El telar antiguo de los Rosa: pasión en la sangre de esta familia de un pueblo de Albacete

Los hermanos Rosa son la quinta generación de su familia que teje en el taller de su telar de forma artesanal

En una de las calles de Casas de Lázaro se encuentra un taller que respira artesanía, cultura, raíces y mucho folclore. Se trata del telar de los hermanos Rosa, dos artesanos que han heredado la pasión por el telar de su padre, Eustaquio Rosa Auñón, quien da nombre al taller. Así, los hermanos Rosa, Sergio y Eustaquio, son actualmente, nada más y nada menos, que la quinta generación de artesanos de su familia. Así, los hermanos Rosa se han criado en el telar y llevan la pasión por este oficio en la sangre con orgullo.

Se puede decir que Sergio y Eustaquio son una especie de guardianes del legado familiar, que reside en el telar de su padre, Eustaquio, del cual salen cientos de refajos de manchega, una de sus prendas estrellas, que son verdaderas obras de arte.

Taller Hermanos Rosa / Foto: Cedida Sergio Rosa

Un taller donde la artesanía, el folclore y las tradiciones conviven en un mismo espacio, donde pervive el arte de tejer como hacían nuestros antepasados en la provincia de Albacete, cuidando cada detalle y realizando cada paso a mano, tal y como se hacía tradicionalmente.

Tradición, arte y mucho folclore en este telar tradicional en este pueblo de Albacete

Los refajos que salen del taller de los hermanos Rosa son verdaderas obras de arte, elaboradas con “un proceso completamente artesanal”, tal y como explica Sergio Rosa a El Digital de Albacete, que señala que “hacemos piezas únicas, y como piezas únicas que son pueden considerarse arte”. “Cada refajo es diferente y tratamos de no repetir modelos, aunque algunos los llevamos fabricando cerca de 50 años, los clásicos por excelencia; aunque también los hacemos personalizados”, sostiene.

El trabajo artesanal de los hermanos Rosa es completamente “a la antigua”, como explica Sergio, que destaca que se sienten “muy orgullosos de mantener la tradición y la forma de tejer como hace varios siglos”. “No hay nadie en la provincia, ni en la región, ni en España, que trabaje como nosotros; hay telares más modernos pero los nuestros son bastante antiguos y vivimos exclusivamente de ello, aunque hemos diversificado y también hacemos algo de moda y decoración”, detalla.

Taller Hermanos Rosa / Foto: Cedida Sergio Rosa

El motor de estos artesanos pasa por “el folclore”, como señala Rosa, y esa pasión por realizar estas joyas como antiguamente. “Seguimos el mismo sistema de tejeduría que antaño, no mecanizamos absolutamente nada”, explica, y manifiesta que “nos sentimos muy orgullos de mantenernos igual y sobrevivir de este modo”.

El legado familiar presente en cada puntada de estos artesanos de Albacete

Lo cierto es que la pasión de Sergio y Eustaquio viene de lejos, incluso más allá del legado familiar que les ha otorgado su padre, ya que se trata de una labor que ha pasado de generación en generación a través de los siglos. Así, los hermanos Rosa son, nada más y nada menos, que “la quinta generación que nos dedicamos a esta labor, que tengamos documentado”, como comparte Sergio. Eso sí, cabe destacar que Casas de Lázaro tiene en su escudo “como emblema una lanzadera, una herramienta que va de un extremo a otro del telar y que es fundamental para tejer, y data del siglo XIV, por lo que la tradición en mi pueblo es muy grande para que pusieran esta herramienta como emblema de la localidad”. Por este motivo, indica que “seguramente el legado venga de muchas generaciones atrás”.

Antiguamente en este pueblo de Albacete se tejía para “autoabastecimiento y en cada casa había un telar aunque no se comercializaba”, concreta el artesano, que señala que en la trayectoria de su familia, “mi padre, Eustaquio, fue el primero en comercializarlo y vivir de esto”. Así, “en la década de los años 60”, Eustaquio puso en marcha el taller al que hoy sigue acudiendo todos los días aunque sea para hacer una visita, ya que ahora son sus hijos Eustaquio y Sergio los que sacan adelante el trabajo cada día.

Taller Hermanos Rosa / Foto: Cedida Sergio Rosa

Así, en los años 60, Eustaquio puso en marcha el taller y lo adoptó como forma de ganarse la vida. “Le costó hacer del telar una profesión”, asegura Sergio, que señala que “nuestro producto estrella son los refajos, y en esa época fue cuando se estaban fundando los grupos de folclore y coros y danzas, por lo que nos especializamos en eso porque antiguamente era la prenda menos fabricada, se tejían más cortinas, mantas traperas, alfombras, colchas o alforjas, quedando un poco relegado el refajo”.

Y con este ‘boom’ de los grupos de folclore, el refajo pasó de esa posición discreta a ser el producto estrella del telar de los Rosa. “Ni el 5% de lo que tejía mi abuelo eran refajos, sin embargo, mi padre todo lo contrario”, explica, y señala que “empezamos a trabajar en los grupos de folclore que salían también a festivales a otras ciudades y pueblos y gracias al ‘boca a oreja’ hoy hacemos refajos para toda España”.

