia. Para estos casos, bastará con pasar una bayeta húmeda y usar unas gotas de algún producto detergente (el clásico lavavajillas cumplirá con creces). Cuando hayas acabado tan solo tendrás que aclararlo con la bayeta limpia y secar bien el cristal con papel de cocina.
Por otro lado, si te encuentras con la situación en la que la vitrocerámica está muy sucia y quieres devolverle todo su brillo sin rallarla, habrá que dedicarle algo más de tiempo y esfuerzo. El primer paso será quitar la suciedad superficial que no esté adherida al cristal. A continuación, sigue el mismo proceso anterior y usar la bayeta y el líquido lavavajillas para deshacerte de ella.
Además, para la suciedad incrustada puedes hacer uso de un truco que lleva mucho tiempo utilizándose, usar un limón para limpiar la vitrocerámica. Aplica unas gotas y déjalo actuar unos minutos. Con él conseguirás que los restos que se hayan endurecido vuelvan a ablandarse y sea más fácil quitarlos.
Uso de la rasqueta
Para los restos que hayan aguantado tanto el uso del lavavajillas como del limón, tocará hacer uso de la cuchilla para vitrocerámica también conocida como rasqueta. Es muy importante que la uses lo más horizontalmente posible para no rallar el cristal de la vitrocerámica. Lo ideal es usarla con un ángulo aproximado de 30 grados, y sujetarla con firmeza, pero sin apretar demasiado sobre la superficie.

Si aún con todo ello, las manchas logran persistir, es hora de que uses hielo. Colócalo encima de los restos que no consigas eliminar y espera unos minutos hasta que se enfríen. Cuando consideres que ya se ha enfriado suficiente, vuelve a pasar la rasqueta para eliminar los restos por completo. Y, por último, no olvides hacer uso del producto específico para vitrocerámicas que hayas elegido. Para retirarlo, acláralo con agua ayudándote de la bayeta y seca bien el cristal con papel de cocina.
Limpiar la vitrocerámica quemada
Como te hemos mencionado con anterioridad, lo ideal es no llegar a este punto, pero si acaba por ocurrir, tiene arreglo. Puedes recurrir a productos específicos para este propósito o hacer uso de elementos más económicos que podrás tener en casa. Mezcla dos cucharadas de bicarbonato con 10 CL de agua. El resultado será una pasta que podrás aplicar sobre la superficie quemada.
Tras esto, añade unas gotas de vinagre y deja actuar durante al menos 5 minutos. Después, limpia la superficie con una bayeta húmeda y seca la superficie con papel de cocina. Eso sí, recuerda que este remedio está especialmente aconsejado para cuando se tiene que limpiar la vitrocerámica quemada, no para la limpieza del día a día.
Por último, recuerda que otro remedio casero para devolverle el brillo a tu vitrocerámica y lograr pulirla un poco es hacer uso de pasta de dientes que contenga bicarbonato. Solo tendrás que aplicarla con un paño suave, aclararla y secar después.