Hace unos meses les contábamos desde El Digital de Albacete la aventura de Ana Carmen Navajas, una almanseña con alma aventurera que se había propuesto recorrer en bicicleta la Ruta de la Seda, desde el corazón de Italia hasta la lejana China con el objetivo de llegar hasta los emblemáticos Guerreros de Terracota en la ciudad china de Xian.
Pues bien, acompañada de su inseparable y fiel amigo de cuatro patas, Dexter, y sobre las ruedas de bicicleta, Ana Carmen ha llegado a su destino final con miles de kilómetros en sus piernas. Así, la de Albacete ha recorrido cerca de 15.000 kilómetros desde su partida desde Bolonia (Italia), pasando por Austria, Eslovenia, Croacia, Bosnia, Montenegro, Albania, Grecia, Turquía, Georgia, Armenia, Irán, Afganistán, así como los enigmáticos Uzbekistán, Tayikistán, Turkistán y Kazajistán, Mongolia, y finalmente la milenaria China.

Una aventura que quedará para siempre grabada en la retina de Ana Carmen Navajas, que ha recorrido miles de kilómetros durante un año, hasta avistar finalmente su objetivo, este emblemático espacio de la ciudad de Xian en China. Eso sí, un viaje cuyo destino no ha sido más que “una excusa”, como indica esta albaceteña con corazón de aventurera, para vivir una experiencia que ha marcado un antes y un después en su vida.

Ana y Dexter, la pareja más aventurera de Albacete, llegan a China tras un año pedaleando
Así, tras un año de largo viaje, el pasado lunes, 10 de noviembre, Ana Carmen Navajas llegó por fin a su destino. “La recta final fue una locura”, asegura la ciclista, que señala que “estuvimos casi un mes parados antes de entrar a China porque Dexter necesitaba sus papeles para acceder al país”. Y por fin, tras varias semanas de espera y papeleo, Ana pudo llegar a su destino final.

“No me lo creía”, asegura, y es que han sido cerca de 15.000 kilómetros y más de 300 días de camino. “La noche anterior dormimos a las afueras de la ciudad para descansar, al día siguiente comencé a pedalear y sentí algo diferente, porque hasta ahora parecía que estaba todo lejos”, recuerda, y manifiesta que “entré en un túnel y al salir, vi la muralla antigua del centro de la ciudad, y ahí supe que de verdad estaba en Xian y empecé a llorar”. “Pensaba que por fin habíamos llegado, y sentí mucha felicidad, nunca había sentido esa plenitud y esa sensación de libertad y de fuerza interior, de decir, por fin lo he conseguido”, manifiesta.

Sobre esta experiencia, Ana Carmen Navajas señala que “el destino es solo una excusa” para hacer un viaje que trasciende lo terrenal. “Me quedo con todo, los paisajes, las culturas, las personas que he conocido por el camino y también con los altibajos que me han hecho aprender muchísimo y me han enseñado muchas lecciones”, manifiesta, y explica que se trata de “un crecimiento interior muy potente que no se hace en dos días, que requiere esfuerzo físico y mental también”. “Todo lo que te llevas no es solo por lo que ves, sino por lo que pasa en tu interior”, detalla.

Una historia que inspira: una albaceteña y su perro cruzan el mundo sobre ruedas
Tras un año de pedalear, Ana Carmen ha cumplido el que ha sido, sin duda, el reto de su vida, al menos por el momento. Pero ¿y ahora qué? Pues bien, en un principio, la ciclista almanseña tenía previsto regresar a casa, pero los planes han cambiado. “Quería recorrer la Ruta de la Seda y cuando empezamos el viaje, solo tenía el destino y no tenía nada más planificado”, indica, y manifiesta que “ahora hay que volver, y me apetece vivirla de nuevo, así que en lugar de volver en avión, lo haremos pedaleando”.

Así, Ana y Dexter, su fiel compañero de rutas y locuras, regresarán a España. Eso sí, lo harán de cara a “la próxima Navidad”, como indica Navajas. “Ahora hay nieve en China y estaremos unos meses conociendo el sudeste asiático, y después emprenderemos el viaje de vuelta sobre ruedas”, detalla.

Ya en Xian, esta albaceteña descansará una breve temporada para descubrir las bondades de este continente con una promesa de regreso a casa como mejor sabe hacer, sobre ruedas. Así, a Ana y su compañero de cuatro patas todavía les quedan aventuras que vivir el próximo año.

