Un trabajador de Correos ha denunciado este martes la situación «insostenible» que vive la plantilla en Albacete capital, señalando directamente a la empresa como responsable del deterioro del servicio postal. Según ha explicado a El Digital de Albacete, la dirección estaría ordenando marcar como ‘ausente’ numerosos envíos y notificaciones, incluso «sin haber realizado los intentos de entrega obligatorios». Un procedimiento que, de confirmarse, «podría suponer falsedad documental», ha advertido.
Tras la publicación de varias informaciones en este periódico sobre las quejas de vecinos por entregas fallidas en distintas urbanizaciones de Albacete, han sido numerosos los mensajes recibidos. Entre ellos, destaca el testimonio de un empleado de Correos en la ciudad que ha accedido a relatar una realidad que, según asegura, es mucho más «grave» de lo que se percibe desde fuera. El Digital de Albacete ha comprobado que efectivamente se trata de un trabajador de Correos, el cual quiere permanecer en el anonimato ante posibles represalias.
«El envío ni sale de la oficina»
Este trabajador insiste en que, en muchos casos, ni siquiera es el cartero quien marca al destinatario como ‘ausente’, sino que «es el propio jefe de Correos quien pone ‘ausente’ directamente desde la oficina» debido a la «falta de personal». «Muchas veces la gente ve al cartero pasar y dice: ‘Si ha estado aquí y no me ha dejado el envío’, y al poco le llega un mensaje como que está ‘ausente’. Pero ese envío se ha liquidado en Correos. Muy pocas veces el cartero lo lleva encima», asegura.
El origen del problema, señala, es estructural: «Hay una muy mala gestión. Falta personal y hay un absentismo muy grande. Muchas veces una persona tiene que hacer el trabajo de tres, y eso es imposible. Este verano, por ejemplo, donde tenía que haber tres carteros había uno, y cada día tenía que pasar por una sección».
Notificaciones que no llegan
Donde más crítica resulta la situación es en las notificaciones oficiales (multas, requerimientos, sanciones…), documentos que pueden tener consecuencias legales o económicas. En estos casos, el protocolo exige dos intentos de entrega en distintos momentos, siendo el segundo por la tarde. Sin embargo, según denuncia este trabajador, «muchas de estas notificaciones se marcan como ‘ausente’ sin realizar ninguno de los dos intentos».
«Hay barrios enteros donde no se llevan las notificaciones. Supuestamente se deja un aviso, pero eso es ilegal. Va un cartero por la mañana, y el segundo intento se tiene que hacer por la tarde en los tres días siguientes. Muchas veces no se hace. Y los avisos, si no hay quien los lleve, terminan en la basura. Están pasando cosas muy graves últimamente», subraya.
Geolocalización
Este trabajador asegura que todas estas prácticas podrían demostrarse «con facilidad», ya que las PDA (dispositivos digitales de reparto) registran cada movimiento del cartero, incluyendo la geolocalización, la hora y el estado del envío. «Todo lo que yo digo se puede demostrar, pero tiene que ir la Guardia Civil a hacer el volcado de ordenadores», afirma.
«Las pruebas están, porque está todo digital. Cuando un cartero va con un paquete, se sabe si le ha dado a ‘ausente’ allí o no. Se puede saber si se ha liquidado el envío en la calle o se ha hecho desde la oficina», detalla. «Por ejemplo, si va un informático y descarga los datos, se ve cuándo entra el paquete en Correos, cuándo se da de alta, cuándo sale a reparto y si se liquida un minuto después. En la PDA queda grabado todo», añade.
Estas prácticas no solo incumplirían el procedimiento interno de Correos, sino que podrían tener consecuencias legales. «El propio convenio colectivo de Correos recoge que falsear datos intencionadamente es falta muy grave y puede suponer el despido. En el caso de notificaciones oficiales, incluso puede conllevar cárcel por falsedad documental», denuncia.
Los trabajadores, al límite
El testimonio también apunta a que la presión de la empresa recae sobre los trabajadores, que a menudo acaban asumiendo responsabilidades que no les corresponden. «Lo que me choca es que parece que la empresa pone los medios y es el cartero el que no quiere trabajar, pero en la mayoría de los casos no es así», afirma.
Además, alerta de una plantilla cada vez más desmotivada y al límite: «Cada vez vamos a peor. Cada vez hay más absentismo, más gente que no puede más… Y la única solución es la baja. En vez de contratar, el trabajo recae sobre el resto, y la gente se desmotiva».
El testimonio concluye con una frase contundente: «Esto es una vergüenza, pero pasa en toda España».

