Al sureste de España, en la provincia de Albacete, se encuentra un pequeño municipio cargado de historia que fue reconquistado a los musulmanes por Alfonso VIII a comienzos del siglo XIII. En 1272, Alfonso X el Sabio le concedió el título de villa, marcando el inicio de una etapa de esplendor que aún pervive en su patrimonio y tradiciones.
Se trata de Villa de Ves, la localidad más pequeña de la provincia, con apenas 55 habitantes. A pesar de su reducido tamaño y su aspecto semiabandonado, cada mes de septiembre el pueblo recobra la vida con la tradicional romería en honor al Cristo de la Vida, cuya imagen se custodia en un santuario del siglo XVI.
El templo, de gran valor histórico y artístico, conserva bóvedas góticas y tres retablos -dos renacentistas y uno barroco- que atraen la atención de visitantes y estudiosos. A través de una trampilla en el suelo se accede a criptas subterráneas donde aún reposan varias momias, testigos silenciosos de siglos de historia.
También destaca la iglesia parroquial, una construcción del siglo XIV levantada en piedra labrada y de estilo gótico tardío. Los vecinos sostienen que se erigió sobre una antigua mezquita, aunque no existen documentos que lo confirmen.
Cañones y gargantas
Para los amantes de la naturaleza, el entorno ofrece un escenario privilegiado con el embalse de El Molinar, uno de los parajes más impresionantes de la Hoz del Júcar. Entre cañones, gargantas y densas masas forestales, el visitante encuentra un lugar ideal para practicar deportes de aventura y actividades al aire libre.
Entre el misterio de su pasado y la belleza de su paisaje, Villa de Ves se mantiene como un rincón único donde la historia y la naturaleza se funden a orillas del río Júcar.

