En el silencio contenido de la sacristía de cualquier parroquia de Albacete, así como en la de la Catedral, el sacerdote encuentra un refugio que trasciende lo terrenal. Es un espacio donde la fe se desnuda de solemnidades públicas y se reviste de intimidad. Allí, entre las paredes que han escuchado plegarias secretas y confesiones del alma, el tiempo parece detenerse. La sacristía no es solo un ámbito de preparación litúrgica: es el corazón oculto del templo, donde el ministro conversa en silencio con Dios antes de salir al encuentro de su pueblo. Su atmósfera, perfumada por el incienso y la historia, invita a la contemplación, al recogimiento y a la pureza del propósito que sostiene cada misa.
En muchas de estas estancias, el arte se convierte en oración. Las manos anónimas que pintaron o esculpieron en ellas dejaron, sin saberlo, un eco eterno de belleza y devoción. Así ocurre en la Catedral de Albacete, donde la sacristía guarda tesoros que son testimonio de la fe hecha materia, de la belleza como camino hacia lo divino. No es un lugar destinado a los ojos de todos, y quizá por eso su encanto es aún mayor: un rincón sagrado donde la luz, tamizada por siglos de oración, se posa sobre murales que hablan al alma. Hoy, esa luz encuentra una nueva esperanza gracias al impulso que permitirá devolver su esplendor a las grisallas que la adornan, ya que el Gobierno de Castilla-La Mancha ha destinado 100.000 euros a la restauración de dichas grisallas de la sacristía de la Catedral de Albacete, que fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1982.

Visita de Carmen Olmedo a la Catedral de Albacete
La viceconsejera de Cultura y Deportes, Carmen Teresa Olmedo, ha visitado este templo, donde ha indicado que esta actuación se encuentra dentro de la conservación y rehabilitación de bienes pertenecientes al patrimonio cultural de Castilla-La Mancha y propiedad de la Iglesia Católica, según ha informado la Junta en nota de prensa.
La viceconsejera ha explicado que las actuaciones consisten en labores de limpieza con eliminación de barnice y repintes; la consolidación de los estratos intermedios y la protección temporal; la eliminación de materiales ajenos además del relleno con mortero. Asimismo, Olmedo ha indicado que se complementa con la reintegración pictórica y el barnizado final todo ello con una duración estimada de cuatro meses.

¿Qué es una grisalla y qué escenas representan estas de la Catedral de Albacete?
En la sacristía, las paredes se decoran con cinco grandes grisallas murales manieristas de autor anónimo, que representan la Consigna de las Llaves, el Calvario y la Predicación de Juan Bautista, en el paño frontal; María Magdalena ungiendo los pies a Cristo a la derecha y la Conversión de San Pablo en el paño de la izquierda.
Una grisalla manierista es una pintura realizada casi exclusivamente en tonos grises, con matices que imitan el relieve escultórico, como si se tratara de una obra tallada en piedra o mármol. Este recurso, característico del arte manierista de los siglos XVI y XVII, buscaba crear efectos de volumen y profundidad mediante la luz y la sombra, prescindiendo del color. En las sacristías y templos, las grisallas no solo eran un alarde técnico, sino también una expresión de espiritualidad contenida y elegancia sobria, que armonizaba con el ambiente de recogimiento propio de estos espacios sagrados.
La viceconsejera de Cultura y Deportes ha puesto de manifiesto el compromiso del Gobierno de Emiliano García-Page con la rehabilitación del patrimonio eclesiástico con más de cinco millones de euros de inversión.