El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática del Gobierno de España, Ángel Víctor Torres, participó este martes en el acto de entrega a sus familiares de los restos de 21 víctimas exhumadas del Cementerio de Manzanares (Ciudad Real).
“Mi padre era una persona que le gustaba muchísimo leer, militaba en la UGT, ayudaba a la gente y por eso estaba señalado. Lo cogieron, lo metieron en una casa y lo fusilaron”, ha afirmado este martes Marme García-Abadillo Padilla, un octogenario al que aún le tiembla la voz al recordar la historia de su padre, Bernardo. Él fue uno de los 21 represaliados cuyos restos han sido entregados este martes a sus familias en un acto celebrado en Manzanares (Ciudad Real) al que ha asistido el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres.

“Recuperar sus restos es muy emotivo; dar las gracias es poco. Lo que ha conseguido esta gente puede parecer poco, pero para nosotros es muchísimo”, ha explicado Marme García-Abadillo Padilla.
Marme García-Abadillo tenía solo tres años cuando asesinaron a su padre y hoy, más de ocho décadas después, su historia se suma a las de otras familias que han podido reencontrarse con sus antepasados gracias a la distintas fases de exhumaciones que en los últimos años se han realizado en el cementerio de Manzanares.
“Esto me emociona mucho porque había gente que se sacrificó por esto. Y la justicia no se pudo aplicar”, ha asegurado.
El acto de entrega de estos cuerpos simboliza un hito dentro de un proceso que comenzó en 2021 y que terminará en 2026, cuando se complete la recuperación de los 288 represaliados repartidos en las 16 fosas localizadas en este cementerio.

Los restos entregados este martes corresponden a la tercera fase de exhumaciones, desarrollada en 2024. En total, se han podido identificar 21 personas mediante análisis antropológicos y genéticos y paralelamente se está ejecutando la cuarta fase, en la que se buscan 136 fusilados; de ellos, unos 80 ya han sido exhumados y quedan alrededor de 55 por localizar.
Jorge García Fernández, uno de los codirectores de la exhumación, ha explicado a EFE que los trabajos «están siendo complicados porque están a mucha profundidad. Nos encontramos fosas comunes individuales donde cabría un ataúd, pero dentro hay entre 15 y 30 personas. Para introducir tantos cuerpos excavaron unos cinco metros, y nosotros tenemos que bajar hasta allí para localizar a los últimos”.
Lo que más impacta, ha asegurado, no son solo las condiciones de las fosas, sino las historias que escuchan cada día de boca de hijos, nietos o familiares que regresan al lugar donde perdieron a los suyos.
“Cada familia tiene una historia. Mucha gente se marchó del pueblo exiliada y ha sido difícil localizarlas. La repercusión mediática hace que personas de otros lugares se enteren y pregunten por sus abuelos o bisabuelos”.

Por su parte, el ministro ha dicho que las exhumaciones son un gesto profundamente humano: “He llamado a familiares para comunicarles que, después de décadas, habíamos identificado a su ser querido. Al otro lado del teléfono siempre había un llanto agridulce: tristeza por reconocer la muerte y alegría por recuperar los restos”.
Torres ha recordado que desde 2019 se han recuperado en España casi 9.000 cuerpos, casi la mitad de las aproximadamente 20.000 personas susceptibles de ser exhumadas.
“Queremos llegar al cien por cien, que no quede nadie en ninguna fosa, pozo o cuneta”, ha afirmado.
El vicepresidente segundo de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, ha subrayado que “hoy es un día de justicia” y ha añadido que «recuperar a quienes fueron asesinados por pensar diferente es dignificarlos» al tiempo que ha advertido de que esto debe servir para recordar a los jóvenes que «la democracia es frágil y que no está garantizada».

Por su parte, el alcalde de Manzanares, Julián Nieva, ha reivindicado el valor del trabajo conjunto entre administraciones y ha dicho que «hoy España es mucho más justa, mucho más digna. La cifra de 288 represaliados era altísima; era la cruel venganza ejercida sobre quienes lucharon por la libertad y la democracia. Nuestro deber era dignificar a las víctimas y resarcir el dolor de sus familias”.
El Ayuntamiento ha habilitado un mausoleo para acoger los restos de quienes no puedan ser identificados y ha asegurado que “todos deben descansar en un lugar digno”.








