El rey de la vitola está en Albacete: «Jamás lo habría imaginado»

José Antonio Ruiz tiene una colección de más de 50.000 vitolas

En una habitación donde el tiempo parece haberse detenido, José Antonio Ruiz abre con delicadeza un viejo álbum. Dentro, miles de recuerdos en forma de anillas. Son las vitolas de puros, diminutas obras de arte que lleva 38 años recopilando con paciencia y pasión.  

Jose Antonio Ruiz, coleccionista de Vitolas de puro

Lo que comenzó como una simple curiosidad, se ha convertido en una de las colecciones más singulares de la provincia, un viaje a través de la historia, la cultura, y el diseño. “Mi suegro era un gran fumador de puros, y tenía algunas anillas guardadas en una caja. A mí me llamaban mucho la atención, así que todo mi afán era que me las regalara. Ante mi insistencia, su respuesta siempre era la misma, que cuando se muriera serían para mí. Yo siempre le decía que no hacía falta que pasara eso para que me las regalase, pero no le convencía. Un día, por esos avatares de la vida, entraron los ladrones a robar a su casa, y cuando llegamos estaba todo revuelto, y todas las vitolas por el suelo. Fue en ese momento cuando mi suegro recapacitó, y me dijo que cogiera todas las vitolas y me las llevara a mi casa, porque pensaba que igual algún día se las quitaban y no me las podía dar. A partir de entonces comenzó mi gran afición. Años más tarde, el Alzheimer comenzó a manifestarse en la vida de mi suegro, y mi mujer y yo nos fuimos a su casa para estar con él, y de paso ayudar a mi suegra. Yo llevaba mis anillas, y me ponía en una mesa por las tardes a ordenarlas y clasificarlas. Dentro de la lucidez que le quedaba a mi suegro, un día me dijo que jamás habría imaginado la gran colección que estaba montando a partir de las vitolas que él en su día me regaló”, recuerda. 

Jose Antonio Ruiz, coleccionista de Vitolas de puro

De Albacete al mundo, a través de las vitolas

A pesar de no ser fumador, José Antonio se convirtió en un apasionado de las vitolas. “Empecé a indagar, y a buscar toda la información posible, y me di cuenta de que había series de vitolas de muchos motivos, así que pensé en ir a un estanco a preguntar. Me acerqué al que estaba cerca de mi casa, en Avda. Isabel La Católica, que por aquel entonces era un estanco muy pequeño, y a través de ellos pude ponerme en contacto con otros coleccionistas. Gracias a eso descubrí que había una asociación a nivel nacional, y que en Albacete se juntaban algunos coleccionistas los domingos en el Pasaje Lodares. A partir de entonces empecé a cartearme con coleccionistas de todo el mundo, desde Cuba hasta Alemania, Italia, Bélgica, Francia, y de toda España, con los que hacía intercambios de vitolas. Todo esto es ahora mucho más fácil con la llegada de internet, pero en aquella época la única manera era por correo postal. Es verdad que hay una gran comunidad, y yo he hecho grandes amistades gracias a mi pasión por las vitolas”, celebra.  

Jose Antonio Ruiz, coleccionista de Vitolas de puro

Ha reunido más de 50.000 vitolas

José Antonio Ruiz lleva casi cuatro décadas rescatando vitolas, es presidente del ‘Grupo Vitolfilico del Sureste’, y ha reunido ya, con paciencia de coleccionista, más 50.000 piezas. “Al igual que existe el ‘Grupo Vitolfilico de Barcelona’, que es el más antiguo de España, y la ‘Asociación Vitolfilica de la Comunidad de Madrid’, nosotros montamos el ‘Grupo Vitolfilico del Sureste’, nacido en el año 2019, por la fusión de los grupos de Alicante y Los Llanos de Albacete. A través de esto tengo amistades de hace más de 30 años con gente de España y de todo el mundo. Una amistad que perdura, porque además intentamos juntarnos en algún punto, al menos una vez al año”, resalta. 

Jose Antonio Ruiz, coleccionista de Vitolas de puro

Una afición que abarca mucha cultura

En su casa tiene una habitación que es un híbrido entre archivo y museo. Allí, cada objeto parece hablar en voz baja: de fábricas, marcas legendarias, y diseños únicos. El ambiente, cargado de memoria, rinde homenaje silencioso a la historia cultural de las vitolas de puro. “Es una afición que abarca mucha cultura. Y es que, las vitolas pueden ser de muchos motivos, de literatos, reyes, Premios Novel, clubs sociales, Grecia, Roma, indios, fauna, temas militares, insectos, peces, flores, toros, países, o de cualquier cosa que se te ocurra, así que es un mundo fascinante. Las de las casas reales son las más llamativas, porque todas las grandes marcas, en los últimos del siglo XIX y principios del siglo XX, querían ser proveedores oficiales de las casas reales europeas, y por eso encontramos verdaderas joyas. La explosión de la litografía se puede ver a través del tiempo plasmado en el mundo de las vitolas con una calidad excepcional, con unos panes de oro que quitan el hipo. En realidad son auténticas obras de arte en un papel de 7×3 cm”, refleja.  

