/Llanos Esmeralda García/ Fotos: María Guerrero/
Actor, director, cantante… Juanma Cifuentes es un intérprete polifacético con una formación y experiencia que muchos quisieran tener. Licenciado por la Real Escuela Superior de Teatro de Madrid (R.E.S.A.D), Doctorado por el Piccolo de Milán en Commedia dell´Arte y Licenciado por la Real Escuela Superior de Canto de Madrid no concluye su formación asegurando, en una entrevista a El Digital de Albacete, que su objetivo es nutrirse “de todo lo que la vida me quiera dar”. Cifuentes ha cosechado innumerables premios a lo largo de su carrera, entre los que destaca el de mejor actor, en 2004, en el Festival Internacional del Teatro Avante por el monólogo ‘Defensa de Sancho Panza’, de Fernando Fernán Gómez, siendo uno de los espectáculos “más maravillosos que he hecho”. Ha trabajado con directores de la talla de Adolfo Marsillac protagonizando obras como ‘La gran sultana’ o ‘Fuenteovejuna’, incluso ha participado en musicales como ‘El hombre de la Mancha’… Su inquietud le ha llevado a trabajar en Estados Unidos tanto en teatro como en televisión, como actor y director. Y es que como nos ha comentado “he aprendido que la vida solo se detiene cuando nos vamos a la cama”. Pero lo que pocos conocen de este virtuoso albaceteño son sus anécdotas, esas que le han llevado a actuar, sin saberlo, ante el narco más de moda.
EL DIGITAL DE ALBACETE-Actor, director, cantante… ¿Tenía claro que su carrera profesional iba a ser así de completa?
JUANMA CIFUENTES-Tenía claro que quería ser actor, por eso me decidí a hacer arte dramático. De chiquitito tenía algunas facultades para cantar y decidí ponerme a estudiar canto para potenciar más lo que ya sabía, lo que ya tenía como actor. Al final me he dejado llevar por la vida y como tenía claro que esto es lo que me gustaba, me dediqué a formarme. Estudié dirección, canto, danza, interpretación… Incluso salí a Europa a trabajar con directores. Intenté un poco beber de todo aquello que me interesaba y que me apetecía, lo que de verdad me hacía flipar. Primero empecé con la interpretación, luego con el mundo del canto, a dirigir, a escribir mis propios espectáculos y, a partir de ahí, me he ido nutriendo de lo que me gusta.
E.D.A.- ¿Es fácil llevar a cabo tantas facetas?
J.C.- No es fácil, es como cualquier aprendizaje. Tiene sus procesos, unos momentos en los que quieres abandonarlo todo pero, de repente, empiezas a ver que no está mal, empiezas a nutrirte de todo eso, a generar tu propia dialéctica, tus propios códigos y cuando los aplicas ves que funcionan entre el público. Ahí comienzas a afianzarte. Aunque también tiene su contradictoria, el arte en general es muy peligroso, porque tiendes a ser reiterativo y lo bueno es siempre reinventarte, salir de la zona de confort y plantearte nuevos retos. Pero todo es una cuestión de aprendizaje.
E.D.A.-¿En qué faceta se encuentra Juanma Cifuentes más cómodo?
J.C.- Me gustan todas. Cuando hago teatro y me meto en un personaje flipo con ellos y procuro hacerlo siempre muy bien; cuando estoy cantando disfruto como un enano, cantar para mi es un placer y ahora estoy teniendo una etapa más de dirigir, de escribir… Te das cuenta que el secreto de la felicidad está en disfrutar de lo que estás haciendo, dejarte llevar por lo que está ocurriendo.
E.D.A.- ¿En qué proyectos está inmerso actualmente?
J.C.- Ahora estoy haciendo una obra de teatro que va para el Festival de Málaga, se estrenará el 1 de febrero, y que va a venir también a Albacete ’Los amores oscuros’ (bajo la temática del último amor de Federico García Lorca, que era un señor, periodista, de Albacete quien oculta su relación con Lorca) aparecen Antonio Campos y Clara Montes como protagonistas. Sigo también con la grabación de la serie ‘La Catedral del Mar’, basada en la novela homónima de Ildefonso Falcones la cual termino de grabar el día 20. El día 21 me vengo a Albacete para hacer unos retoques en los ensayos de ‘Los amores oscuros’, con la compañía Albacity con los que hice ‘El buscón’ hace dos años. Tengo una gala de Navidad el día 29, en el Auditorio de Albacete, con el maestro Víctor Perona. El mes de enero lo dedico íntegramente, excepto dos actuaciones líricas que tengo en Madrid en el Auditorio Nacional, en Albacete. También tengo programada una obra de Antonio Morcillo para el mes de marzo y además estoy con un proyecto de un musical sobre ‘Platero y yo’. La verdad que estoy teniendo una racha muy buena de trabajo pero, de igual manera, puede pasar lo contrario. Por lo que siempre te dedicas a sacar ideas…
E.D.A.- ¿De qué trabajo de los que ha hecho se siente más orgulloso?
