OPINIÓN | Analizando a los “compi yoguis”, por Gerardo Gutiérrez

Imaginemos que en un pequeño palacete, de ostentoso lujo a la altura de sus ocupantes, se reúnen unas cuantas personas del mismo entorno “compi yoguis”. Siguiendo con ese esfuerzo de imaginación cuesta poco pensar a quienes nos podríamos encontrar. Veamos.

Habría una minoría de personas, que siguen ostentado el poder político y económico desde hace décadas, esas personas que hábilmente aprovecharon la permisividad que Franco les concedió en aquel pacto tácito en el que mientras no le molestaran en mantener su poder con bastón de hierro, ellos podrían empezar a construir sus imperios empresariales que hoy perviven. Por cierto, algunas a través de trabajadores esclavos, como nos recordaba Jordi Évole el otro día.

Entre esos “compi yoguis” nos encontraríamos a algunos políticos cuya ropa, vehículo y viviendas han adquirido a partir de comisiones bien pagadas, por cierto, por algunas de aquellas empresas de las que hablaba anteriormente.

Entre esos “compi yoguis” nos encontraríamos a algún grande de España que ha tenido la fortuna de hacer fortuna en un país con poca memoria histórica, que incluso se permitió encubrir en un primer momento actuaciones fraudulentas de algún otro familiar “compi yogui”, aunque al final un juez campeador haya permitido que hoy se estén juzgando.

Entre esos “compi yoguis” nos encontraríamos a importantes responsables financieros y empresariales que han financiado cajas B y B+1 para un partido político, que también gracias a esa financiación ha ganado elecciones, a cuyo líder actual le agradecemos que estuviera tras el plasma hasta hace unos meses, para evitar los gazapos intelectuales que nos sonrojan en la actualidad.

Algunos incluso presumirían de que en ellos se dan todas y cada una las características anteriormente apuntadas, incluido algún título nobiliario.

Entre estos “compi yoguis”  también están los que han defraudado con una tarjeta de crédito que no era propia, la cantidad de 35.000 euros y piensan que quiénes somos nosotros para exigirle responsabilidad penal, cuando él a lo que está acostumbrado es a manejar millones de euros en especulaciones varias.

Estos “compi yoguis” que celebran haber nacido en esta parte del mundo a la que ahora amenazan unos poco millones de refugiados, apuestan por apoyar un convenio que permita echar a uno a cambio de aceptar a otro.

Estos “compi yoguis” hablan de no subir el salario mínimo interprofesional, porque no pueden creer que éste sea de 655,20 euros, esa cantidad que abonan en cualquier almuerzo que se precie.

Entre los amigos de estos “compi yoguis” no habrá nadie que se identifique con quienes Joaquín Espefanía nos recordaba hace unos días, “los consumidores ahogados, que se ven compelidos a actuar de un modo muy distinto a hace ocho o nueve años, y que han transformado profundamente sus hábitos de vida y de compra. El “consumidor ahogado” ha sido azotado por la crisis y la primera lección que ha aprendido es que tiene que ahorrar en todo, por si volvieran mal dadas. Este tipo de consumidor es menos materialista, más austero, más solidario, más empático ante el sufrimiento ajeno y muy exigente con el funcionamiento de las empresas”. Y claro, no puede estar en el entorno de aquel palacete suntuoso.

Tampoco se reconocen en el 13% de las personas que aún trabajando son pobres, ni con los 2.328.700 personas que llevan en desempleo más de un año, ni sus hijos están entre el 46,2% de los jóvenes que están en desempleo…no los conocen, no se cruzan con ellos, no los ven o los ven como “nadies”….pero son los que toman las decisiones con las que se nos hace la vida más difícil, hasta toman la decisión de cobrar una comisión de 39 euros en una cuenta corriente por quedarse en descubierto un mes sí y otro también, al tiempo que promueven que todos los pagos de prestaciones de las Administraciones Públicas por pequeñas que sean se realicen a través de transferencias bancarias, lo que obliga a todas las personas a tener una cuenta corriente abierta, incluso a los que no superaron algún problema de liquidez y que provocan que dinero que entre en la cuenta, dinero que queda embargado.

En fin, espero que en las próximas semanas, se encuentren los afectos políticos necesarios, en los que sin llegar al beso, sí consigan conformar un Gobierno para que los “compi yoguis” sigan en su ostentoso palacete, pero dejen de tomar las decisiones importantes para la gente.

@gerardogardoy

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2 comentarios

  1. Todo eso que dice usted está bien, pero ustedes los socialistas no se libran de corrupcion. De modo que traten ustedes de hacer autocrítica. Porque están ustedes de MERDE hasta arriba.

  2. A ver, otra de sociatas, si a UGT de la Diputación, les molestan los cuadros con motivos religiosos, la solución que cabría es que vuelvan al museo del Prado.debe ser que les molesta el arte Así se brutos,palurdos e incultos son

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