Riópar (Albacete) atesora un importante patrimonio natural con los famosos Chorros en el nacimiento del Río Mundo, dejando una espectacular estampa de la que disfrutan sus vecinos y turistas. Un pueblo de Albacete que también cuenta con otro tesoro, más escondido y que no todo el mundo conoce.
Se trata de las Fábricas de Metales de Riópar, catalogadas como Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico. Un lugar que ha sido clave en la historia del municipio y también de la vida de sus habitantes, cuyo legado queda vigente sobre los pilares de estas fábricas, que hoy se pueden visitar.

Una historia “auténtica pero más desconocida”, tal y como señala Marta Vera, presidenta de la Asociación de Amigos de las Reales Fábricas de Riópar, que señala que el pueblo es “muy conocido por sus famosos Chorros pero se desconoce en profundidad la historia de las fábricas, que es muy interesante no solo a nivel municipal, sino a escala nacional e internacional”. Así, Vera sostiene que estas fábricas suponen “un hito histórico”, y detalla que fueron “las primeras capaces de producir zinc y latón de forma industrial en nuestro país”.
La historia «auténtica y desconocida» de las Fábricas de Metal de este pueblo de Albacete
Sobre los inicios de estas fábricas, Vera indica que “se fundaron en el año 1773”, es decir, “en plena revolución industrial”, y añade que “estuvieron en funcionamiento hasta 1996, casi 230 años”. El germen de esta industria en este pueblo de Albacete va ligada al nombre de Graubner, un ingeniero de origen austríaco, “experto en metalurgia e hidráulica que llegó a Madrid en 1760 aproximadamente, y que pronto nombraron como el primer maestro bombero, conocido como ‘Jefe de los Matafuegos’, y para apagar esos fuegos, precisamente, hacía falta construir bombas hidráulicas de latón”, señala, y explica que por este motivo, Graubner “dedicó todo su dinero personal a la fábrica, que estaba protegida por Carlos III”. En aquel entonces, este conjunto industrial localizado en Riópar se llamaba «Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz», ya que el ingeniero “se arruinó y fue el Ayuntamiento de Alcaraz el socio capitalista, y por eso llevan a este municipio como apellido”, tal y como indica la presidenta de esta asociación.

Así, Riópar no se entiende sin la historia de las fábricas, ya que han sido más de dos siglos trabajando en ellas, y alrededor de las mismas se configuró toda una población, por lo que en este pueblo no hay familia que no haya trabajo en las fábricas, o en algún servicio relacionado con las mismas. “Es una empresa muy longeva y por eso también ha sido declarado como Bien de Interés Cultural por su Conjunto Histórico”, mantiene Vera, que señala que “reunió a población al alrededor con una colonia industrial que creció a raíz de las fábricas y también modeló el territorio, el uso de los recursos naturales y el tipo de vida de la población, ya que también se dispusieron cerca los establecimientos necesarios como la Iglesia o los obradores”.
Casi dos siglos de funcionamiento en la provincia de Albacete
De este modo, argumenta que “se trata de un hito histórico que además cuenta con un importante patrimonio industrial tanto de inmuebles como talleres, viviendas o las centrales hidroeléctricas como patrimonio inmaterial asociado a las formas de vivir y de trabajar de las personas”. Un conjunto “muy valioso”, como señala Vera, que indica que cuenta con “toda la maquinaria antigua y herramientas, además de un archivo empresarial, tenemos cosas desde 1846 hasta el cierre de la fábrica en 1996”.

Así, no se puede hablar del recorrido histórico de este pueblo de Albacete sin mencionar sus fábricas de metal, ya que van de la mano, y no se entienden uno sin el otro. “La historia de la fábrica es la de la población”, asegura la presidenta de la Asociación de Amigos de las Reales Fábricas de Riópar, algo que se ha transmitido de generación en generación como legado y que hoy continúa presente en el municipio. “Todavía se sigue trabajando el latón y el bronce en Riópar”, asegura Vera.
Un legado presente en la actualidad
Un legado que continúa vivo en esta localidad albaceteña y que “pervive con el turismo asociado al patrimonio natural con el que cuenta Riópar”, indica Marta Vera, que manifiesta que “esta parte sigue atrayendo turistas que visitan el propio Calar del Río Mundo, pero también las fábricas, ya que su historia va de la mano, y el río explica el por qué de situar allí la fábrica, ya que está asociado a los yacimientos de calamina y a esos depósitos de cal”, por lo que “la visita a las fábricas es complementaria”.

Del mismo modo, Vera explica que “estamos esperando una obra y el techo de una de las naves se ha derrumbado”, y manifiesta que “es una pena porque al final es patrimonio que se pierde y luego cuesta recuperarlo”. Sobre la situación de esta nave destaca que “se trata de una obra de urgencia absoluta”, y manifiesta que “hoy esta nave está cerrada al público”, aunque el resto del conjunto se puede visitar.
Así, Riópar cuenta con este tesoro más allá de su paraje natural único y famoso, pero también guarda esta joya, quizá más desconocida, pero que cuenta con un valor incalculable que ha pasado de generación en generación como un legado que continúa presente en una población que creció alrededor de estas fábricas.