Un susto mayúsculo se vivió ayer en la plaza de toros de Albacete durante la lidia del primer toro de la tarde, cuando el astado arremetió con violencia contra el caballo y acabó derribando al picador, hermano del maestro Espartaco.
En la embestida, el animal empotró al picador contra las tablas y, en medio del tumulto, la puya salió despedida con fuerza hacia el callejón. El proyectil metálico, que podía haber causado graves consecuencias entre los presentes, fue atrapado en el aire por un monosabio de la cuadra del Pimpi y Luisma Garrido, apoderado de Alejandro Peñaranda, quien reaccionó con reflejos decisivos. Garrido logró sujetar el palo, evitando que impactara en alguno de los profesionales o aficionados situados en la zona.
El incidente, que pudo convertirse en una desgracia, quedó finalmente en un susto gracias a la rápida intervención. La tensión en los tendidos fue evidente, recordando lo estrechamente que conviven la épica y el riesgo en los ruedos.
El objetivo de Nestor Robaina captó la secuencia:














