Dani Escriche ha pasado de ser repudiado por buena parte de la afición del Albacete a ser aplaudido, premiando el esfuerzo que el delantero de Burriana está dejando en el césped desde que en verano se ganara la oportunidad de seguir defendiendo y portando en el pecho el escudo del Albacete Balompié. El suyo es otro de esos casos en el fútbol que recuerdan que, como en la vida, a base de trabajo se le puede dar la vuelta a la situación más dura hasta convertirla en placentera.
Ahora, en uno de los momentos más exigentes de la temporada, el atacante llega en plena sintonía con el vestuario, el cuerpo técnico y la grada, y lo hace con un mensaje claro antes de recibir al líder de la categoría en el Carlos Belmonte de Albacete.
Un líder exigente, pero “con motivación extra” en casa
El Albacete recibe este sábado la visita del Deportivo de La Coruña, líder de la categoría y uno de los equipos más en forma del campeonato, y Escriche es plenamente consciente del reto que se avecina.
“Es el líder. Va a ser un partido difícil. Lo afrontamos con una motivación extra por ser en casa. Con nuestra afición podemos complicárselo mucho. Veo al equipo confiado y motivado de cara al sábado”, subraya el delantero.
El vestuario sabe que el choque pasa por exprimir al máximo el factor Belmonte, convertir el apoyo de la grada en un plus competitivo y, sobre todo, transformar las buenas sensaciones en puntos.
“Necesitamos los tres puntos en casa”
Tras la derrota en Gran Canaria, el Albacete debe volver de nuevo a la senda del triunfo y para ello hay que hacer del Carlos Belmonte un fortín. Escriche lo tiene meridianamente claro. A pesar de no haber logrado la victoria en la última salida, el ariete resalta la buena dinámica del grupo: “Vi al equipo muy bien. Lo que más destaco es que juegue quien juegue estamos a un gran nivel”.
En clave clasificatoria, el mensaje es directo: “Necesitamos tres puntos en casa con nuestra afición”. El delantero pone así negro sobre blanco una realidad compartida en el vestuario: sumar de tres como local es innegociable si se quiere mirar hacia arriba con ambición.
Compromiso total: “Voy a aportar mi granito de arena desde donde sea”
En lo personal, Escriche atraviesa un momento de confianza en su trabajo, aunque reconoce que aún tiene margen de mejora en lo estadístico. “Mis sensaciones son muy buenas. Voy a aportar mi granito de arena desde donde sea. Seguiré en mi línea, trabajando para ayudar al equipo”, afirma con rotundidad.
El propio jugador admite que el camino no ha sido sencillo: “A priori nadie esperaba esto. El acierto cara a gol no está siendo mi fuerte, pero no me castigo por ello. El míster me pide que sea paciente y aproveche las oportunidades. Que trabaje y que ayude al equipo”.
Mientras parte de la grada empieza a reconocer su esfuerzo, Escriche se aferra a la receta que le ha traído hasta aquí: sacrificio, solidaridad en la presión y compromiso sin condiciones. El gol, confía, llegará como consecuencia de todo lo demás.
Concentrados en el Albacete pese al mercado
Con el mercado de invierno a la vuelta de la esquina, los rumores empiezan a rodear a algunos nombres propios de la plantilla. Sin embargo, Escriche quiso despejar cualquier duda sobre el foco del vestuario.
“Cada uno tiene sus temas particulares. La cabeza de Morci y la de Riki están aquí. Cada partido salen ultra motivados y se ve”, asegura, cerrando filas en torno a sus compañeros y dejando claro que el objetivo común está por encima de cualquier ruido externo.
Trabajo, paciencia y una segunda oportunidad
El caso de Dani Escriche simboliza el de ese futbolista que, lejos de rendirse ante la crítica, decide responder con silencio y sudor. De estar en la rampa de salida el pasado verano a ganarse una nueva oportunidad, y de ahí a escuchar cómo el Belmonte empieza a reconocerle su entrega.
Ahora, ante el líder, el delantero de Burriana quiere seguir escribiendo su historia de redención con el Albacete Balompié. Y lo hará, como él mismo repite, aportando su granito de arena desde donde le toque: como titular, como revulsivo o como ejemplo de que, a base de trabajo, las noches más duras también pueden acabar en ovación.
