Adhara, la bebé milagro que nació en Albacete con 23 semanas y 600 gramos: «Nos dieron el pésame»

Hoy, tras 140 días en la UCI, la pequeña gran guerrera prematura se prepara para regresar a casa

Cuando el 1 de junio nació Adhara en Albacete, los médicos no fueron optimistas. «La ginecóloga nos dio el pésame directamente», recuerda Raquel García, su madre, con la serenidad de quien ha vivido al borde del abismo y ha logrado regresar. La bebé vino al mundo con apenas 23 semanas de gestación -al límite de lo que la medicina considera viable-, tras un embarazo que terminó mucho antes de tiempo. Pesó 600 gramos y midió tan solo 31 centímetros. Su supervivencia era, según los sanitarios, casi imposible. Pero la pequeña tenía otros planes.

Raquel y Fernando Vázquez, vecinos de Riópar (Albacete), no han soltado su mano ni un solo día. Desde mayo, cuando Raquel ingresó con contracciones leves en el hospital de Hellín, su vida cambió por completo. «Nos dijeron que estaba de parto, que las posibilidades de sobrevivir eran mínimas, pero que si queríamos luchar, debían trasladarnos a Albacete. No lo dudamos ni un segundo», relata a El Digital de Albacete.

La pequeña después de cuatro meses en la UCI / Foto: cedida

Fue entonces cuando comenzó un camino incierto y durísimo. El tercer día de vida, Adhara fue operada por una perforación intestinal. Después vendrían un derrame cerebral, una sepsis grave y una infección en la sangre que la puso al borde de la muerte. «Incluso en la UCI nos dijeron que nos preparáramos para lo peor. Pero ella seguía luchando. Siempre hemos creído que había venido para quedarse», cuenta su madre. 

Una montaña rusa de emociones

La pequeña ha pasado 140 días en la UCI Neonatal del Hospital General de Albacete. «Al principio fue un shock, luego una montaña rusa de emociones», dice Raquel. Durante semanas, Adhara vivió conectada a máquinas, con una bolsa para evacuar, intubada y sin poder salir de la incubadora. «Ha habido momentos muy críticos, tres meses que ha estado en la cuerda floja», destaca.

Raquel y Fernando dejaron su casa en Riópar y se instalaron como pudieron en la capital albaceteña, encadenando alquileres de corta duración. «Ha sido muy difícil estar lejos de casa, pero no nos íbamos a separar de nuestra hija». Durante este tiempo, han contado con el apoyo constante de su familia y amigos. «Mis padres y mi hermana han venido cada semana. Todo el mundo se ha volcado con nosotros», explica ella.

El milagro de Adhara

Según cuenta, en el equipo de la UCI Neonatal no se tiene constancia de que otro bebé nacido tan prematuro en el hospital haya logrado sobrevivir. Adhara ha desafiado todas las estadísticas médicas. «Nos lo dijo una enfermera, que ha habido otros bebés de 23 semanas, pero no lo han logrado. Ella es un milagro», asegura.

Por fin, a finales de agosto, Raquel y Fernando pudieron cogerla en brazos por primera vez. «Fue increíble. Después de tres meses viéndola en la incubadora, intubada, sin poder tocarla apenas… no nos lo creíamos».

Raquel y Fernando con Adhara / Foto: cedida

Hoy, Adhara sigue necesitando oxígeno y aún lleva puesta una sonda, pero los médicos aseguran que no tiene secuelas graves. «Nos han explicado que al nacer tan pronto sus pulmones no se desarrollaron del todo, pero irá madurando con el tiempo. Tendrá una vida completamente normal».

Un camino que transforma

«Con ella hemos crecido todos», confiesa Raquel. «Nos ha hecho más fuertes y nos ha enseñado a luchar». Ahora, la familia se prepara para volver al pueblo y comenzar una nueva vida junto a su hija, esta vez fuera del hospital. «Estamos deseando estar en casa, hacer vida con ella y no depender ya de visitas médicas constantes».

El futuro está lleno de esperanza. Aunque todavía quedan pasos por dar, Adhara es ya una historia de superación que ha conmovido a todo el personal sanitario del hospital. «Han sido increíbles, cercanos, profesionales, volcados 24 horas con nuestra hija. Sin ellos, nada de esto habría sido posible», subraya Raquel. 

La vida, en 600 gramos

Cada vez que Raquel y Fernando miran a su hija, recuerdan los días en que se les dijo que no sobreviviría. Pero Adhara -su nombre, de origen árabe, significa «flor»- ha florecido contra todo pronóstico. «Cuando nos dijeron que estaba fuera de peligro, sentimos una mezcla de alegría y miedo. No nos lo creíamos del todo. Pero ahora sabemos que nuestra niña está bien, que lo ha conseguido».

Porque hay historias que merecen ser contadas. Porque hay bebés que nacen para enseñarnos que, a veces, la vida cabe en 600 gramos y 31 centímetros. Y aún así, puede con todo.

María López

Nacida en Albacete (1996). Graduada en Periodismo por la Universidad de Castilla-La Mancha. He pasado por Cadena SER, Castilla-La Mancha Media y El Español.
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