En la mañana de este lunes, cuando decenas de comercios del corazón de Albacete han ido a levantar sus persianas se han encontrado una desagradable sorpresa que les impedía abrir con normalidad y comenzar a desarrollar su actividad comercial. Todas sus cerraduras estaban selladas con silicona u otros tipos de pegamento una inquietante hoja firmada por la ‘Bomba Lógica’ les daba la bienvenida.

Importante número de comercios afectados
Según relatan afectados por estos hechos a El Digital de Albacete, han sido muchos los comercios de la zona centro, ubicados mayoritariamente en la Calle Mayor, los que se han encontrado con esta desagradable sorpresa. Así las cosas, en vez de abrir, lo que han tenido que hacer es llamar a cerrajeros para que solventaran el entuerto y poder comenzar con su jornada de trabajo.
En algunos casos, según indican afectados a El Digital de Albacete, han llegado a abrir más de una hora después de su horario normal, ya que al haber sido varios los afectados, los cerrajeros no daban abasto para atenderlos a todos con celeridad.

Investigan lo ocurrido en Albacete
Los afectados desconocen cuando ha podido pasar esto, ya que en todos los casos estuvieron abiertos al público hasta el sábado por la tarde, por lo que no saben si el sabotaje se produjo en la madrugada del domingo, a lo largo del día de ayer, o en la madrugada de este lunes.
Como decimos, una inquietante hoja con un largo escrito y firmada por la ‘Bomba Lógica’ les daba la amarga bienvenida. En esa hoja, el mensaje contenido era el siguiente:

El contenido de la carta de la Bomba Lógica aparecida en Albacete
La transcripción de dicho escrito es el siguiente:
Bomba Lógica. ¿Por qué cerrar el negocio? Piensa en un día en el que hay un apagón. De repente, el ruido de la nevera, la tele, el móvil… se apagan. En ese instante de silencio te das cuenta de todo el ruido que había. Esto es igual, una metáfora, una invitación a romper con lo invisible que conecta tu vida con la de otras personas. Una chispa de reflexión.
¿Alguna vez has parado a pensar de dónde provienen los objetos que utilizamos diariamente? ¿De dónde viene esta camiseta, este móvil, este café, este pan? Conoces el precio, pero no el valor. No el coste real que se esconde tras el proceso de producción.
Esta es la otra cara de un sistema que prioriza el beneficio rápido y minoritario sobre el bienestar de las personas. ¿Hasta qué punto nuestro consumo (y trabajo) financian un modelo que nos explota a todos, aunque no lo veamos, pero sí lo sintamos diariamente?
Tú, como trabajador, también formas parte de esta misma cadena. La prisa, la presión, los plazos, las prisas, horarios interminables. ¿De verdad disfrutas de tu trabajo? ¿O sientes que tu vida se te escapa y tu único destino es trabajar para pagar facturas? ¿Hasta qué punto somos libres dentro de este sistema que nos exprime mientras nos hace creer que es lo único posible?
El ruido es el: sé feliz, compra, trabaja, reproduce. No solo nos venden productos, nos inducen deseos vacíos, necesidades inventadas que no satisfacen lo que realmente importa. Y mientras tanto nos distraemos, seguimos alimentando la rueda que, a su paso, sin importar las consecuencias.
En verano, miles de turistas caminan por estas calles, consumiendo mientras ignoran la explotación constante que tratas de maquillar día tras día. Ves a la gente entrar y salir sin detenerse a pensar en aquello que hace posible este negocio, ni en las condiciones de quienes trabajan. Es un círculo vicioso.
¿Te imaginas que nos informásemos de todo el proceso detrás? Por ejemplo, desde dónde provienen los productos, los salarios reales que se pagan, las horas, las condiciones? ¿Seguiríamos consumiendo de la misma forma?
Porque la ignorancia nos hace cómplices y el acceso a este conocimiento nos daría el poder de decidir qué mundo queremos construir, sobre qué poner dinero; y sobre todo, quién es y cómo queremos trabajar.
Esto no es un ataque personal. Es una crítica al sistema. Es un acto de reflexión que incomoda, sí, pero necesaria. La única forma de cambiar las cosas es rompiendo la inercia del silencio.
Atentamente, Logic Bomb.

