Flores que amargan

/Esther Sotoca/ Foto: Javi Romero/

Las flores suelen acompañar a momentos importantes al igual que también sirven para embellecer lugares. También suelen ser un bonito regalo para muchos. Eso es lo que esperaban la terna albaceteña que hizo el paseíllo en el ecuador del abono en la plaza de toros. Tenían un ramo en el que no todas las flores fueron iguales aunque la mayoría amargaron pero con diferentes matices. La corrida de Samuel Flores estuvo muy bien presentada, impresionantemente en algunos casos, y el juego de los toros fue muy variado, ya que algunos toros amargaron pero otros no. Los tres toreros que formaban el cartel han toreado poco esta temporada, o nada, y quizás sus enemigos no les ofrecieron las mejores facilidades para poder redondear la tarde en su tierra. Rubén Pinar sorteó flores que amargaban pero a base de pundonor logró suavizarlas. En el caso de Sergio Serrano sorteó una que amargaba y otra que ofrecía mejor sabor, y esta última es la que aprovechó.A José María Arenas le tocaron las flores más con más dulzura pero que se volvieron amargas por la falta de rodaje. El público de Albacete quería las mejores para ellos, pero volviendo a demostrar su afición y apoyo a la tauromaquia casi llenaron la plaza para arropar a los toreros de la tierra y obligándolos a saludar una ovación al romper el paseíllo.

Tarde muy seria de Rubén Pinar en Albacete que hizo todo lo que podía hacer a pesar del amargo trago que le hicieron pasar sus flores porque tuvo que hacer frente al peligro. Cortó una oreja en el cuarto de la tarde, un trofeo que fue la recompensa a una tarde de mucho esfuerzo del albaceteño. El de Samuel Flores fue ovacionado de salida, un toro muy serio de cara, frenado en el capote y que apretó en banderillas. Rubén Pinar brindó al público, en una apuesta por dejar huella en su paso por Albacete, a pesar de que sabía que un triunfo rotundo iba a ser difícil porque su oponente le puso muy complicadas las cosas desde el principio. Le faltó fuerza y cuando Pinar intentó bajar la muleta perdió las manos. No tuvo más remedio que llevarlo a media altura, en embestidas que se quedaron muy cortas y de las que pronto se volvía. Ante la falta de empuje, el torero se encerró en la impresionante cornamenta para torearlo sin mentiras, jugándose acabar en la enfermería, pero firme en sus cites, quedando por encima de su enemigo en una labor de valor desmedido. También lo despachó con mucha verdad, de hecho hasta se rompió la taleguilla saliendo de la cara del toro. Así llegó el premio a su compromiso con Albacete a pesar del trago tan amargo que pasó. Pero peor fue con el primero de la tarde con el que tuvo que tragar saliva en muchas ocasiones, pocos se hubieran cambiado por él en ese momento, ya que el toro marcado con el hierro de Manuela-Agustina López Flores, desarrollo mucho peligro. Desde su salida, ovacionado por el respetable, no quiso ni tomar el capote. Un toro descastado, sin fondo y muy orientado, ya que cuando el diestro intentaba ligar el segundo pase se revolvía para buscar al torero. Por el izquierdo ni lo intentó porque no tenía ni un pase. La técnica de Pinar fue fundamental para que no le levantara los pies del suelo. A pesar del fallo a espadas, escuchó una ovación del público por el esfuerzo y disposición, que pitó al toro en el arrastre.

Sergio Serrano también paseó un apéndice del primero de su lote que no ofreció tanta amargura como otros pero con el que había que hacer bien las cosas. El albaceteño lo recibió con mucha raza en el capote, primero a la verónica antes de arrodillarse para lanzar una larga cambiada que le rozó el cuerpo y rematar con una revolera. El quite por gaoneras fue muy ajustado y reconocido por el público. El de Samuel Flores, con unos pitones que asustaban y ovacionado desde el momento que pisó el ruedo, tuvo más prontitud que clase, pero sirvió en la muleta, aunque deslució la labor de Serrano en algunos momentos porque salió derrotando y enganchando el percal del torero local. El albaceteño brindó al público y enseguida lo citó desde la distancia, llevándolo a media altura para intentar alargar los muletazos, pero el toro, con unos pitones que asustaban, midió en cada embestida y el albaceteño no le exigió por abajo. Una labor de actitud y arrojo que culminó con una gran estocada, antes de pasear la oreja que también pidieron sus paisanos. Con el quinto no pudo redondear la tarde, otro toro muy complicado, amargo, que en varas se arrancó al caballo, donde Diego Ochoa lo recibió para ejecutar un buen puyazo. En la muleta no humilló en ningún momento, pero sí repuso al acabar cada embestida buscando los pechos del matador de toros, de hecho en una de ellas le dio un revolcón en el que Serrano quedó a su merced pero no hubo que lamentar consecuencias. El espada de la tierra buscó justificarse a base de valor y lo consiguió aunque no pudiera brillar su labor. Por eso, a pesar de que el astado se puso difícil la hora de matar, llegando a escuchar dos avisos el diestro, recogió la ovación que le brindó el público.

José María Arenas fue de la terna local el que más acusó la falta de rodaje. Al albaceteño se le vio con ganas desde el primer momento, pero hacía falta más que eso para poder lidiar esta corrida. El tercero de la tarde fue ovacionado al salir de chiqueros y cuando lo recibió Arenas a la verónica le sorprendió arrancándole el capote de las manos. Con las banderillas mostró su disposición lo que sus paisanos aplaudieron. Ya con la muleta le faltó oficio para dominarlo, ya que el toro se desplazó y tomó la muleta con mejor ritmo que los anteriores, sobre todo por el pitón izquierdo. La falta de contratos se notó en la inseguridad del albaceteño ante su oponente, que mostró voluntad más que técnica para poderle a su enemigo. Tras pasaportarlo fue silenciado. El que se lidió en último lugar fue el más noble del encierro con el que Arenas se lució a la verónica y en el tercio de banderillas, aunque en este la lida fue desordenada y no ayudó a que mejorar. Tras brindar al público la muerte del toro, volvió a mostrar disposición y estuvo más sereno, pero no se llegó tampoco a acoplarse en una labor de series que no calaron en los tendidos con un toro que se movió por ambos pitones con alegría. Falló con el estoque y de nuevo fue silenciado. Debutaba como matador de toros en la plaza de su tierra, y no fue el debut soñado, de hecho se convirtió en amargo para el torero.

En definitiva no es que todas las flores amargaran, pero hacía falta contar con varias faenas para que su sabor fuera más dulce. A pesar de ellos tampoco hay que reprocharle la tarde a ninguno de los albaceteños, ya que con pocas oportunidades asumieron este compromiso para poder actuar ante sus paisanos, y que dudo que la mayoría de toreros que hoy funcionan en el escalafón lo hubieran hecho al ver la seriedad de los toros del también hierro local.

Plaza de toros de Albacete, 12 de septiembre. Quinta de abono. Casi lleno. Toros de Samuel Flores para:
Rubén Pinar: ovación y oreja.
Sergio Serrano: oreja y ovación con saludos.
José María Arenas: silencio y silencio.