En casa de Llanos García en Albacete la Navidad se vive a lo grande. Desde hace meses, Llanos prepara su Belén cuidando de cada uno de los detalles que lo componen. Una tradición que comenzó en su infancia y que se ha convertido con los años en un espacio donde la ilusión, la colaboración y el espíritu navideño cobran vida a través de cada figura y cada detalle pensado cuidadosamente.
Desde pequeña, Llanos se ha volcado con el montaje de su Belén, primero en Cerrolobo (Albacete), donde vivió parte de su infancia, y después en su casa en Albacete. “Siempre me ha hecho mucha ilusión”, asegura, y es que además de volcarse por completo para que cada año no le falte detalle al Belén, también cuenta con varios pares de manos mágicas que le ayudan a que todo salga perfecto.

“Cuando me casé lo montaba todos los años en la mesa del comedor”, recuerda, y manifiesta que “invitaba a mis amigos a comer antes de Navidad, porque después era el sitio del Belén”. Y de la mesa del comedor, su Belén ha pasado a convertirse en el centro de atención de su edificio, ya que debido a las grandes dimensiones del mismo, lo comparte con sus vecinos en la escalera del inmueble, por lo que se ha convertido en un Belén colaborativo.

El Belén que se monta en Albacete con ilusión, chocolate caliente y manos amigas
Así, Llanos cuenta con innumerables manos de vecinos y amigos que aportan su granito de arena para que cada año el Belén luzca mejor que el año anterior. “Los vecinos siempre me echan una mano, es muy familiar”, sostiene, y asegura que “los niños me ayudan mucho, van poniendo figuras, y además aprovechamos las tardes para merendar chocolate con fritillas y nos lo pasamos bomba”. Y es que Llanos lo tiene claro: “Mis padres siempre han tenido las puertas de casa abiertas. Mi padre decía que era la casa de Dios”, comparte García, que ha seguido disfrutando de la Navidad en esa línea.

“Me encantan que haya gente alrededor”, confiesa, y manifiesta que “nos juntamos, y hacemos hasta croquetas. Hay días que estamos hasta las 2 de la mañana con el Belén”. Y aunque Llanos no renuncia a esta afición año tras año, también manifiesta que supone “estrés, son muchas horas y trabajando a veces es complicado”, pero en su caso, esa ilusión que mantiene desde la infancia puede con el cansancio.
De las Manchegas de Albacete a las Pirámides de Egipto
Eso sí, a este Belén no le falta detalle, ni guiños a su tierra. “Hemos puesto tela manchega para las ventanas”, apunta, y explica que hasta “arena de la playa” tiene el castillo de su Belén. Además, cuenta con una noria y hasta con las pirámides de Egipto representadas en una de sus escenas, así como viñas y representaciones de los oficios antiguos. “Mi hermana ha hecho un horno de alfarero, muy bonito, y también un gallinero”, manifiesta. Y es que como decimos, este Belén se caracteriza por ser especialmente colaborativo, por lo que “muchas vecinas también cuando van de viaje se acuerdan y traen figuritas de diferentes sitios”.

Y por supuesto, el agua corre por el río del Belén de Llanos. Eso sí, han elaborado un sistema especial para que “cuando pasas por delante se encienda, pero si te quedas parada o te vas, se apaga automáticamente”. Por el momento, Llanos tiene su Belén más que listo para disfrutarlo estos días. Eso sí, ya tiene la mente en 2026. “Siempre estamos dándole vueltas a ver cómo lo podemos mejorar o qué le podemos añadir”, indica.

Entre figuras y manos amigos, el Belén de Llanos se ha convertido en algo más que una tradición navideña: es un reflejo de la generosidad y el calor humano que ha sabido cultivar. Un rincón donde vecinos, niños y recuerdos se entrelazan cada Navidad con sabor a chocolate caliente, que refleja que cuando las puertas se mantienen abiertas y la ilusión se comparte, la magia no solo se monta en el Belén… también se vive.


