Para el 30 de noviembre se está organizando una manifestación en favor de los autónomos y las pymes para reclamar condiciones justas, reducción de cuotas, protección social… Aquí el que no corre, vuela y aparece Feijóo señalando que tiene un plan para no cobrar el IVA a los autónomos que no superen los 85.000 euros de facturación; (Discúlpenme por como lo voy a escribir para que ustedes le pongan el tonito y porque parece que es a quien se dirige este señor) PERDONA ¿se está usted poniendo unas medallas que se corresponden con la normativa europea y por la que van a multar a España a la voz de ya? Es una norma, de obligado cumplimiento, que debió entrar en vigor el 1 de enero de 2025 y que trae una sanción colectiva. Para ser más claros una multa que vamos a pagar todos los españoles. Idea suya, desde luego, no parece, no.
Está el planeta revuelto, y cuanto más revuelto más fácil colar desatinos, la propuesta del Chat Control para obligar a las plataformas a que permitan que se escaneen nuestros mensajes con la idea de proteger a los niños y detectar material relacionado con el abuso infantil. Bien, pues no me encaja con la idea de bajar la edad matrimonial para las niñas a 9 años en las comunidades musulmanas de Europa (ver U.K), no me encaja con la protección del borrado de datos del Fiscal General y su no banquillo que para lo que ha servido, eso sí, es para que toda España vea que la impunidad puede existir para los delitos según quien los cometa.
Creo que cuando la indignación supera el miedo, es porque el costo de callar se vuelve más alto que el de actuar y ese es el punto de quiebra social, un punto que no se anuncia, se gesta; se acumula y todo se transforma en silencio, lo que parecía resignación es rabia organizada. Es ira profunda y ahí, en ese punto en que el miedo deja de ser un freno, se vuelve gasolina y se rompe el equilibrio entre autoridad y obediencia.
Cuando el miedo deja de ser un freno, se vuelve gasolina y en ese instante se rompe el equilibrio entre autoridad y obediencia. Tomen nota Ayuntamientos, todos, la paz social no son palabras, son facilidades para los ciudadanos, accesos, seguridad con mayúsculas, sanidad, educación, derribar trabas y no luces de Navidad que desvirtúan su propio sentido. La Navidad está cargada de simbolismo, centrada en el nacimiento de Jesús y un pequeño periodo de reflexión, alegría y unión familiar. Poner las luces y decoraciones con mucha antelación diluye su significado porque rompe el ciclo litúrgico y la espera significativa (Adviento). Encender luces elimina la oscuridad simbólica y convierte la espera en una celebración prematura y prolongada, resta intensidad emocional y religiosa.

Las luces quizá respondan a estrategias comerciales, a enfocar las miradas en lo que realmente no importa y el precio es que la Navidad se transforma en un evento consumista, leía que cuando no encontramos significado en lo que hacemos en el día a día, el consumo puede ofrecer una descarga de dopamina que compensa esa falta de satisfacción real. No sé.
Sí sé que produce fatiga emocional y pérdida de magia, la costumbre, produce cansancio y el cansancio rebaja el valor que ponemos en las cosas. Yo sigo con mis tradiciones, el 8 de diciembre se ponen las decoraciones y el 7 de enero se quitan. Después de Reyes.
Existir contrargumentos, existen, pero no me convencen, dicen que la alegría se extiende pero yo pienso que se difumina, dicen que es solo decorado y no lo es, las luces son símbolos potentes de esperanza iluminan la oscuridad y usarlas fuera de contexto vacía de significado el tiempo, son sólo ruido luminoso.
Si existe un lenguaje universal que nos conecta a todos, ese es la música.
Amelia F. Fernández-Pacheco

