Querido paisano:
Aqui estamos de nuevo. Finalizado el Camino de Santiago con éxito y sin ampollas reseñables, te escribo desde lo alto del que fuera tu hogar hace cientos de años, para informarte que lamentablemente de lo tuyo no hay novedades. Todo sigue parado y bien parado, que dijo aquel del bigotillo fino. Y es que parece que hay cosas que nunca cambian.
No sé si te habrás enterado que desde mi última misiva, nuestro querido alcalde ha movido ficha y se ha decidido por fin a echar un remiendo al edificio que albergó en su día al Ateneo Albacetense. Pero no lances las campanas al vuelo, que no se trata de devolverle el esplendor que debe tener la cuarta institución de este tipo más antigua de España. Por desgracia para todos los que pensamos que edificios de este tipo deben ser mimados por la administración titular, más allá de la simple protección administrativa, las actuaciones que se pretenden llevar a cabo en el número diez de la Calle de la Feria no pueden llegar a catalogarse ni siquiera como de chapa y pintura, porque a tenor del presupuesto, 35.000 eurillos, de lo que va la cosa es de parchear un poco por aquí y otro poco por allá. Nada más.
Lo que más me llama la atención, es que alguien como nuestro apreciado alcalde, tan crítico, ácido y malhumorado en su momento con anuncios similares que protagonizaron otras corporaciones municipales, tildándolas a las primeras de cambio y a bote pronto de ocurrencias, fuegos de artificio o cortinas de humo, ahora se pase el día pregonando a los cuatro vientos paupérrimas inversiones como la del Ateneo, o presumiendo de la próxima construcción de un nuevo polideportivo en la ciudad, más concretamente en los barrios de Cañicas-Imaginalia. Eso si, con los mejores estándares de calidad y seguridad y que contará con la versatilidad suficiente para adaptarse a diferentes usos. Lo que traducido al Román paladino, viene decir que dispondrá de una sola pista polideportiva divisible con un pequeño graderío, vestuarios y aseos más bien escasos, al menos a mi entender, mientras que muchas de las instalaciones deportivas existentes continúan arrastrando las deficiencias denunciadas una y mil veces por usuarios y trabajadores, sin que desde el despacho rectangular de la Casa Consistorial se mueva o se ordene mover ficha. Por no hablar del arreglo de los ejidos del Ferial largamente demandado por Tirios y Troyanos, y que según me cuentan quien sabe de estas cosas, poco menos que se ha visto obligado a tomar cartas en el asunto muy a su pesar. Y es que no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Ni peor ciego que el que no quiere ver, porque hay que estar ciego y sordo para hacerse el don Tancredo y no posicionarse en contra de las desafortunadas referencias al bando vencedor de nuestra infausta guerra civil con su generalísimo al frente, proferidas en el Pleno municipal por un miembro del dúo tránsfuga de la ultraderecha, olvidando que en una guerra entre hermanos nadie gana y todos pierden algo, principalmente la vida, la dignidad o la vergüenza y algunos hasta la memoria, porque tiene bemoles aplaudir y ensalzar a quienes se sublevaron y se alzaron en armas contra el gobierno democráticamente elegido en las urnas. Claro que igual nuestra primera autoridad local no está por la labor de retirarles el saludo a quienes le garantizan la mayoría suficiente en los asuntos plenarios, a fin de cuentas para eso les paga religiosamente la nómina a fin de mes como si no hubieran hecho nada reprochable, políticamente hablando, se entiende.
Lo cierto y verdad, es que de memoria RAM nuestro apreciado alcalde tampoco debe de andar muy sobrado. Fue ganar las elecciones y apagar el ordenador donde tenía anotadas y subrayadas en amarillo fosforito, todas y cada una de las acusaciones con las que señaló machacónamente con el dedo de la sospecha a la corporación anterior y que la Justicia, para alegría de unos y desesperación de otros, ha ido desmontando una tras otra. Resoluciones que no han debido de ser plato de gusto para el demandante ‘popular’, al no apreciarse ningún tipo de actuación ilegal en la adjudicación del túnel de luz de la Navidad, ni en la contratación del personal de apoyo para la llegada de la Vuelta Ciclista a España a nuestra ciudad, ni ya puestos, en ningún otro asunto que tanta polvareda levantase en su día. Tanto todo para nada, que escribió el poeta Pepe Hierro.
Imagino que ante tamaño varapalo y con la idea de minimizar pérdidas, desde la planta noble de la Casa Consistorial, la pléyade de asesores que le susurran y aconsejan en voz bajita al oído, habrán decidido tejer una tupida malla de olvido a su alrededor, y no decir ni pío de todo aquello que ocupó titulares de prensa por doquier en los meses previos a la cita con las urnas, y que como el gran Houdini escaparon de la escena la misma noche electoral y jamás se supo, hasta que la magistratura, algunos meses después ha dictado su parecer. Solo de esa forma tan sibilina de hacer mutis por el foro, se puede entender que nuestro aguerrido alcalde continúe acudiendo al Ayuntamiento tan campante y como si no hubiera pasado nada. A no ser claro, que se sintiera transportado hasta 1945 y emulando a Michael Corleone pensase que detrás de su actuación no se escondía nada personal, tan eran solo negocios. Negocios que enturbiaron sobremanera la cita electoral perjudicando a los demandados y beneficiando claramente a los demandantes, aunque el tiempo haya puesto a cada uno en su lugar, sin que se haya escuchado el más mínimo arrepentimiento ni disculpa alguna por tan torticero proceder, que eso está muy feo aunque se trate de pecados veniales.
Está claro que aquello de la disputa justa ha quedado relegada al baúl de los recuerdos de tiempos pretéritos, por mucha sonrisa profidén que se luzca ante propios y extraños.
PD. Desconfía de quien utiliza malas artes contra otro para obtener ventaja en una contienda, quizás el próximo que pruebe dicha medicina seas tú.


