Ayna, la ‘Suiza manchega’, sigue consolidándose como uno de los destinos naturales más sorprendentes de la provincia de Albacete. Entre sus barrancos vertiginosos y paredes rocosas que superan los cien metros de altura, el municipio ofrece algunos de los miradores más espectaculares de la sierra, como el del Diablo o el del Sidecar, desde los que se domina el valle y el caserío encajado entre montañas. En sus alrededores, además, el visitante se encuentra con fértiles vegas de origen musulmán y rincones perfectos para combatir el calor estival.
Uno de los enclaves más visitados es la Cascada del Arroyo de la Toba, un salto de agua de unos 20 metros que desemboca en el río Mundo y que se ha convertido en parada imprescindible para quienes buscan naturaleza en estado puro.
El lugar es conocido también por su presencia en varias escenas de Amanece, que no es poco, la película de José Luis Cuerda cuyos escenarios han quedado grabados en la memoria colectiva. Episodios tan emblemáticos como el ‘semillero de hombres’ o la combustión espontánea de un personaje continúan atrayendo a curiosos y cinéfilos.
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Una experiencia muy atractiva
El acceso al paraje es sencillo y apto para cualquier edad. Puede realizarse a pie desde el núcleo urbano de Aýna mediante un paseo breve, o en coche hasta las inmediaciones del Puente de las Correras, donde existe una zona de aparcamiento.
El recorrido, de menos de un kilómetro, discurre junto al río Mundo entre vegetación de ribera, antiguas acequias y pequeños saltos de agua, lo que convierte la caminata en una experiencia tranquila y muy atractiva.
Enclavada en plena sierra albaceteña y rodeada de montañas abruptas y frondosas, la cascada sorprende a quienes la descubren por primera vez. Su combinación de sendero fácil, entorno refrescante y vistas únicas la han convertido en uno de los lugares más recomendados para una escapada natural en cualquier época del año, ya sea en familia o para quienes buscan paisajes singulares sin alejarse de la provincia.

