El talento científico tiene nombre y apellidos en Albacete: Pablo Fernández Aroca. Así lo ha reconocido el Premio a la Divulgación de la Investigación y la Cultura Científica Joven que le ha sido otorgado a este investigador de 24 años de edad, natural de Casasimarro (Cuenca), y afincado en Albacete, donde investiga entre las paredes del laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Fernández Aroca ha recibido este reconocimiento gracias a su trabajo titulado ‘En busca de puntos débiles en tumores resistentes a radioterapia’ y por su labor de divulgación para acercar la ciencia a los ciudadanos. Una investigación que pone el foco en los grandes retos que propone la oncología en la actualidad, destacando la capacidad del científico para explicar con claridad estos avances, que no siempre son fáciles de entender fuera del laboratorio debido a su complejidad.
Un reconocimiento que supone “una motivación para seguir trabajando”, como indica Pablo Fernández a El Digital de Albacete, y que ha sido posible en gran parte a la Asociación Española Contra el Cáncer en Albacete, ya que el investigador trabaja de su mano. “Tengo una ayuda predoctoral y si no fuera por esta asociación, no podría estar en el laboratorio porque no se podría financiar, y el proyecto no seguiría adelante”. Y es que Albacete cuenta con un gran tejido asociativo que apuesta por este tipo de proyectos que permite seguir avanzando en materia de investigación, y además que jóvenes promesas como Pablo puedan desarrollar su vida profesional. Así, Fernández Aroca también pone en valor “la ayuda de la gente, que es imprescindible para laboratorios pequeños, porque sino se hace muy complicado”.
El trabajo sale del laboratorio y se acerca a los ciudadanos gracias a Pablo Fernández
Así, el joven científico destaca la importancia de compartir conocimientos y especialmente los avances que se llevan a cabo dentro del laboratorio con la ciudadanía. “Nosotros nos encerramos y la gente no sabe lo que hacemos. Estos premios son una buena oportunidad para poder contar lo que hacemos y que la gente lo entienda”, sostiene.
Hay una parte de la ciencia que traspasa las paredes del laboratorio, y precisamente es la divulgación, y poder trasladar a los ciudadanos de a pie la vida del laboratorio, los avances que se consiguen y para qué sirven estos pequeños pasos que van sumando, en el caso de Pablo Fernández, concretamente, en la lucha contra el cáncer. “Nuestro grupo se financia con dinero público, es importante que la gente vea que se hace con su dinero”, manifiesta.
Sobre su trabajo, titulado ‘En busca de puntos débiles en tumores resistentes a radioterapia, el joven explica que “nuestra línea de investigación trata de identificar genes que podamos utilizar como dianas terapéuticas para tratar tumores resistentes a radioterapia”, y manifiesta que “para estudiarlo usamos células tumorales y las hacemos resistentes a la radioterapia llevándolas todas las semanas durante meses al Hospital General Universitario de Albacete”, donde las radian pero “sin matarlas para que vayan cogiendo resistencia poco a poco”.
Lucha contra el cáncer desde Albacete: hacia “una radioterapia personalizada”
Además, indica que lo hacen con “las mismas máquinas que utilizan los pacientes” para que “se hagan radioresistentes”. Como finalidad, “la idea es, a partir de ahí, hacer un modelo celular con el que podamos seguir trabajando, y un cribado del genoma con diferentes células para ver qué células sobreviven”.
En la misma línea, comparte el investigador que “de esta forma, si con un fármaco inhibimos la actividad de este gen, un paciente que tenga un tumor resistente a la radioterapia va a volver a ser sensible al tratamiento”, y señala que “le podemos dar una segunda oportunidad, o un tratamiento más efectivo”.
Así, reconoce que el futuro de la Medicina, concretamente en Oncología, pasa por “personalizar” los tratamientos. “Cada tumor es diferente, y cada paciente también, y requiere un tratamiento concreto”, sostiene Fernández Aroca, que manifiesta que así “se potencia esa personalización”. De este modo, la investigación va dirigida a conseguir “una radioterapia personalizada, y por tanto, más eficaz”.
Con reconocimientos como este, queda demostrado que detrás de cada avance científico hay personas comprometidas, asociaciones implicadas, investigadores que se dejan la piel y una ciudadania que apuesta por apoyar la investigación. Así, la labor de jóvenes como Pablo, junto al papel imprescindible de las asociaciones y de quienes confían y lideran estos proyectos, no solo impulsa el progreso para continuar avanzando en la lucha contra el cáncer, sino que además refuerza la importancia de seguir apostando por la ciencia, la divulgación, el conocimiento y el talento de los jóvenes.
