Caminar hacia modelos de movilidad sostenible no es una opción, es un ejercicio de responsabilidad y compromiso con los tiempos que vendrán y las generaciones que nos sucederán.
Además, ahora tiene el respaldo de la Ley, pues esta semana fue aprobada en el Congreso de los Diputados casi de forma unánime la Ley de Movilidad Sostenible, con el respaldo de 174 votos a favor y tan solo cuatro abstenciones. Un dato que no debemos pasar por alto, en este tiempo en el que el consenso y el acuerdo, que deberían ser dogma en política, son la excepción, esperanzadora, pero una excepción.
Su amplio respaldo también será clave para su cumplimiento por todas las administraciones. Especialmente los ayuntamientos, que serán, al fin y al cabo, los responsables de incentivar y promover soluciones sostenibles en sus ciudades, priorizando la movilidad activa y el transporte público colectivo. Pues el fin último es avanzar en la transformación de la ciudad de los coches a la ciudad de las personas.
En Albacete tenemos el mejor ejemplo de los beneficios que reporta este cambio. Durante el pasado mandato municipal conseguimos convertir la principal arteria de la ciudad, la Calle Ancha, por la que circulaban más de 8.000 coches, en un espacio para la ciudadanía, en el que cada día, ahora, pasean casi 10.000 personas.
Fue la respuesta a un anhelo vecinal que ha estado presente en la acción política de todos los alcaldes y alcaldesas socialistas desde los inicios de la democracia. Desde José Jerez hasta Carmen Oliver, pasando por los Gobiernos de Salvador Jiménez, Carmina Belmonte, Manuel Pérez Castell o el que tuve el honor de presidir.
Hoy es una magnífica realidad, como lo es también la Ley de Movilidad Sostenible, que permitirá a España acceder a fondos del programa europeo Next Generation, que contemplan inversiones por valor de 10.000 millones de euros, para que nuestras ciudades se adapten mejor a las necesidades de movilidad y transporte de la ciudadanía y a los retos del siglo XXI: la sostenibilidad, la digitalización y la cohesión social y territorial.
Por primera vez, la Ley reconocerá la movilidad como un derecho de toda la ciudadanía. Esta deberá ser accesible e inclusiva, de tal manera que las administraciones trabajarán de forma coordinada para garantizar la parada del transporte urbano en todos los municipios actualmente atendidos por las concesiones estatales. Además, la norma protege la financiación estatal al transporte urbano.
En segundo lugar, reconoce una movilidad limpia y sana. El transporte es responsable del 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero en nuestro país, por lo que urge avanzar en la descarbonización del sector para cumplir con los compromisos internacionales y contribuir a mejorar la calidad del aire. Precisamente, durante el anterior mandato municipal trabajamos para que Albacete fuera una de las ciudades españolas con una mejor movilidad sostenible y un aire saludable, ampliando las redes ciclistas urbanas y en mejores condiciones.
También se apuesta por un sistema digital e innovador, que permitirá disponer de información sistematizada del funcionamiento del sistema de transportes y movilidad para diseñar las políticas públicas. De esta forma, se garantiza la participación de todas las administraciones con competencias en esta materia apostando así por un sistema de cogobernanza.
El cuarto pilar de la Ley apuesta por invertir al servicio de la ciudadanía y mejorar la calidad de las decisiones de gasto en transporte y movilidad, así como una mayor participación pública, con el objetivo de asegurar la rentabilidad socioambiental de todas las actuaciones. Fue durante la pasada Corporación Municipal cuando acometimos una ambiciosa obra de rehabilitación integral y mejora de las instalaciones de la Estación de Autobuses de Albacete, encaminada a modernizar y dinamizar esta infraestructura y su entorno, mejorando con ello la eficiencia energética y también estética con una considerable mejora abriendo la estación a la ciudadanía.
El gobierno de España ha demostrado su compromiso y convicción para avanzar en la senda de la movilidad sostenible. Hemos iniciado el trayecto, el respaldo mayoritario para la Ley era la primera etapa. De la capacidad de todas las administraciones para aplicarla dependerá que alcancemos nuestro destino: ciudades con una reducción importante de la contaminación ambiental; una mejora sustancial de la salud pública, pues no hay nada como caminar o usar la bicicleta para combatir el sedentarismo, reduciendo así el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular y mejorar nuestra salud mental; atenuaremos la congestión del tráfico en nuestra ciudades; supone un ahorro para las economías familiares; minoramos nuestra dependencia de combustibles fósiles, se impulsan sectores económicos con alto valor en innovación y tecnología; y apostamos por una mayor equidad y accesibilidad, pues la movilidad sostenible debe diseñarse también para que nuestras ciudades sean accesibles para que las podamos disfrutar todas las personas que vivimos en ellas.
En definitiva y en la línea que defendió al frente del gobierno de la ciudad a la que tanto quiso, mi buen amigo y referente, Manuel Pérez Castell, nos permitirá sanar y cuidar el ‘alma’ de nuestras ciudades, el lugar en el que vivimos y del que, en gran medida, dependen nuestro bienestar y felicidad.
Emilio Sáez, diputado del PSOE en el Congreso y secretario general de la Agrupación Municipal Socialista de Albacete.
 
				

