Una de las frutas más refrescantes que cada año nos regala la época estival es sin duda el melón. Se trata de un producto con ADN manchego con el que poder elaborar refrescantes postres repletos de sabor, pero que también mezclado con jamón se convierte en una de las elaboraciones preferidas por muchos y que combina a la perfección con el dulzor de esta fruta.
Como decimos, el melón destaca por su versatilidad y funciona de maravilla tanto en platos salados como dulces. Pero si además se trata de melón de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Melón de La Mancha supone otorgar un punto de calidad inigualable nuestras recetas, tanto las más tradicionales como las más innovadoras.

¿Cómo llegó esta fruta a Castilla-La Mancha?
El conocido como melón ‘piñonet’ o ‘piel de sapo’ es uno de los cultivos sociales hortícolas característico de la comarca natural de La Mancha, particularmente de la zona nororiental de la provincia de Ciudad Real, en la que su cultivo constituye un buen complemento para las explotaciones familiares agrarias, cuyo ingresos proceden principalmente de la viña y los cereales.
Sobre la llegada de esta reconocida fruta a Castilla-La Mancha, que atribuye su introducción y cultivo en nuestra tierra a los árabes. En concreto, las referencias más antiguas al respecto, aparecen recogidas en el ‘Tratado Agrícola’ de Ibn Bassal al-Tulaytubí. Se trata de un personaje histórico, discípulo de Ibn Wafid, visir de Yahya ben Ismail al-Mamún, que reinó con el nombre de Yahya I al-Mamún en los reinos taifas de Toledo (1043-1075) y Valencia (1065-1075).
El vínculo de este producto en nuestra región puede acreditarse por la inclusión del Melón de La Mancha en el Inventario Español de Productos Tradicionales. Un documento elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y fechado en 1996.

Las particularidades que hacen único al Melón de La Mancha
Los melones amparados por la IGP Melón de La Mancha son la variedad botánica sccahrinus, de los cultivos ‘piñoet’ o ‘piel de sapo’, en cualquiera de sus variedades comerciales, destinados a su venta en estado fresco a los consumidores. En concreto, las localidades de Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, Daimiel, Herencia, Las Labores, Llanos del Caudillo, Manzanares, Membrilla, Puerto Lápice, Socuéllamos, Tomelloso, Valdepeñas y Villarta de San Juan, comprenden la zona de producción de los melones de la IGP Melón de La Mancha.
Se trata, principalmente, de la zona natural de La Mancha, en la que predomina la llanura. Y es que, es precisamente este factor uno de los que más favorece el cultivo de los melones IGP Melón de La Mancha en esta zona de la región, ya que cuenta con una altura media entre los 500 y los 700 metros.
Los terrenos en los que se localiza este tipo de cultivo son poco profundos, tratándose de tierras de labor de no más de 35 centímetros de profundidad y escasa fertilidad. Pero además de estas condiciones, también son campos que reúnen bajos niveles de materia orgánica y cuentan con PH elevados. Son terrenos particularmente arenosos o franco-arenosos, muy permeables y altamente mineralizados en los que se realiza el cultivo de la IGP Melón de La Mancha. De este modo, también cabe resaltar que se trata de una zona de la región con un clima frió y seco, lo que también favorece este tipo de cultivo.

Todas estas condiciones edafoclimáticas otorgan al producto unas propiedades cualitativas en cuanto al tamaño, color, el escriturado de la piel y la conformación externa de los frutos; la textura y la fibrosidad de la pulpa. Desde el punto de vista sensorial, los melones aparados bajo esta IGP destacan por el dulzor, la jugosidad y la escasa fibrosidad de su carne.
La cosecha del melón comienza con la corta, que serializa de forma manual. Además, la frecuencia de recolección varía de dos a tres veces por semana, con tiempo cálido, a una vez por semana cuando el tiempo es más frío. La recolección se inicia a mediados de julio y finaliza en octubre.
El calibrado del Melón de La Mancha está determinado por el peso de cada fruta, comprendido siempre entre los 1,8 y 4 kilos, indicando desde la IGP que el peso del melón más grande de la caja no superará en más del 30% el peso del más pequeño. Además, dependiendo de su calibre, los melones amparados por la IGP Melones de La Mancha se acondicionarán y presentarán a la venta en envases de madera, cartón y/o envases Green Box, máximo de 120 kilos.
En cada palet, integrado por producto suministrado por un productor o varios, existirá una etiqueta de trazabilidad que permita identificar al productor de trazabilidad que permita identificar al productor que haya suministrado los melones, las parcelas de origen y la fecha del envasado. Además, se especifica que el etiquetado de los melones deberá incluir la mención de IGP Melón de La Mancha y, opcionalmente, la marca de conformidad de la entidad de certificación de producto perteneciente a la estructura de control.

Melón de La Mancha, un producto con IGP
Un producto con IGP, se trata de un producto originario de un lugar determinado, una región o un país, que posea una cualidad determinada, una reputación u otra característica que pueda esencialmente atribuirse a su origen geográfico, y de cuyas fases de producción, al menos una tenga lugar en la zona geográfica definida.
Castilla-La Mancha posee una gran oferta agroalimentaria de calidad diferenciada, reconocida a través de las distintas Indicaciones Geográficas Protegidas. Durante los últimos años el número de IGP ha crecido, resultado de todo el esfuerzo del sector, contando actualmente Castilla-La Mancha con 9 IGP, entre las que se encuentra la IGP Melón de La Mancha. Esta distinción nos indica que el producto es originario de una región, de un lugar determinado o de un país y que posee una cualidad determinada que pueda atribuirse a dicho origen geográfico.

Campo y Alma, un sello de calidad en Castilla-La Mancha
Campo y Alma es una marca de garantía que permite distinguir los productos agroalimentarios que se producen, elaboran o transforman en el territorio de Castilla-La Mancha y que están acogidos a una denominación de origen protegida o indicación geográfica protegida. Se trata de una herramienta de calidad que ayuda al consumido a identificar los productos castellano-manchegos.
Precisamente son campo y alma dos términos que definen a la perfección a Castilla-La Mancha. Y es que nuestra tierra es una región donde la agricultura, la ganadería y la industria alimentaria tienen un peso fundamental en la economía, ya que forman parte del ADN de Castilla-La Mancha. En la conocida como tierra de Don Quijote, la importancia del medio rural es fundamental para el mantenimiento de la población en sus municipios, y es que quienes residen en estas zonas sienten su actividad como algo especial y ponen su corazón en sacar adelante sus producciones.
La Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha lanzaba Campo y Alma, una marca de garantía creada para aportar valor al trabajo de los agricultores y ganaderos de la región y, por tanto, también a sus productos. Se trata del único distintivo en España que identifica solamente a los alimentos y bebidas amparados por la Denominación de Origen Protegida (DOP) o la Indicación Geográfica Protegida (IGP), tratándose de una marca cuyo objetivo es llegar de manera directa al consumidor que identifique los productos que ampara.
Miel, queso, vino, cordero o aceite se encuentran entre la amplia variedad de productos que se identifican con la marca Campo y Alma. Y es que, se trata de una amplia variedad de productos, entre alimentos y bebidas, los que se encuentran amparados por alguna figura de calidad diferenciada en Castilla-La Mancha.