J.C.- Hay muchos que marcan un poco mi carrera, proyectos que de repente su repercusión hacen que sucedan más. Toda mi trayectoria en la Compañía Nacional de Teatro Clásico es fundamental, con ‘Fuenteovejuna’ y ‘La gran sultana’ de Adolfo Marsillach para mi son dos espectáculos que marcan un poco mi carrera profesional; a nivel popular el musical del ‘Hombre de la Mancha’. Hay un espectáculo que me marca por lo bien que me lo pasé ‘Defensa de Sancho Panza’, un monólogo que me regala Fernando Fernán Gómez (es ‘El Quijote’ desde el punto de vista del escudero) con el que me llevé muchos premios como mejor actor en Nueva York, mejor actor en México, Puerto Rico, de los premios Max en España… Estar encima del escenario, solo, con un texto como ‘El Quijote’, defendiendo un personaje de tu tierra, la verdad que me llevó mucha satisfacción y, sobre todo, por el resultado que tuvo.
E.D.A.- ¿Es fácil hacerse con un personaje?
J.C.- Acabas enamorándote del personaje y haciendo que esté muy cercano a tí, de otra manera va a ser muy difícil que la gente se lo crea. Al principio puede ser que no te llame pero acabas rindiéndote a él. Yo hago primero un análisis muy fuerte del texto, de la dramaturgia, del arco del personaje, procuro fijarme en mi o en alguien que me refleje el personaje y a partir de ahí empieza un juego de copiar gestos, intenciones, el habla, ademanes… Cuando lo tengo todo, lo agito, y empieza a fluir.
E.D.A.- Un personaje que ahora está muy de moda en televisión es Pablo Escobar, y hemos sabido que tiene una anécdota muy particular, no con el actor, sino con la persona
J.C.- Estoy en Colombia sobre el año 1984-1986 junto a un grupo de españoles que por entonces estábamos cantando ópera en el Teatro Colón, no se por qué, nos dicen que si queremos ir a cantar a una fiesta privada. Nos llevaron a los tres españoles del reparto, el resto eran colombianos, nos dicen el caché y les decimos que sí que no hay ningún problema. Nos llevan de Bogotá a Cartagena, de allí a Santa Marta, nos cogen, nos meten en una finca y nos meten en unos coches donde había, a parte de nosotros, más gente famosa y que luego lo fue más. Nos llevaron a una finca y cuando llegamos, hablando con la gente dijeron venimos a cantar al gran narco -entre risas- no sabíamos qué era. Nos pusieron en un salón, había un escenario, la gente se sentaba allí. Estaban celebrando el cumpleaños de Escobar. Nosotros salimos, cantamos, nos pagaron y nos fuimos. Lo tuvimos delante nuestro, hasta llegamos a abrazarnos con él y no sabia ni quién era, vino, nos dijo que le gustó, pero yo pensaba en el dinero que nos íbamos a llevar. Luego nos enteramos de toda la magnitud de aquello. Esta es una de las mil anécdotas que tengo…
E.D.A.- Si de personajes hablamos, no podemos dejar pasar el público, ¿se siente respaldado por el de Albacete?
J.C.- Creo que sí. Me gusta medir mis espectáculos en Albacete porque es un público que conozco y me ayuda mucho. Cada vez que vengo se llena, quiero creer que a la gente le gusta lo que hago y que me quieren. Estoy siempre muy contento de las reacciones que tienen conmigo.
E.D.A.- ¿Y por los programadores de Albacete?
