Si hay un momento esperado por todos los valencianos ese es la celebración de las Fallas. Como antesala de estos intensos días, elpasado sábado 27 de septiembre, ante más de 12.000 espectadores, el recién inaugurado estadio Roig Arena fue el escenario de un evento histórico para la ciudad de Valencia: la Elección de las Candidatas a Falleras Mayores de Valencia 2026. Un gran espectáculo sin precedentes, en el que la confección del vestuario del ballet tuvo un papel protagonista, creado por el diseñador de Albacete, Edgar Molina.

300 trenzas de gasa de seda y 200 horas de trabajo para homenajear a las mujeres pescadoras de El Palmar y el 775 aniversario de la Comunidad de Pescadores. Joan López, director creativo del evento, contactó con el taller del albaceteño Edgar Molina para compartirle su visión artística. La conexión fue inmediata, por lo que el diseñador aceptó el reto y creó cinco vestuarios exclusivos para las bailarinas que acompañaban el acto de apertura que levantó al público en una ovación cerrada.

Inspiración: la Albufera como alma escénica
La ceremonia empezó con una obertura, con una banda sinfónica en directo, inspirada en uno de los paisajes más emblemáticos de Valencia: el lago de la Albufera. Sus aguas, que reflejan los atardeceres más puros de la ciudad, sirvieron de lienzo para una coreografía poética. Las bailarinas se integraban con la escenografía como si fueran parte de una red de pesca flotando al ritmo del viento.

El vestuario, diseñado por Edgar Molina, ha sido elaborado con más de 300 trenzas de gasa de seda en tonos tierra, chocolate, gris, ocre y berenjena, y evocaba la riqueza cromática del entorno natural. Una red tejida a mano moldeaba las siluetas de las bailarinas, mientras las capas les otorgaban una ligereza etérea. Fueron necesarias más de 200 horas de trabajo y un número incontable de puntadas a mano para lograr un conjunto final cargado de sensibilidad y simbolismo. Un homenaje a las mujeres pescadoras de El Palmar, cuya comunidad fue creada en septiembre de 1250, conmemorándose esa noche su 775 aniversario.

Un encargo muy especial vinculado a Valencia
Tras la emocionante obertura que puso en pie a las 12.000 personas del Arena mientras ondeaba la bandera de la Valencia sobre una duna del lago, el espectáculo continuó con una cabalgata que homenajeaba las fiestas y tradiciones más representativas de Valencia. Una de las escenas más emotivas fue la dedicada a San Vicente Mártir, patrón de la ciudad. Para la ocasión, el atelier de Molina diseñó y confeccionó una dalmática de damasco granate, enriquecida con pasamanerías doradas, símbolo de solemnidad y tradición.

Este encargo marcó un punto de inflexión para el diseñador de Albacete, reconocido por su trabajo en alta costura y vestidos de novia. Un reto que lo sacó de su zona de confort y le permitió explorar nuevas formas de expresión artística.

El diseñador albaceteño ha hecho historia en la ciudad de Valencia puesto que es la primera vez que aparece un niño vestido del patrón mártir. “Sí que existe la tradición una tradición teatral antiquísima en vestir a niños de San Vicente Ferrer y representar teatralmente algunos misterios en altares, pero nunca antes se había representado al otro San Vicente. He recibido muchas felicitaciones de amigas de la fiesta vicentina en la ciudad”, explica Molina.

Próximos pasos: moda, emoción y tradición
Este proyecto especial quedará grabado en la memoria de Edgar Molina y su equipo. Actualmente, el diseñador se prepara para cerrar la temporada de novias 2025 y para otro encargo profundamente personal: ya que ha estado trabajando mano a mano con su hermano, el matador de toros José Fernando Molina. El diseñador y el torero, han soñado juntos el traje goyesco que el matador lucirá en su próximo compromiso profesional en la ciudad de Zaragoza, nada más y nada menos que el Día de la Hispanidad, el próximo 12 de octubre. “Una vez más, la moda se convierte en un lenguaje de identidad, emoción y pertenencia”, añade el diseñador albaceteño.