Jose Antonio Ruiz, coleccionista de Vitolas de puro

Las vitolas en España

Las vitolas suelen venir sobre todo de Cuba, Bélgica, Holanda, Alemania, Suiza, y aquí en España principalmente de Canarias, concretamente de La Palma o Tenerife. Ruiz explica que “muchos isleños, sobre todo de La Palma y Tenerife, emigraron en su momento a Cuba, y allí se relacionaron con el mundo del tabaco. Cuando volvieron, como el clima de Canarias es muy parecido al cubano, comenzaron a montar sus propias fábricas, que en algunos casos eran pequeñas, llamadas chinchales, y en otros casos fueron creciendo y se volvieron grandes empresas tabaqueras”, indica. 

David Galván, Diseñador Gráfico de La Palma, residente en Albacete/ Foto cedida

David Galván, diseñador gráfico natural de La Palma, y residente en Albacete, pone de relieve que “para entender el diseño de las vitolas en España nos tenemos que remontar al siglo XIX cuando llegan de Cuba a Canarias. A partir de ese momento empiezan a fabricar tabaco en La Palma, y ya en el siglo XX hay muchas fábricas, o chinchales, en las que utilizan estas vitolas para no mancharse los dedos al fumar, y para diferenciar de qué fábrica era cada puro. Las vitolas, desde el punto de vista del diseño, son muy llamativas, tienen unos colores muy marcados, sobre todo colores primarios, y se utiliza la litografía pura y dura. Al principio, en Canarias, estas vitolas tiraban mucho de la iconografía cubana, pero poco a poco, a medida que fueron apareciendo más fábricas, fueron introduciendo motivos regionales y geográficos. Por ejemplo, en partes de la Palma, como Punta Gorda o Garafía, se iban utilizando recursos gráficos de aquella zona para diferenciarse. Normalmente, las primeras vitolas en canarias se mandaban fuera, a imprentas alemanas, o a algunas de la península, hasta que tuvieron más volumen de trabajo y empezaron a aparecer las primeras imprentas que diseñaban e imprimían sus propias vitolas. A mí personalmente me gusta mucho diseñar Vitolas, y he tenido la suerte de poder hacerlo, sobre todo para bodas. Es algo que me trae muy buenos recuerdos, porque mi bisabuelo era purero, y tenía una fábrica de puros en La Palma que se llamaba ‘La Garantía’, y mi padre me ha contado mil historias de su época de niño jugando en aquel chinchal”, señala. 

Jose Antonio Ruiz, coleccionista de Vitolas de puro

Una colección muy gratificante

José Antonio comenzó su vida laboral en el concesionario de ‘Pegaso’ en Albacete, donde estuvo durante 20 años. Después trabajó en una fábrica de zapatillas de niño, para pasar luego al mundo de la hostelería, en el que acabó como encargado en el Bingo Astoria de la ciudad durante 11 años. “Antes no le podía dedicar mucho tiempo a mi colección, y solo podía hacerlo cuando volvía del trabajo, así que simplemente las iba guardando, y clasificando en los pocos ratos libres que tenía. Ahora, desde que me jubilé, le dedico mucho tiempo a la colección, y es muy gratificante. En el mundo de las vitolas no hay un catálogo oficial, como en el mundo de los sellos o el de las monedas, y eso me da mucha libertad a la hora de gestionar mi propia colección. A mí personalmente me gusta ir clasificándolas en álbumes, y acompañarlas con información sobre ellas. La colección es grande, pero la bibliografía que tengo también lo es, porque considero que es importante que los coleccionistas tengamos mucha información de lo que nos gusta. Hago siempre un proceso de investigación sobre las vitolas que van cayendo en mis manos, y voy incluyendo en el álbum, al lado de cada una de ellas, algo de su historia, de la fábrica, de la saga tabaquera a la que pertenece, o incluso alguna anécdota”, aclara. 

Inauguración de exposición de vitolas de José Antonio Ruiz en 1990/ Foto cedida

Hace muchos años, en 1992, José Antonio pudo exponer su colección, que por aquel entonces era mucho más pequeña. “Fue en el Ateneo de Albacete y lo recuerdo con mucho cariño.  Ahora, 23 años después, me encantaría volver hacer una exposición con todo el material que he ido consiguiendo a lo largo de estos años. Me gustaría dar a conocer el apasionante mundo de las vitolas a todo el mundo, pero sobre todo a la gente más joven, para que se anime a coleccionar, porque es una afición muy bonita que se está perdiendo, y eso me da mucha pena”, concluye. Desde Albacete, entre álbumes y recuerdos, José Antonio mantiene viva una afición que ya pocos conocen. Sus vitolas son más que una colección, es una pasión que nunca se apaga.

Modesto Colorado

Comunicador y cantante de Albacete. Más de 20 años de experiencia en medios de comunicación, especializado en información y reportajes de ámbito cultural.
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