Taller Hermanos Rosa / Foto: Cedida Sergio Rosa

Sergio y Eustaquio son la quinta generación de artesanos de su familia

En cuanto al relevo generacional, Rosa señala que en el mundo de la artesanía el legado va de “generación en generación por herencia familiar”, y explica que “estoy muy orgulloso de hacer lo que hago y mantener la tradición, queremos que no se desvirtue el trabajo y hacerlo exactamente de la misma manera que hace 200 o 300 años”. Paradójicamente, Rosa manifiesta que “ahora, que es cuando más trabajo tenemos en la historia, no tenemos una generación que venga a continuarlo”. Y es que uno de los problemas con los que se encuentran los artesanos en la actualidad es precisamente el relevo generacional, que aunque por tantas manos han pasado, ahora es complicado que una nueva generación recoja el testigo. “En este momento trabajamos para muchos lugares, aunque nuestra punta de lanza es Castilla-La Mancha y por supuesto, Albacete”, asegura, e indica que “tenemos un mercado mucho más extenso de lo que tuvo mi padre y es cuando mejor funciona el negocio, sin embargo, los hijos de mis hermanos tienen su vida encaminada, y por mi parte, tengo una hija pequeña, que podría ser nuestra esperanza porque le gusta mucho el folclore”.

Taller Hermanos Rosa / Foto: Cedida Sergio Rosa

“A veces reflexionamos sobre en qué hemos podido fallar para que no venga la siguiente generación, y hemos llegado a la conclusión de que el error es no haber convivido dentro del taller como lo hicimos nosotros, que nos hemos criado aquí”, explica, y manifiesta que “el taller está debajo de la casa de mis padres y nosotros cuando volvíamos del colegio pasábamos siempre antes al taller que a casa. Además, mi padre siempre nos ha ido intentando ‘picar el gusanillo’ invitándonos muchas veces a tejer”. “Me da un vuelco el corazón pensar que este legado puede acabar conmigo”, confiesa.

Estos últimos años ha tenido lugar una tendencia general a conectar con las raíces, poniendo en valor las tradiciones y costumbres de cada pueblo. “Se ha puesto un foco en la artesanía que esperamos que no se quede en una moda”; señala, y explica que “como artesanos creemos que nuestro trabajo está formado por pequeñas obras de arte, podemos elaborar piezas únicas y exclusivas”. Eso sí, el artesano pone en valor, que en cierto modo, cuando una pieza se va, un trocito de él también se va con la pieza, ya que llevar a cabo este tipo de trabajos también lleva implícito poner en cierto modo, el alma en cada pieza. “El estado de ánimo que tiene cada uno a la hora de tejer se ve plasmado en el refajo”, asegura Rosa, que sostiene que “cuando trabajas con las manos, se refleja tu estado de ánimo”. En esta línea, asegura que “nosotros trabajamos dando golpes al telar y cuando vas fuerte a trabajar, se nota en la forma en la que aprietas la tela y el ánimo también se nota en los colores que eliges”, y destaca que “puedo reconocer perfectamente los refajos que he hecho yo, al igual que mi padre y mi hermano reconocen rápidamente los suyos porque también ponemos nuestra creatividad”.

Taller Hermanos Rosa / Foto: Cedida Sergio Rosa

Las visitas

Eustaquio Rosa, padre de Sergio y Eustaquio y cuarta generación del legado familiar de los Rosa, tiene actualmente 88 años y aunque ya no trabaja en el telar, eso no impide que todos los días haga alguna que otra visita al taller porque esa pasión por este arte permanece intacta. “Pasa todos los días por el taller y está pendiente para ver si en algún momento le dices que se ponga a tejer, porque tiene ese ‘mono’ y esas ganas intactas”, asegura Sergio Rosa, que explica que su padre no tiene problema a la hora de ponerse a tejer algunos refajos sencillos. “El gusanillo no se va, sigue intacto y mi padre está por el telar siempre dando una vuelta, hay veces que pasa 4 ó 5 veces al día y siempre lo tenemos por aquí. Es algo que me encanta y que también me da mucha tranquilidad y mucha paz”, sostiene.

Taller Hermanos Rosa / Foto: Cedida Sergio Rosa

El trabajo de Eustaquio y Sergio es el reflejo de la pasión de al menos cinco generaciones de artesanos y también parte de la tradición de todo un pueblo. “Estoy muy orgulloso de lo que hago por continuar con el legado familiar y de hacer lo que hago por nuestra cultura, raíces y tradiciones”, explica Rosa, que asegura que “soy el pequeño de los hermanos y en parte siento esa responsabilidad de que el legado continúe”.

Por el momento, Eustaquio y Sergio continúan tejiendo a mano, como se ha hecho toda la vida y manteniendo vivo un legado familiar que sigue intacto a pesar del paso de los años y que ha sobrevivido de generación en generación, cuidando con mimo cada detalle y poniendo en valor la esencia de la tradición y el folclore en cada una de sus puntadas.

Noelia López

Natural de Albacete, Graduada en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández. Experiencia en medios de comunicación como VIsión6, Es Radio y Telemadrid
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