En Fuentealbilla, pequeño municipio de la provincia de Albacete conocido en todo el mundo gracias a Andrés Iniesta, el nombre del futbolista sigue despertando orgullo, admiración y cariño. Pero más allá de sus goles memorables, hay una faceta del deportista que también despierta un interés especial entre sus paisanos: su vida familiar.
Casado desde 2012 con Anna Ortiz -con quien mantiene una discreta y sólida relación-, Andrés Iniesta ha formado una familia numerosa y unida. Su primer hija, Valeria, nació en abril de 2011, antes de que ambos contrajeran matrimonio.
Después llegaron Paolo (2015), Siena (2017), Romeo (2019) y, por último, Olympia, la pequeña de la familia, nacida en febrero de 2023. Con este nombre, la pareja no solo eligió algo poco común, sino que apostó por una identidad con un profundo significado cultural, mitológico y simbólico.
Un nombre que brilla en la historia
El nombre Olympia no es frecuente en España. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), apenas 267 mujeres lo llevan actualmente en el país, con una edad media de 15,1 años. En la provincia de Albacete, de hecho, no hay registros de personas con ese nombre, lo que convierte a la hija pequeña de Iniesta en una pionera local.
Pero más allá de lo inusual, Olympia es un nombre que guarda un enorme peso histórico. Proviene del griego ‘Olympias’, que hace referencia tanto al monte Olimpo como a la ciudad de Olimpia, sede de los primeros Juegos Olímpicos de la antigüedad, celebrados en honor a Zeus. Por tanto, el nombre conjuga espiritualidad, deporte y tradición, tres ámbitos que curiosamente reflejan valores muy presentes también en la trayectoria de Iniesta.
El significado literal de Olympia es «celestial», aunque también puede interpretarse como «aquella que brilla», ya que su raíz griega deriva del verbo ‘-lamp’, que alude a la luz. No es difícil imaginar por qué este nombre puede haber cautivado a Anna y Andrés. Evoca nobleza, armonía y un aura casi mágica.
Una elección cargada de simbolismo
Ponerle Olympia a una hija no es una elección casual. Se trata de un nombre que transmite personalidad, grandeza y profundidad. En él se entrecruzan referencias a la historia clásica, a la mitología griega, al mundo del deporte y a la naturaleza misma del brillo y la excelencia. Es, en cierto modo, un nombre que invita a soñar en grande y a mantener los pies firmes en los valores.
En una familia tan expuesta mediáticamente como la de Iniesta, la elección de nombres para sus hijos ha sido siempre muy personal y significativa. Valeria, Paolo Andrea, Siena, Romeo… y ahora Olympia. Todos con un estilo particular, melodioso, internacional, pero también con carácter.