Con la llegada del otoño toca vuelve la rutina en Albacete. Así, con la llegada de septiembre los escolares de la capital albaceteña han regresado a los colegios, al igual que los profesores y el resto de la comunidad educativa, que regresa a la actividad lectiva para afrontar el nuevo reto que supone cada curso escolar.
Una de las figuras que forman parte de la comunidad educativa y que cuidan de ella desde la sombra es la de los conserjes de los colegios e institutos, ya que además de realizar las labores propias que requiere este tipo de trabajo, algunos todavía residen en las casas de los colegios destinadas a vivienda para estos trabajadores.

Muchos albaceteños recordarán a los conserjes de sus respectivos centros educativos y aquella puerta que daba acceso a la conocida ‘casa del conserje’. Unas viviendas que han ocupado durante años estos trabajadores, y que están destinadas a albergar una segunda vida como parte del colegio, tras la jubilación de los conserjes, tal y como ha ocurrido en el Colegio Castilla-La Mancha de Albacete capital.
Cuatro décadas en este colegio de Albacete
Este año los alumnos y profesores del Colegio Castilla-La Mancha de la ciudad echarán de menos a Pepe Rodenas, quien puso punto y final a su trayectoria laboral con el pasado fin de curso tras cuatro décadas entre las aulas de este colegio de Albacete.
Así, Pepe Rodenas comparte con El Digital de Albacete que “todavía hay colegios que mantienen la vivienda, pero el plan es que conforme se vayan jubilando estas personas, las residencias pasen a formar parte de las dependencias del colegio”, que es lo que ha sucedido en el caso de este centro educativo de Albacete, cuyo espacio ha sido reutilizado tras ser durante años la casa de Pepe y su familia. Del mismo modo, indica que “lo mismo ha sucedido en el Colegio San Antón, puesto que mi compañero también se ha jubilado”. Igualmente, Pepe asegura que “hay otros colegios que todavía mantienen esa vivienda”.

Lo cierto es que la historia de Pepe Rodenas como conserje del que ha sido su colegio durante 40 años comenzó en el año 1985. “Previamente estuve un año en el Colegio San Juan, que es actualmente el Colegio La Paz”, recuerda, y señala que de ahí “me cambié al colegio que por entonces se llamaba Cardenal Talavera, sabía que iba a haber un edificio nuevo con vivienda, y empecé allí”. “Ese primer año recuero que hicimos la mudanza y el traslado al colegio Castilla-La Mancha. El día que llegué el colegio todavía estaba en obras”, apunta. De aquello hace más de cuatro décadas, en las que Pepe se ha convertido en el engranaje perfecto para que todo funcionase perfectamente. Así, Rodenas ha conocido a generaciones y generaciones de alumnos, pero también de profesores, convirtiéndose sin duda en el alumno más antiguo del colegio.
Vivir en un colegio en Albacete
Así, sostiene que el hecho de que los colegios cuenten con una residencia es fundamental ya que “hay una familia que está permanentemente en el centro”, explica Pepe Rodenas, y manifiesta que “en los patios escolares siempre ha habido cierto conflicto; había gente que se colaba para hacer deporte, pero por experiencia sabemos que nos hemos encontrado con restos de botellón, preservativos, incluso en alguna ocasión hemos recogido jeringuillas, lo cual es una barbaridad”. Del mismo modo, sostiene que “el hecho de dotar a los colegios de una vivienda no fue un capricho de nadie, sino que es un servicio, en mi opinión, fundamental en el colegio”. “A mí, como a muchos compañeros, nos ha llamado la Policía de madrugada y hemos tenido que salir en busca de gente, incluso pisando nieve en el patio”, sostiene, y asegura que “eso lo he hecho yo y todos mis compañeros”.
Asímismo, Rodenas explica que su situación, tras haber vivido cerca de 40 años en el colegio es habitual. “Lo normal es que cojamos un colegio y no nos cambiemos, hay pocos cambios”, sostiene, y asegura que “es síntoma de que estamos totalmente integrados en el centro, y de que se valora nuestro trabajo”.

Un homenaje «apoteósico»
En la misma línea, comparte con El Digital de Albacete sus últimos días en el Colegio Castilla-La Mancha. “Me hicieron un homenaje que fue apoteósico”, explica, y manifiesta que “participó toda la comunidad educativa”. “La directora me llamó al último rincón de uno de los patios con una excusa y cuando volví, había un pasillo infinito de profesores, padres y alumnos. En el hall estaban los alumnos más mayores y más pequeños, que cantaron una canción que la profesora de música, María Dolores Sanz, había compuesto para mí”. Además, confiesa que también se sucedieron varios homenajes de este tipo en diferentes días, dentro y fuera del centro junto a sus compañeros.
Sobre su profesión, Pepe Rodenas confiesa que “también llevamos a cabo la tarea de mantenimiento del centro, por lo que sé donde está desde el último ladrillo al último tornillo”, y explica que “nuestro trabajo es que todo funcione a la perfección desde que se abre la puerta del centro”. Del mismo modo, sostiene que de alguna manera “somos el alma mater del colegio porque en cierta manera somos la persona más cercana a la comunidad educativa”. Así, comparte entre risas que “cuando le preguntan a los niños más pequeños quién es el director, muchos de ellos, de manera orgánica, dicen que el conserje”.

Del mismo modo, manifiesta que “tenemos una faceta, de la que nunca presumimos, pero estoy convencido de que en cierta manera también educamos; los niños son esponjas y nosotros también estamos ahí día tras día”. Así, asegura que todos los grupos que componen la comunidad educativa “me han respetado, pero también me han sabido querer”.
Así, Pepe Rodenas, apostó hace más de cuatro décadas por su trabajo como conserje. “Acababa de dejar mis estudios de ingeniería y aunque había bastante oferta de trabajo en aquel momento, me decidí por presentarme a una oposición, salió la de conserje y me presenté con la idea de estar unos años y si no me gustaba dejarlo”, confiesa. Unos años, que se convirtieron concretamente en 41, fiel a su colegio Castilla-La Mancha donde ha visto crecer no solo a los alumnos, sino también a los profesores que han ido y venido. Así, Pepe Rodenas se ha convertido, sin duda, en el alumno más antiguo de este colegio de Albacete.

