Cuando murió su madre en marzo de 2024 a causa de un cáncer en las vías biliares, el albaceteño Álex Martínez supo que tenía que encontrar una forma de canalizar todo ese dolor. Así nació el reto ‘6 Superhalfs en un año contra el colangiocarcinoma’, doce meses de carreras por Europa que han culminado este domingo con la media maratón de Cardiff. El objetivo ha sido concienciar sobre este tumor poco conocido y recaudar fondos para la asociación ATUVIBI, que apoya a pacientes con esta enfermedad.
El colangiocarcinoma es un tumor que afecta a los conductos biliares. Se diagnostica tarde, cuando las opciones de tratamiento ya son muy limitadas. En España se registran cerca de 2.500 casos al año, y otros 6.500 pacientes con cáncer hepático podrían estar relacionados con él. Su incidencia es baja -6 casos por cada 100.000 habitantes-, pero su mortalidad es alta, convirtiéndolo en una de las enfermedades oncológicas más agresivas y menos conocidas.
Para Álex, este ha sido un reto «muy emocionante y muy gratificante» a nivel personal. «Me considero un verdadero afortunado por haber podido despedir a mi madre en cada una de estas carreras. Digamos que ha sido una forma de duelo, un camino para transformar la ausencia de mi madre en presencia. En cada una de las carreras se me saltaban las lágrimas, y el sentimiento de satisfacción era brutal», explica el joven a El Digital de Albacete.

Seis carreras en un año
Este desafío deportivo consistió en correr las seis medias maratones más importantes de Europa en solo un año: Valencia, Lisboa, Praga, Berlín, Copenhague y Cardiff. Algunas etapas, como las carreras de Praga y Berlín, fueron «apoteósicas» para Álex, ya que se celebraron el mismo fin de semana. «Tenía que correr en Praga el sábado y en Berlín el domingo, y en cuanto acabé la carrera en Praga, prácticamente sin ducharme, corrí en autobús hasta llegar a Berlín», recuerda.
En cuanto a la dificultad, «la más dura fue la última, en Cardiff, porque tenía unas molestias en el peroneo y a partir del kilómetro ocho me empezó a doler una barbaridad», señala Álex, quien tuvo que parar a estirar pero finalmente logró cruzar la meta. Lisboa, sin embargo, es la que le dejó el recuerdo más especial. «Fue súper gratificante y lo que conecté con mi madre fue brutal. Prácticamente sentí que ella me iba empujando en cada kilómetro», añade con emoción.
El reto no solo ha sido físico, sino también solidario. «Nos marcamos una meta de recaudar 1.000 euros para ATUVIBI y para la investigación de los tumores de vía biliar, y gracias a la generosidad de tantas personas, esa cifra ha sido superada y hemos conseguido reunir más de 3.500 euros», destaca Álex, agradecido por el apoyo recibido.

«Lo intentamos todo para salvarla»
Para Álex, médico residente en Albacete, el cáncer no era una novedad en su familia. Su madre había superado años atrás un tumor cerebral, cuando él comenzaba la carrera de Medicina. Pero en 2022 llegó el segundo diagnóstico, esta vez de colangiocarcinoma, con un pronóstico mucho más oscuro. «Fue un proceso muy duro. Intentamos todo. Tratamientos, ensayos clínicos, segundas opiniones… Pero no pudimos hacer nada», confiesa con tristeza.
La parte «buena», según dice, fue que su madre «siempre fue muy buena enferma». «Sus mejores amigas no supieron que tenía cáncer hasta dos semanas antes de morir. No lo quería decir, hizo su vida completamente normal hasta que ingresó», explica Álex.
Durante la recta final de la vida de su madre, el albaceteño se encontraba estudiando para el examen MIR. Tras aprobarlo en enero de 2024, pudo dedicarle dos meses completos hasta su fallecimiento en marzo. «Fue un regalo inesperado. Pude estar solo con ella, sin obligaciones, solo compartiendo tiempo. Ese privilegio marcó también el inicio de este proyecto», recuerda con cariño.
Un antes y un después
Esta experiencia ha marcado un antes y un después en su forma de ejercer la medicina. «Esta vivencia ha cambiado mi manera de entender la profesión. Me ha hecho más empático, más atento al paciente, más consciente de lo que hay detrás de cada uno», afirma con convicción.
Él mismo reconoce que los pacientes oncológicos le han enseñado mucho: «Paradójicamente, son los más amables, los que menos se quejan, y los que más ayuda necesitan. Hoy, gracias a todo esto, los escucho de otra manera».
Además, el reto y la experiencia de pérdida le han ayudado a encontrar un nuevo equilibrio personal. «Ahora disfruto más del presente, del ahora. Al final no sabes lo que te va a deparar la vida, y esto te hace saborear más ciertas cosas que a lo mejor en otros momentos no disfrutabas tanto», reflexiona.

Nuevos proyectos
Aunque este ciclo se ha cerrado con la meta de Cardiff, Álex ya piensa en nuevos proyectos. Está inscrito en la Maratón de Valencia de diciembre, si su lesión en el peroneo se lo permite, y ya trabaja en un nuevo reto solidario para 2026, también en colaboración con ATUVIBI.
«No puedo contar mucho todavía, pero la idea es seguir concienciando, seguir ayudando. Si esta experiencia ha servido para que alguien se sienta acompañado, para que alguien descubra que no está solo, entonces ya ha merecido la pena», concluye, con la esperanza intacta.
En cada zancada, en cada ciudad y en cada línea de meta, Álex no solo ha corrido por su madre, sino también por todas las personas que hoy enfrentan este tipo de cáncer en silencio. «Ha sido una forma de seguir caminando con ella», dice.
Su reto ha sido más que deporte o solidaridad. Ha sido amor en movimiento, duelo transformado en presencia y un testimonio valiente de cómo, incluso en la pérdida, uno puede encontrar caminos para sostener, inspirar y acompañar a los demás.