Así nació la Feria de Albacete: «El Recinto se construyó en tan solo 33 días»

Tomás Sánchez, profesor de Historia, ha relatado en redes sociales la evolución de esta gran fiesta

Aunque la Feria de Albacete ya ha terminado, algunos albaceteños siguen pensando en ella. Es el caso de Tomás Sánchez, profesor de Historia y usuario de la red social X bajo el nombre @TomasSmar, que ha publicado un hilo en el que repasa el origen y la evolución de esta fiesta, de Interés Turístico Internacional. 

«Tras más de 2 años sin nuevos hilos y pese al triunfo de la IA por aquí, ya cerrada la Puerta de Hierros, vuelvo con un hilo cargado de la nostalgia típica de estos días entre los albaceteños», escribe al comenzar. A partir de ahí, va hilando un relato que combina datos históricos, curiosidades y reflexiones personales.

Una feria agrícola

Según cuenta el docente, las primeras ferias en Albacete datan del siglo XIV, cuando el señor de Villena, dos Juan Manuel, «estableció varias fechas sin autorización real». Estas reuniones comerciales atraían a mercaderes valencianos y fueron «fundamentales en el desarrollo y repoblación de la villa».

Con la concesión del título de villa en 1375, se documentó ya la existencia de una feria en la actual calle Feria. A lo largo de los siglos, las celebraciones tuvieron altibajos, pero fue en 1710, con Felipe V, cuando se dio un paso decisivo. Según explica, el monarca concedió a Albacete una Feria Franca, libre de impuestos, «agradeciendo nuestra humilde ayuda en la Guerra de Sucesión», en contraste con Chinchilla, que apoyó al bando austracista.

Desde entonces, la Feria se celebró en septiembre en honor a la Virgen de los Llanos, y durante un tiempo se realizaba en la Dehesa donde fue hallada su imagen. Pero las tensiones entre autoridades civiles y franciscanos por el control del evento llevaron, en 1783, al traslado definitivo al casco urbano, donde se construiría el Recinto Ferial.

El Recinto Ferial, símbolo único

Sánchez destaca que el Recinto se levantó «en tan solo 33 días» y se convirtió en un caso excepcional: «una de las pocas ferias en España e incluso en el mundo con un recinto exclusivamente para la Feria».

Desde entonces, el espacio ha ido creciendo. «Ya hace siglos se nos quedaba pequeña», comenta. Elementos icónicos como la Puerta de Hierros (1863), el Templete modernista de Daniel Rubio (1912) o el rediseño de Julio Carrilero en 1944 han configurado el aspecto actual del Recinto. También menciona el característico Pincho, que en su origen era simplemente «un remate de hierro señalando la entrada».

De lo comercial a lo festivo

Con el paso de los siglos, la Feria fue abandonando su función agrícola para convertirse en lo que conocemos hoy. «España y el mundo irían cambiando, y de su mano lo haría la Feria», señala. Casetas, atracciones, puestos de comida y ambiente festivo fueron sustituyendo poco a poco a los intercambios comerciales, sin que se perdiera del todo el trasfondo económico.

Esa transformación propició su reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional en 1980 y Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2008, justo antes del III Centenario de 2010, que Sánchez califica como «feria particularmente especial».

¿Por qué del 7 al 17?

Sobre las fechas, Sánchez responde a dos preguntas frecuentes: ¿por qué empieza el día 7? ¿Y por qué acaba el 17? Señala que, aunque la festividad de la Virgen de los Llanos es el 8 de septiembre, «los albaceteños no nos aguantábamos» y ya desde el día anterior comenzaban las celebraciones. Esa costumbre popular acabó convirtiéndose en tradición oficial con la cabalgata del día 7.

En cuanto al final el día 17, explica que, aunque no siempre fue así, «las ganas que teníamos de Feria (y el dinero que nos daba) hicieron que se fueran aumentando los días hasta los 10 actuales desde 1853».

En la parte final del hilo, Sánchez deja paso a la emoción. «La Feria es mucho más que historia», afirma, «es tradición, cultura, música, gastronomía, artesanía, atracciones y reencuentros». Añade que es una fiesta de «los niños, de los jóvenes y de los más mayores». «La Feria es acogedora y abierta, un reflejo de la ciudad, una seña de identidad. Es hogar y es casa», concluye.

María López

Nacida en Albacete (1996). Graduada en Periodismo por la Universidad de Castilla-La Mancha. He pasado por Cadena SER, Castilla-La Mancha Media y El Español.
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