J.C.- No. El problema que tenemos aquí es que los que programan son políticos, yo que en mis espectáculos soy políticamente incorrecto, eso no gusta y si se puede evitar contratarme lo hacen. Mi vida profesional no la tengo aquí, me duele que gente que quiero no pueda ver un espectáculo mío, pero no me da de vivir. Es algo que no me afecta ahora, me llegó a afectar, de hecho con el espectáculo ‘Defensa de Sancho Panza’ (que se lleva premios por todos lados) solamente viene al Teatro Circo de Albacete porque me trae la gira Cope. No piso la región por un espectáculo anterior que se llamaba ‘Bonus magníficus’ en donde criticaba al presidente Bono. Hasta que me nombran castellanomanchego del año y ‘Embajador’ de la Feria de Albacete y hay una repercusión es cuando empiezo a ser contratable. Los espectáculos que hago siempre tienen un punto reivindicativo muy político, irónico, sobre la situación política… cuando los hago no gusta, pero al público sí. Soy cómico y los cómicos hemos expuesto ante la sociedad aquello que creemos no está bien hecho, por lo que no puedo renunciar a mi naturaleza.
E.D.A.- ¿Qué le parece la oferta cultural de Albacete?
J.C.– Estamos en una transición, la programación cultural que hubo anteriormente con Sonia de la Banda me parecía horrorosa; la que hay ahora con Ricardo Beléndez es un poco mejor pero atiende una realidad muy concreta, y es que no hay dinero para programar; hablo de que Ricardo como gerente es más listo que la otra, Ricardo lleva más tiempo en el poder y controla más. «En el país de los ciegos el tuerto siempre es el rey». Lo que veo es que es una programación pobre, que corresponde a un presupuesto pobre, que creo que ahora se han dado cuenta que hay un potencial en Albacete que se puede utilizar y poder tirar de él para hacer una programación, pero creo que se debe de exigir un nivel. El problema que tiene el Teatro Circo o la programación de Albacete es un poco el problema que está teniendo toda la programación de España. No hay dinero, se tira de producciones baratas, y no da a más. Las compañías de provincias en general han estado un poco supeditadas al gobierno y el problema es que no se preocupan de crecer; si un año está de moda el maltrato infantil todos los espectáculos que se presentaban eran de eso para coger una subvención. Albacity está innovando más, han contactado conmigo, están intentando hacer productos que puedan competir con el resto de España. Si resulta que estás programando eso, a alguien que no arriesga y de repente llega con los «Tres cerditos» desde que se inauguró Castilla-La Mancha hay un problema y creo que en parte está por los programadores y las compañías, se han acomodado y van a lo seguro. Por mi parte no hay un compromiso político, hablo de lo que quiero. El problema de los teatros o de las redes de teatros es que están en manos de gente que no les importa esto, que les molesta abrir un teatro el fin de semana. Llegas a un teatro importante como el Teatro Circo y la gente está con desgana. Los teatros han caído en manos de gente que no les gusta. El teatro no puede ser político, tiene que ser artístico. Y si a eso le sumas un 21% de IVA, la rueda no se puede hacer más grande. La programación es insulsa porque el mercado es insulso.
E.D.A.- ¿Consumimos cultura?
J.C.- La inmensa mayoría de la gente prefiere hacer otras cosas que ver arte. A la gente hay que educarla en la cultura, esa sí que es una labor política. Las artes en general deben de estar en los institutos, en las aulas. El teatro no vale actualmente. No hay un interés en que se genere cultura. Como no eduquemos a la gente en teatro, en breve se irá a la…
E.D.A.- ¿La televisión no hace daño al auge del teatro, de la cultura, en este aspecto?
J.C.- Sí. Hemos convertido los teatros en estudios de televisión. El teatro tiene su propia idiosincracia, energía y manera de hacerse. El teatro pretende conseguir el efecto catártico que no tiene ni la televisión ni el cine. Estamos convirtiendo el teatro en entretenimiento pero, para qué pagar 30 euros si te lo dan gratis en la tele. Hay que volver a hacer teatro desde su propia estructura como hacen en Europa, por ejemplo. Ahora todo funciona con llevar un famoso, estamos acostumbrados a contratar los monólogos más graciosos del Club de la Comedia que a mi me hacen vomitar. No hay compromiso social y el teatro lo tiene, y mucho más, que por desgracia los políticos no ven, por lo que no lo fomentan. Ojalá esto cambie.
E.D.A.- ¿Qué metas se pone Juanma Cifuentes de cara al futuro?
J.C.- Ninguna. Las metas generan angustia, ansiedad y no hay que ponerse ninguna, hay que dejar que vengan y disfrutarlas. Hay que plantearse objetivos, lo que quiero conseguir y llego hasta donde pueda. Mis objetivos son muchos, pero sobre todo seguir aprendiendo de una profesión que llevo toda la vida. “Solo se que no se nada”. Cada día estoy más enamorado de mi profesión. No hay que esperar nada y sí ir construyendo cosas. Mi objetivo es nutrirme de todo lo que la vida me quiera dar.