La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha lanzado su previsión para el otoño en Castilla-La Mancha, y el panorama no es alentador. Según ha informado, se espera una estación más cálida y seca de lo habitual, especialmente en el este de Albacete, el noreste de Guadalajara y el este de Cuenca.
Así lo ha adelantado este jueves el delegado territorial de la AEMET en Castilla-La Mancha, Luis María Bañón, que ha comparecido en rueda de prensa para detallar el informe del comportamiento del verano.
En cuanto a las lluvias, Bañón ha explicado que se prevé un otoño seco en gran parte de la región, lo que podría agravar aún más el déficit hídrico arrastrado desde el verano. En el resto del territorio, la probabilidad de precipitaciones se reparte de forma equitativa entre los tres escenarios posibles (normal, seco o húmedo).
Sobre las danas, el delegado territorial ha advertido de que «no hay indicios actualmente», aunque ha indicado que es «posible» que se den durante el otoño. Eso sí, solo pueden preverse «con dos o tres días de antelación».
Un verano de récords
La previsión otoñal llega tras un verano que ha sido el segundo más cálido de los últimos 65 años en Castilla-La Mancha, únicamente superado por el de 2022. Bañón ha sido contundente: «Parece como si el clima realmente hubiera cambiado. Los valores registrados ya no parecen corresponderse con estas zonas».
Desde el 1 de junio al 31 de agosto, la temperatura media en la región fue de 25,8 ºC, con una anomalía de +2,3 ºC respecto al promedio. En el caso de las temperaturas máximas, se alcanzaron los 34,2 ºC de media, el segundo valor más alto desde 1961.
Albacete, entre las más afectadas
En este contexto, Albacete y Ciudad Real destacan especialmente, ya que registraron la media mensual más alta de su serie histórica. En Cuenca, Guadalajara y Toledo, aunque las temperaturas también se dispararon, quedaron ligeramente por debajo de las de 2022.
En Albacete capital, donde el umbral de ola de calor se sitúa en 37,4 ºC, se vivieron episodios prolongados de altas temperaturas: del 28 al 30 de junio, del 15 al 18 de julio, del 10 al 12 de agosto y del 15 al 18 de agosto.
Picos extremos
Los días más abrasadores del verano fueron el 16 y 17 de agosto, cuando se superaron los 43 ºC en localidades como Almadén y Puebla de Don Rodrigo (Ciudad Real), así como en Oropesa y Talavera de la Reina (Toledo).
En cambio, las temperaturas más bajas se registraron en Nerpio (Albacete) los días 3 y 4 de junio, con mínimas por debajo de los 4 ºC. También el 29 de agosto, en Salvacañete (Cuenca), se alcanzaron mínimas de hasta 5 ºC.
En cuanto a las lluvias, el verano tuvo un carácter pluviométrico seco a nivel regional, con una media de 35,8 l/m², lo que representa solo el 76% del valor normal. Sin embargo, Guadalajara y Albacete escaparon parcialmente de esta sequía, con un comportamiento normal en cuanto a lluvias.
La conclusión de la AEMET es clara, y es que el clima en Castilla-La Mancha está cambiando. Las temperaturas extremas se repiten, las lluvias escasean y la región -con Albacete como uno de los focos más afectados- se enfrenta ya a los efectos de este nuevo escenario.