Recuerdos de agua y barro 365 días después de la DANA: Raúl y Aída, dos albaceteños en Valencia

Aída y Raúl, dos vecinos de Albacete en Valencia un año después de la DANA

El agua se quedó a dos escalones de la vivienda de Aída López, una albaceteña afincada en Catarroja (Valencia) durante la DANA, mientras que Raúl Gómez, un vecino de Albacete, se aferraba a un quitamiedos en la carretera para no ser arrastrado por el agua.

Como ellos, fueron muchos los que se aferraron a la vida durante la DANA para tratar de sobrevivir, algunos de ellos, procedentes de Albacete. Sin duda, una tragedia que sigue muy presente en Valencia, así como en Letur (Albacete) y Mira (Cuenca), pero también en todos los que la vivieron, cuya herida no ha terminado de cicatrizar.

El tiempo se paró aquel 29 de octubre en la zona cero de Valencia, en una tragedia que costó la vida a más de 200 personas. 365 días después de la DANA, son muchas las vidas que han cambiado de manera radical, ya que nada ha vuelto a ser lo mismo.

Foto: Cedida Aída López / Imagen de archivo

Raúl Gómez, comercial de Albacete en Valencia: “Angustia y colapso mental”

En el caso de Raúl Gómez, el albaceteño trabaja como comercial y aunque reside en Albacete capital, visita con frecuencia la zona de Levante. El trágico 29 de octubre de 2024, se desplazó hasta las localidades de Silla y Villareal en Valencia para visitar a unos clientes. A su regreso a Albacete por carretera, lo alcanzó la riada que inundó la zona.

Para salvar su vida, Gómez pasó cerca de 3 horas agarrado a un quitamiedos de la autovía para evitar ser arrastrado por el agua que lo arrasó todo en diversas localidades de Valencia. Hace junto un año, Raúl Gómez compartía con El Digital de Albacete que “la Guardia Civil nos dijo que nos agarrásemos al quitamiedos, que era la única manera de salvarnos la vida, y ahí pensé: ‘Hasta aquí’”.

Foto: Cedida

Ahora un año más tarde de aquel fatídico momento que ha dejado huella en el comercial de Albacete, Raúl asegura que ha podido salir de nuevo a la carretera, incluso ha regresado a aquel punto de la autovía que no olvidará. 365 días más tarde, Raúl todavía recuerda “la angustia y el colapso mental” de aquellas horas, tal y como manifiesta a El Digital de Albacete.

“Si llueve, me pienso dos veces salir a la carretera”

“No entendía por qué tuvimos que salir del coche y abandonarlos, fue dura la incertidumbre de no saber cuándo se iba a acabar y qué iba a pasar”, explica el de Albacete, y recuerda que “en ese momento solo miraba al cielo y rezaba para que no lloviese porque no sabía si el agua iba a seguir subiendo”.

Del mismo modo, el comercial albaceteño señala que “cuando fui consciente de todo lo que ocurrió te sientes afortunado porque se quedó, en mi caso, en un susto, y pude salvarme”, y apunta que ha podido regresar a su trabajo con normalidad, lo que requiere coger el coche y volver a la zona donde todo sucedió, y confiesa que ahora lo hace con más cuidado. “Cuando veo que dan lluvias o que voy a desplazarme a una zona donde puede haber precipitaciones fuertes se me ponen los pelos de punta”, asegura, y detalla que “cancelo reuniones antes de exponerme con el coche a la carretera con estas situaciones”.

“A raíz de esto estoy mucho más alerta”, asegura Gómez, que sostiene que “los que nos dedicamos a estar en la carretera constantemente nos enfrentamos a todo tipo de situaciones, pero ahora me lo pienso dos veces”. En la misma línea, confiesa que “cuando pasé por este tramo donde sucedió todo decidí pasar por el mismo sitio, recuerdo ver todavía los coches amontonados en los pueblos, y eso que habían pasado unos meses, pero me impactó muchísimo”.

Aída López, albaceteña en Catarroja: “He empezado de cero en otro sitio”

Aída López es una joven albaceteña, que aquel 29 de octubre residía en Catarroja. Tras la DANA que asoló diferentes localidades valencianas, Aída decidió mudarse a otro municipio. Hace 365 días, la joven compartía con El Digital de Albacete que el agua se quedó a tan solo dos escalones de su vivienda, ubicada en un segundo piso. A día de hoy, y tras la tragedia, Aída ha comenzado de cero en otra localidad junto a su pareja.

 “Vivo en un segundo piso, el agua se quedó a dos escalones de mi casa, y en la calle llegaba a la altura del balcón. La cantidad de agua era tal que tapaba las señales de tráfico”, aseguraba Aída en octubre de 2024 a El Digital de Albacete, y compartía que “en 5 minutos el agua alcanzaba la rodilla. Pensamos en ir a por el coche que estaba en la calle y veíamos a la gente correr a por sus vehículos”. “En lo que tardamos en ponernos las zapatillas, la calle se llenó y ya había un metro de agua”, señala. Esa noche, Aída y su pareja acogieron a sus vecinos de abajo, “nuestra vecina durmió en nuestra casa con su perrito y su hija, y también dos vecinos del primero, de 14 y 20 años, que no supieron nada de sus padres hasta el día siguiente. Su padre llegó prácticamente nadando a casa”.

Aída y su pareja / Foto: Cedida

Sobre aquellos días, Aída López recuerda una sensación general de “abandono”, que no se fue con el agua, ya que después llegó el barro. “En mi calle perdió la vida una persona porque los coches hicieron una especie de tapón, tardaron días en poder sacarlo de ahí”, manifiesta, y sostiene que “son necesarios más medios” a la hora de enfrentar este tipo de catástrofes.

«Cuando llueve me pongo histérica»

365 días más tarde, Aída ha cambiado su vida radicalmente y ahora vive en Játiva. “Tuve problemas para dejar mi casa de alquiler en Catarroja, conseguí dejarla en diciembre y me fui a Játiva a vivir”, explica, y manifiesta que “no teníamos luz, ni agua, no se podía vivir”. Aída López perdió su coche en la DANA y no fue hasta 4 semanas después cuando lo encontró en “una montaña infinita de coches, por dentro estaba destrozado y podrido”, recuerda, y señala que “gasté mis ahorros en otro coche porque lo necesitaba para trabajar y me lo compré de segunda mano, con 5 años de antigüedad. Luego salió una ayuda, pero para coches con 3 años de antigüedad, así que no opté a ella porque llegó después”.

El coche de Aída tras la DANA / Foto. Cedida

A día de hoy, Aída tiene claro que “si me compro una casa, no será ni un bajo, ni un primero, ni en una zona inundable”, asegura, y manifiesta que estas cosas se quedarán con ella para siempre. “A la mínima que llueve me agobio, y más si tengo que salir a la autovía, esa inseguridad ya la tienes”, indica. 

En la misma línea señala que “cuando llueve me pongo histérica”, y manifiesta que “en cuanto escucho la lluvia me asomo a la ventana con el miedo de que suba al agua”. 

/ Foto: Cedida

Como la de Raúl y Aída, son cientos las historias que ha dejado la DANA que asoló Valencia y que costó la vida a más de 200 personas. Una huella imborrable, marcada por el barro, difícil de superar por la crudeza de lo que vivieron.

Noelia López

Natural de Albacete, Graduada en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández. Experiencia en medios de comunicación como VIsión6, Es Radio y Telemadrid
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