María del Señor y su padre, Antonio del Rey, quien fue hace años utillero del Albacete Balompié y es muy conocido en la ciudad, regresaban de hacer la compra en Albacete en la mañana de este martes, 14 de octubre, cuando vieron un sobre negro en el suelo. Al abrirlo se llevaron la sorpresa, «está lleno de dólares», pues en su interior, tal y como indica la propia María del Señor a El Digital de Albacete, había, nada más y nada menos, que «1.500 dólares».

Padre e hija hallaron el sobre, sin dueño aparente, entre la calle Lepanto y la calle Rosario de Albacete. Además del dinero, en el interior del mismo había “un recibo del dinero con los datos personales de la dueña”, tal y como traslada María del Señor a El Digital de Albacete.
Llamada a la Policía Local de Albacete
Sin dudarlo, tanto Antonio como María del Señor decidieron devolver ese dinero a su dueña. “Llamamos a la Policía Local de Albacete y mandaron una patrulla para recogerlo y llevárselo a su dueña”, explica María del Señor, mientras añade que “les dije que me gustaría entregárselo personalmente”.

1.500 dólares devueltos a su dueña en Albacete
Un pequeño gesto, de esos que confirman que todavía existen las personas buenas en el mundo. “La Policía le dijo a esta mujer que habían encontrado su dinero, quedamos en la Jefatura de la Policía Local de Albacete y se lo devolví en persona”, sostiene María, y destaca que “la dueña estaba muy agradecida porque esa misma noche salía de viaje con su hijo, y ya no contaba con ese dinero”, y es que para entonces, la dueña ya lo había dado por perdido.

La honestidad de estos vecinos de Albacete
“Fui clara y muy honesta; me podría haber quedado con ese dinero”, aclara María, que asegura que “mi conciencia para dormir por las noches está muy tranquila devolviéndolo, porque yo no soy así y no habría estado tranquila si me lo hubiera quedado”.

Así las cosas, esta es una historia con final feliz, que ha quedado con la promesa de escribir un nuevo capítulo: el de quedar a tomar algo a la vuelta del viaje con la dueña del dinero, en agradecimiento por este sencillo pero generoso gesto que tuvieron María y su padre, un gesto que evidencia que todavía queda gente buena en el mundo.